Lo que el reino es para los creyentespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7228-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-7228-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Apocalipsis es un libro que trata acerca del reino (1:6, 9). A fin de que el reino de Cristo venga a la tierra, debe haber primero un grupo de vencedores. Este grupo de vencedores incluye al hijo varón mencionado en el capítulo 12. El versículo 5a dice: “Ella dio a luz un hijo varón, que pastoreará con vara de hierro a todas las naciones”. A partir del capítulo 2 podemos ver los constituyentes del hijo varón, quien ha de pastorear a las naciones con vara de hierro. Los versículos del 26 al 27 dicen: “Al que venza y guarde Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones, y las pastoreará con vara de hierro, y serán quebradas como vasijas de barro; como Yo también la he recibido de Mi Padre”. En Mateo 28 el Señor dijo: “Enseñándoles que guarden todo cuanto os he mandado” (v. 20). Los que guardan las obras del Señor hasta el fin son los vencedores que pastorearán a las naciones con vara de hierro.
Apocalipsis 12:5b dice respecto al hijo varón: “Su hijo fue arrebatado a Dios y a Su trono”. El hijo varón está compuesto de los vencedores, quienes serán arrebatados al lugar donde Dios reina. Como resultado de ser arrebatados, los versículos 7 y 8 dicen: “Estalló una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón; y pelearon el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo”. Esto implica que antes de este tiempo Satanás y sus ángeles todavía tenían derecho de estar en el cielo (Job 1:6; 2:1). Pero, después que los vencedores sean arrebatados, no habrá lugar para el diablo en el cielo.
Apocalipsis 12:9 dice: “Fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña a toda la tierra habitada; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”. Cuando los vencedores sean arrebatados al cielo, el diablo será arrojado desde el cielo, y el cielo será completamente limpiado.
Los versículos del 10 al 12 dicen: “Oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo; porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por causa de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y no amaron la vida de su alma, hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. El acusador es Satanás, el diablo, quien es echado a causa de los vencedores. Cuando esto suceda, tendrá inicio la venida del reino.
La Palabra del Señor deja claro que la gloria de Dios depende de la autoridad de Dios, y que el ejercicio de la autoridad de Dios depende del reino de Dios. Por esta razón, sabemos que la meta de Dios siempre ha sido obtener un reino. El reino es la esfera en la cual Dios reina. En este reino como esfera en que Él reina, Dios puede ejercer Su autoridad y llevar a cabo Su voluntad. Debido a que Su autoridad puede ser ejercida y Su voluntad puede ser hecha, Su gloria puede ser expresada. El que la gloria de Dios sea expresada equivale a que Él mismo sea expresado. El que la gloria de Dios sea expresada depende enteramente de que Él reine en el reino.
Es asombroso que en la Biblia Dios haga reposar estos tres asuntos —Su reino, Su autoridad y Su gloria— sobre Su Hijo. Dios desea glorificar a Su Hijo en el reino, el cual es la esfera de Su reinado. Cuando Su Hijo sea glorificado al reinar en el reino, Dios mismo será glorificado en el Hijo y por medio del Hijo. Hebreo 1:3 dice que el Hijo de Dios es el resplandor de la gloria de Dios y la impronta de la sustancia de Dios. Sin embargo, a fin de que el Hijo de Dios sea expresado como gloria, Él debe tener un reino en el que pueda reinar. Por consiguiente, si nosotros no permitimos que el Señor obtenga un reino en el que pueda reinar, la gloria de Dios que reposa sobre Él no podrá ser expresada.
Con base en esto, queda claro que el reino es el asunto más crucial del Nuevo Testamento. Cuando el Señor Jesús nos enseñó a orar, de manera particular nos encargó que orásemos por la venida del reino, porque el cumplimiento del deseo de Dios depende de la venida del reino (Mt. 6:9-13). Si el reino de Dios viene a la tierra, Su voluntad y Su autoridad serán traídas a la tierra, y Su gloria será expresada sobre la tierra. Además, todo esto depende de Su Hijo. Por consiguiente, es imprescindible que Su Hijo obtenga el reino y reine. Su Hijo nos enseñó que cuando orásemos, debíamos centrar nuestra atención en la venida del reino. Esto significa que el reino debe ser el centro de todas nuestras oraciones. El significado y propósito central de las oraciones de los cristianos debe ser la venida del reino de Dios. Orar por la venida del reino de Dios es pedirle a Dios que establezca Su trono en la tierra y ejerza Su autoridad sobre la tierra. El Señor les enseñó a Sus discípulos a orar de esta manera.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.