Visión central necesaria para servir a la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8315-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El verdadero indicio de si nosotros vivimos en el espíritu no tiene que ver con lo que proclamamos, sino con que expresemos o no nuestras opiniones. Si no tenemos opiniones cuando visitamos una localidad, es posible que nosotros estemos en nuestro espíritu al menos cuarenta por ciento del tiempo. Sin embargo, si tenemos opiniones, no estamos en el espíritu, y aun podemos discutir unos con otros. Hay distintas manifestaciones de una discusión. Por ejemplo, dos personas pueden estar en desacuerdo al punto de luchar entre sí físicamente, causando lesiones corporales e involucrando la policía y el tribunal de justicia. Sin embargo, una discusión puede manifestarse sin ninguna expresión externa del desacuerdo. En vez de luchar, dos hermanos podrían sencillamente ignorarse. Independientemente de cómo se manifieste la discusión, los que discuten con otros están en la mente.
Por causa de las distintas opiniones, es muy difícil que los hermanos en varios lugares no discutan unos con otros. Algunos podrían expresar su opinión de manera refinada, y otros podrían expresar la suya de forma áspera. Algunos podrían ser carnales y emotivos, y otros son más pacíficos y tranquilos. En cualquier caso todos están en la mente. Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Cuando entramos en el espíritu, nuestras palabras y opiniones desaparecen. Cuando los jóvenes se casan, siempre hay algunas discusiones. Sin embargo, discutir constantemente siempre es el resultado de tener muchas opiniones.
Cuando una persona viva en el espíritu, ella no tendrá ninguna opinión. No tener opinión alguna, es decir, no tener nada que decir, es una prueba contundente de que una persona vive en su espíritu. Sería un milagro si una persona muda comenzara a hablar, pero es un milagro mayor cuando un creyente no dice su opinión. Un creyente que puede abstenerse de decir su opinión es una persona que vive en su espíritu. En contraste, un creyente que siempre expresa su opinión vive en su alma.
Éste no es un mensaje fácil de recibir, pues a los cristianos siempre se les anima que oren por otros. Sin embargo, cuando oramos por otros, muchas veces hay un fuerte elemento de nosotros mismos en nuestras oraciones. Además, cuando somos celosos, a menudo hay un fuerte elemento de nosotros mismos en nuestro celo. Incluso cuando amamos al Señor y cuidamos de la iglesia, muchas veces hay un fuerte elemento de nosotros mismos en nuestro amor y nuestro cuidado. Podríamos hacer muchas cosas, pero todavía las hacemos en nosotros mismos. Aunque podríamos despertarnos de un estado de estupor espiritual, es posible que no haya diferencia alguna en nuestra condición; es decir, que cuando estamos en estupor, estamos en nosotros mismos, y cuando estamos despiertos, todavía estamos en nosotros mismos. La salvación que Dios efectúa no es cuestión de si estamos en un estupor o si estamos activos. La salvación que Dios efectúa es cuestión de vivir por Él en el espíritu.
Si vivimos por Él, descubriremos que Él no habla mucho, ni tiene las mismas “preocupaciones” que nosotros tenemos por otros. Él incluso no ve los defectos de otros ni ora por ellos tanto como nosotros lo hacemos. Muchas veces somos más celosos que el Señor. En cierta ocasión, cuando los ancianos en Manila me escribieron diciéndome acerca de una gran necesidad, no sentí que su clamor por ayuda fuese algo que provenía del Señor. Esto no es decir demasiado, pues lo único que importa es vivir por el Señor. Por ejemplo, cuando escribimos una carta, tenemos que verificar si nuestro afán por escribir la carta procede del Señor. Necesitamos ser librados por el Señor; la salvación que Dios efectúa tiene por finalidad que nosotros vivamos por Él.
Cuando no vivimos por el árbol de la vida, vivimos por el árbol del conocimiento del bien y del mal. Vivir por el árbol de la vida no significa que no deberíamos orar por otros o que sí deberíamos orar por otros. Tampoco significa que no deberíamos cuidar de otros o que sí deberíamos cuidar de otros. Vivir por el árbol de la vida significa vivir por el Señor. Según nuestra experiencia, cuando vivimos por el Señor, no tenemos muchas opiniones, nuestra preocupación por otros no se basa en que nosotros veamos sus carencias y no estamos ansiosos. Una de las tácticas que utiliza Satanás es hacer que estemos ansiosos al despertar nuestros sentimientos.
Una persona que vive en el espíritu es tranquila, serena y no está ansiosa; ella no está ansiosa por sí misma o por otros. Sabe cómo tomar al Señor como su vida y cómo vivir por el Señor. Puesto que el Señor conoce cada situación, no hay ninguna razón por la cual debamos estar ansiosos. Una persona que verdaderamente vive en el espíritu muchas veces dirá: “Oh Señor, esto es asunto Tuyo. No necesito estar ansioso por ello. Todo está en Tu mano”. Ésta es la actitud propia de un creyente que vive en su espíritu. Vivir en el espíritu es vivir por el Señor.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.