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Iglesia gloriosa, Lapor Watchman Nee

ISBN: 978-0-87083-971-9
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EL PRINCIPIO DEL HIJO VARON

Las Escrituras enseñan que este hijo varón “pastoreará con vara de hierro a todas las naciones”. Este es el propósito de Dios. La obra de la iglesia consiste en retirar el poder de Satanás y en introducir el reino de Dios. La iglesia que Dios desea debe tener la característica de Abigail: la de cooperar con Cristo. No obstante, ya que la iglesia no ha cumplido el propósito de Dios y ni siquiera conoce este propósito, ¿qué puede hacer Dios? El escogerá a un grupo de vencedores que cumplan Su propósito y satisfagan Sus requisitos. Este es el principio del hijo varón.

La Biblia presenta muchos ejemplos de este principio. ¿Cuál era el propósito de Dios al escoger al pueblo de Israel en el Antiguo Testamento? Exodo 19 nos enseña que El los escogió para que fuesen un reino de sacerdotes. ¿Qué quiere decir un reino de sacerdotes? Significa que toda la nación debía servir a Dios y ser Sus sacerdotes. Sin embargo, no todos los hijos de Israel fueron sacerdotes, porque adoraron al becerro de oro. En lugar de servir a Dios, adoraron a un ídolo. Por consiguiente, Moisés exhortó al pueblo de Israel, diciendo: “¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo” (Ex. 32:26). Entonces todos los hijos de Leví se juntaron con Moisés. Y Moisés les dijo: “Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente” (v. 27). El culto a los ídolos es el pecado más grande; por lo tanto, Dios les exigió que mataran a sus propios hermanos con la espada. “Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés” (v. 28). Estaban dispuestos a servir a Dios más allá del afecto humano; por tanto, Dios los escogió para que fuesen sacerdotes. Desde aquel tiempo, los sacerdotes del pueblo de Israel provinieron solamente de la tribu de Leví. Desde aquel entonces los israelitas se acercaban a Dios por medio de los levitas. Originalmente, todos los israelitas fueron escogidos para servir a Dios, pero fallaron; por consiguiente, entre todos los que habían fracasado, Dios escogió a un grupo de personas que permanecerían firmes en nombre de los demás, las cuales son los vencedores.

Debemos recordar que los levitas no servían a Dios para su propio beneficio, ni eran vencedores por su propia elección. Tampoco pretendían ser superiores a los demás. Si ése hubiera sido el caso, habrían sido acabados. Los levitas fueron escogidos por Dios para ser sacerdotes que representaran todo el pueblo de Israel. Los hijos de Leví ofrecieron a Dios lo que los hijos de Israel debían haberle ofrecido. El servicio de los levitas delante de Dios era considerado como el servicio de toda la nación de Israel. Los hijos de Leví eran los únicos sacerdotes, pero toda la nación de Israel se beneficiaba del sacerdocio de ellos. Del mismo modo, la obra de los vencedores está destinada a toda la iglesia. La obra pertenece a los vencedores, pero la iglesia recibe la bendición de la obra. Esta es la gloria de los vencedores. Este asunto les corresponde a ellos, pero sus logros traen gloria a toda la iglesia; la obra les pertenece, pero toda la iglesia recibe la bendición.

En el tiempo de los jueces, el pueblo de Israel era oprimido por los madianitas y se encontraba en mucha angustia. Dios levantó de una de las tribus a Gedeón para que dirigiese a un grupo de hombres y derrotara al enemigo. Toda la nación fue liberada gracias a este grupo. La responsabilidad pertenecía a toda la nación, pero algunos tenían miedo y otros eran perezosos; por consiguiente, de en medio de ellos salió un grupo que peleó y benefició a toda la nación.

Vemos el mismo principio cuando el pueblo de Israel regresó del cautiverio. Originalmente, Dios prometió que después de setenta años de cautiverio, el pueblo de Israel regresaría y recibiría de nuevo la tierra. No obstante, no todos regresaron; sólo una minoría dirigida por Esdras, Nehemías, Zorobabel y Josué volvió para construir el templo y la ciudad de Jerusalén. Sin embargo, lo que hicieron fue tomado en cuenta y sirvió para toda la nación de Israel. Fue considerado como el recobro y el regreso de toda la nación.

El principio de los vencedores no es que un individuo especialmente espiritual tenga reservados para él una corona y gloria. No estamos diciendo que no habrá individuos recompensados con coronas y gloria en ese día. Es posible que lo obtengan, pero ellos no están para esto; no es su propósito principal. Recibir gloria o coronas para ellos mismos no es la razón por la cual son vencedores; más bien lo son para tomar la posición que debería tomar toda la iglesia y hacer la obra por la iglesia. Ante Dios, la iglesia debe estar en la condición que El desea; debería ser responsable ante El y cumplir la obra que le fue encomendada y permanecer en la posición apropiada. No obstante, la iglesia ha fallado y sigue fallando hoy en día. No ha llegado a ser lo que originalmente debería ser; no ha llevado a cabo su tarea, ni ha tomado su responsabilidad, ni tampoco ha permanecido en su posición apropiada. No ha ganado el terreno para Dios. Sólo queda un grupo de personas para hacer ese trabajo por la iglesia y para tomar la responsabilidad de la iglesia. Este grupo es los vencedores. Lo que ellos hacen es considerado como la obra de toda la iglesia. Si hay algunos que están dispuestos a ser vencedores, el propósito de Dios es cumplido y El está satisfecho. Este es el principio del hijo varón.

La razón por la cual consideramos este asunto del hijo varón es que en el propósito eterno de Dios, El necesita un grupo de vencedores. Debemos reconocer que la historia nos muestra claramente que la iglesia ha fracasado. Por consiguiente, Dios está llamando a los vencedores para que estén firmes por la iglesia. En esta porción de Apocalipsis, el hijo varón se refiere particularmente a los vencedores al final de la era presente. Cuando nazca el hijo varón, será inmediatamente arrebatado al trono de Dios. Entonces las cosas se desencadenarán en seguida en el cielo y Satanás será arrojado. Las dificultades de Dios desaparecen con el arrebatamiento del hijo varón; Su problema queda solucionado. Parece que en cuanto nazca el hijo varón, no podrá haber más impedimentos al propósito de Dios. Esto es lo que Dios busca hoy; esto es lo que le interesa. Dios necesita un grupo de personas que alcancen Su meta original.


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