Los de corazón puropor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-2060-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-2060-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Una vez que una persona es salva y se hace cristiana, debe saber qué pasos necesita dar para progresar en la vida cristiana. La Biblia nos dice que después de que un cristiano es salvo, ya tiene la vida de Cristo en él. Sin embargo, recibir la vida del Señor sólo es el comienzo, y no el final. Ser salvo, ser bautizado y poseer la vida de Cristo, es el primer paso de la salvación. Aunque un creyente recién salvo tiene la vida del Señor, esta vida se halla en una etapa superficial; es decir, esta persona todavía no ha progresado mucho en lo que respecta a la vida del Señor. Muchas personas han sido salvas por años. Después de tantos años deberían mostrar un progreso profundo y avanzado en su vida cristiana, pero debido a que no han recibido la debida orientación ni su búsqueda del Señor ha sido apropiada, no han crecido mucho en cuanto a la vida divina. Ellos están continuamente pisando el mismo terreno y andan en círculos. Podemos asemejar esto a alguien que camina en la ciudad de Taipei desde la mañana hasta el anochecer todos los días por cinco años, pero que nunca va más allá de los límites de la ciudad porque todo el tiempo anda en círculos. Camina mucho, pero nunca avanza; gasta mucha energía, pero nunca hace ningún progreso. ¿A qué se debe esto? Se debe a que nunca tomó el camino directo, sino que anduvo en círculos. En contraste, sólo toma pocas horas viajar en tren desde Taipei hasta Kaohsiung porque el camino es completamente recto todo el tiempo. Sin embargo, muchos cristianos no son así. Aunque escuchan mensajes, leen la Biblia y asisten a las reuniones todo el tiempo, todavía no progresan mucho. Ellos eran así hace cinco años, y hoy todavía siguen igual; parecen tener cierto entendimiento de la doctrina, pero no saben nada respecto a la vida del Señor. A pesar de que entienden Génesis 1, Mateo 1 y muchas enseñanzas bíblicas, ellos no conocen los caminos del Señor. Aunque estudian la Biblia y han recibido la vida de Cristo, los caminos del Señor les resultan ajenos. Ellos desconocen por completo lo que significa seguir al Señor y tomar Su camino.
El progreso en la vida cristiana es similar a tomar un tren desde Taipei hasta Kaohsiung, que se encuentra en el sur. Después de la primera estación, Panchiao, está la segunda estación, Taoyuan, y finalmente se llega a Kaohsiung. Todos los que han avanzado en el camino de Señor saben que el camino del Señor es similar. El camino del Señor es de “estación en estación”, con diferentes etapas y diferentes pasos.
Un creyente que desea tomar el camino del Señor, en primer lugar deberá prestar atención a mantenerse completamente limpio y libre de toda contaminación. Por ejemplo, ¿podemos usar inmediatamente una taza que ha sido sacada del basurero? Claro que no. Si queremos usarla, primero debemos lavarla y desinfectarla completamente, y entonces podremos disponer de ella. No podemos usarla hasta que no la hallamos lavado minuciosamente. Si no se lava la taza, ésta no cumple ninguna función ni sirve para nada. De igual manera, nosotros somos como esa taza; si no permitimos que el Señor nos purifique, El no podrá hacer nada con nosotros. Si queremos que el Señor trabaje en nosotros, primero necesitamos que El nos purifique completamente.
Damos gracias al Señor por salvar a tantos de nosotros. Antes de ser salvos, todos habíamos caído en un basurero: el mundo. En verdad, comparar el mundo con un cubo de basura es valorarlo demasiado; más bien, podríamos decir que el mundo es un estercolero. De hecho, el mundo apesta más que un estercolero. Así que, antes de ser salvos, todo nuestro ser estaba contaminado y lleno de “microbios”. Nuestros pensamientos y emociones no eran limpios; éramos sucios y malignos por dentro y por fuera. Pero un día el Señor vino; Su evangelio nos fue predicado, Su voz penetró nuestro corazón, Su Espíritu se compadeció de nosotros y fuimos salvos. El Señor nos rescató y nos separó del pecado y del mal. No obstante, aunque hemos sido salvos, todavía seguimos teniendo “microbios” y estamos contaminados. Estas cosas todavía están presentes en nuestra carne y en nuestra conducta. Por consiguiente, el primer paso que debemos dar después de ser salvos, es permitir que Dios nos purifique. Si no le permitimos que nos purifique, no podremos andar en el camino del Señor. Además, si no permitimos que el Señor nos lave, El no podrá operar en nosotros.
Ya sea que hayamos sido salvos recientemente, o que tengamos muchos años de ser salvos, necesitamos prestar oído a este mensaje. Aunque a muchos de nosotros el Señor nos “sacó de la basura” hace muchos años, hasta hoy no le hemos permitido que nos purifique de todos los “microbios” y contaminación que hay dentro de nosotros. Aunque entendamos muchas doctrinas y estemos familiarizados con las normas de la vida cristiana y conozcamos más cristianos ahora que en el pasado, no hemos avanzado. El problema es éste: aunque hemos permitido que el Señor nos “saque de la basura”, nunca le hemos permitido que nos purifique y renueve. Dentro de nosotros todavía estamos contaminados y llenos de “microbios”. Así que, para que el Señor obre en nosotros, El tiene que esperar nuestro consentimiento. Cuando le damos al Señor nuestro consentimiento, El hará la obra de purificación en nosotros. Si no estamos dispuestos o somos reacios, el Señor no podrá guiarnos ni purificarnos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.