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Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vidapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7126-1
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CAPÍTULO CUATRO

CÓMO DIOS PUEDE
SER LA VIDA DEL HOMBRE

LA VIDA ES EL DIOS TRIUNO MISMO

La meta central de Dios en el universo y en la Biblia es la vida. La palabra vida indica que Dios desea ser la vida del hombre. En términos de la naturaleza y significado de la vida en el universo, sólo la vida de Dios es vida porque sólo la vida de Dios es eterna e incorruptible. La vida es el fluir de Dios y también el contenido de Dios; esta vida es Dios mismo.

En síntesis, la vida es el Dios Triuno. Pero para nosotros, esta vida no es simplemente el Dios Triuno que está en el cielo, sino el Dios Triuno que fluyó. El Dios Triuno primero fluyó consigo mismo como contenido mediante la encarnación de Cristo, y después fluyó como Espíritu por medio de la muerte y la resurrección de Cristo, a fin de que nosotros le recibiéramos como nuestra vida. Por lo tanto, cuando nosotros contactamos a Dios en el Cristo pneumático, contactamos la vida, porque la vida es Dios en calidad de Cristo pneumático.

Todos sabemos que Dios es triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. El Padre está en el Hijo, y el Hijo llegó a ser el Espíritu. El Padre está en el Hijo a fin de expresarse entre los hombres; el Hijo es la expresión del Padre. El Hijo llegó a ser el Espíritu a fin de poder entrar en el hombre; el Espíritu es el Hijo que entra en nosotros. El Padre es la fuente de vida; es la vida misma. El Hijo es la expresión del Padre (1 Ti. 3:16) y también la expresión de la vida (1 Jn. 1:2). El Espíritu es el Hijo que entra en nosotros; Él es la vida que entra en nosotros. La vida que está en el Padre se manifestó en el Hijo entre los hombres y se hizo real como Espíritu que entra en el hombre y es experimentado por él. Es por ello que el Espíritu es el Espíritu de vida (Ro. 8:2), mediante el cual el hombre puede recibir vida; más aún, la mente puesta en el Espíritu es vida (v. 6). Debido a que el Espíritu es el Espíritu de vida, cuando una persona toca al Espíritu ejercitando su espíritu, toca la vida; cuando contacta al Espíritu, contacta la vida; y cuando obedece al Espíritu, experimenta la vida.

Dios es el Dios Triuno. El Padre está en el Hijo, y el Hijo llegó a ser el Espíritu. Con relación a nosotros, el Padre es la fuente, el Hijo es la expresión y el Espíritu es Dios mismo que entra en nosotros. El Padre se expresó en el Hijo, y el Hijo llegó a ser el Espíritu a fin de entrar en nosotros. Así pues, la vida es el Dios Triuno. El Padre es la fuente de la vida, el Hijo es la expresión de la vida y el Espíritu es la vida que entra en nosotros. En nuestra mente humana no existe este pensamiento. Lo máximo que tenemos son la ética, la moralidad y las filosofías que nos enseñan a ser humildes, mansos, pacientes y tolerantes.

LA MANIFESTACIÓN DEL SEÑOR JESÚS
ES LA MANIFESTACIÓN DE LA VIDA

Hay dos versículos en el Nuevo Testamento que nos muestran que la manifestación del Señor Jesús en la carne es la manifestación de Dios, y que la manifestación del Señor Jesús es la manifestación de la vida. Éstos son dos aspectos de una misma cosa. Cuando el Señor Jesús se manifestó en la carne, Dios se manifestó: “Grande es el misterio de la piedad: / Él fue manifestado en la carne” (1 Ti. 3:16). Cuando el Señor Jesús se manifestó en la carne, la vida también se manifestó: “Y la vida fue manifestada” (1 Jn. 1:2). Estos dos versículos muestran que la encarnación del Señor Jesús es la manifestación y expresión de Dios así como también de la vida.

DIOS VIENE PARA SER NUESTRA VIDA

Con respecto a que Dios viniera a nosotros para ser nuestra vida, primero necesitamos ver que Dios es vida, luego que Dios mismo vino con el fin de ser nuestra vida y, por último, tenemos que saber cómo es que Dios vino a ser nuestra vida. No es nada sencillo el que Dios viniera para ser nuestra vida. Primero, Dios fluyó en la carne; y luego fluyó de la carne al Espíritu. Sólo así Él, como este fluir, pudo entrar en nosotros. En el Evangelio de Juan, debemos ver cómo Dios vino a nosotros para ser nuestra vida. Éste es el único libro de la Biblia que específicamente habla acerca de Dios como nuestra vida.


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