Vasos útiles para el Señorpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4462-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-4462-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
La razón por la cual la obra que el Señor realiza en Taiwán ha sido obstaculizada y no ha continuado extendiéndose se debe a que durante los últimos veinte años las iglesias aquí han llevado una vida de tranquilidad y comodidad. Cuando dejé Taiwán en 1961, un gran número de santos se reunían en la iglesia en Taipéi. Pero desde entonces, no solamente han tenido una falta de expansión, sino que además el número ha disminuido. La razón de esto es que la iglesia en Taipéi cuenta con muchos recursos y con un gran número de santos que asisten a las reuniones; por eso los colaboradores pudieron mantener esta situación sin esfuerzo alguno o sin que tuvieran que esforzarse para propagar la obra. En otras palabras, cuando salí de Taipéi, la iglesia tenía abundancia de recursos. Esto hizo que los colaboradores rápidamente se volvieran descuidados.
Por un lado, puedo testificar que los colaboradores han mantenido fielmente el testimonio del recobro del Señor en Taiwán. Por otro lado, debido a su descuido y falta de atención, todos los defectos del carácter chino han sido introducidos en la iglesia durante los últimos veinte años o más. Puesto que la iglesia goza de tantos recursos, ellos no suelen preocuparse cuando pierden unos cuantos santos. Tal vez crean que la ausencia de estos santos no hace mucha diferencia ya que todavía hay miles de santos que asisten a las conferencias. Sin embargo, como dice ese refrán: “Dar un paso en falso hace una gran diferencia”. Durante los últimos veinticinco años no solamente el número de santos que asisten a las reuniones ha disminuido, sino que también se ha perdido el espíritu por la propagación de la obra del Señor que estaba entre nosotros.
La obra de recobro del Señor en Taiwán comenzó en el sitio que ahora ocupa el Salón uno de la iglesia en Taipéi, el cual formaba parte de un distrito residencial japonés durante la ocupación japonesa. Esa área fue bombardeada por las fuerzas aliadas durante la guerra, y todo lo que quedó de ella fue un terreno cubierto de cemento. Después de la victoria, dicha parcela fue confiscada por el gobierno chino. Luego, dos hermanos chinos que residían en el extranjero regresaron a Taiwán y compraron la mitad de ese terreno. Con el tiempo se edificó un pequeño salón de reunión que podía acomodar a trescientas o cuatrocientas personas. El 1 de agosto de 1949 tuvimos nuestra primera conferencia en aquel pequeño salón de reunión, y así comenzó oficialmente la obra del Señor en Taiwán.
Después que comenzamos la obra, con la bendición del Señor el número de los que eran salvos aumentaba constantemente. Como resultado, nuestro local de reunión rápidamente resultó inadecuado. En 1950 tuvimos que acondicionar un terreno baldío adyacente al local y construir una cerca de bambú a su alrededor. De esa manera, pudimos añadirle más asientos al salón de reunión. Luego, a medida que la obra del Señor se propagaba y el número de santos aumentaba, compré un terreno adyacente al salón de reunión y, tras combinarlo con el que habíamos adquirido inicialmente, reedificamos el salón de reunión.
En 1953 comencé a conducir un entrenamiento en el cual participaron muchos santos. En aquel terreno vallado hice construir una casa para los obreros del Señor. Pese a que su fachada era sencilla, tenía plantas frondosas y flores que transmitían una sensación de serenidad y frescor; interiormente la casa estaba limpia y ordenada. Salí de Taiwán en 1961 y no regresé hasta 1965. Cuando regresé, la casa de los obreros estaba casi irreconocible. Las plantas se habían secado, y las flores se habían marchitado. Todo era un desorden. Interiormente, esto me dejó sumamente turbado. Pensé en el entrenamiento que había conducido doce años atrás, en el cual hablé de los treinta rasgos del entrenamiento del carácter. Esos mensajes que di en aquel entonces habían sido muy enfáticos y serios; sin embargo, doce años después los colaboradores los habían olvidado por completo.
Recientemente les dije a los ancianos que nuestro actual salón de reunión, que ahora está construido de concreto armado, ya no es aquel edificio sencillo de antes; por lo cual, no debiera tener una fachada vieja. En lo que se refiere a la condición del salón de reunión, si éste fuera usado por los santos japoneses, definitivamente su condición sería mucho más ordenada y limpia que la actual. Si el salón fuera usado por los santos americanos, sería mucho más espacioso y elegante. Sin embargo, cuando nosotros lo usamos, lo dejamos en una condición impresentable. Consideren, por ejemplo, las estanterías donde guardamos las Biblias y los himnarios para uso del público. Todas las Biblias e himnarios están en desorden, y muchos de ellos están estropeados e incluso les faltan páginas. No hay ni siquiera un solo libro en buena condición. Esto nos da a entender que nuestra obra no ha progresado y que no tiene vitalidad. Si las personas vienen y miran el desorden y la condición en que se encuentran nuestras Biblias e himnarios, ¿cómo esperan que nos respeten?
En el mundo, no importa la clase de negocios que se conduzcan, todo edificio debe tener una fachada que de una buena impresión. Por ejemplo, los empleados de un banco deben limpiar su área de trabajo para que todo se vea ordenado y limpio. Si al entrar en el banco las personas perciben un ambiente respetable, entonces lo más probable es que ellas depositen su confianza y su dinero en el banco. De igual manera, nosotros debiéramos organizar semanalmente todos los libros e himnarios de uso público que tenemos en nuestros estantes. Los libros que están dañados deben mandarse a reparar y los que están inservibles deben ser reemplazados. Los libros deben estar convenientemente organizados en el librero para que en la siguiente reunión puedan ser distribuidos como es debido. No le resten valor a estas cosas. Un pequeño librero podría arruinar nuestra reputación, y como resultado no podremos ganar a personas de calidad, o podría ser un testimonio silencioso a nuestro favor que atraiga a las personas a nosotros. Por tanto, al realizar nuestra obra, nuestros locales deben tener una fachada que de buena impresión y una apariencia elegante, de modo que las personas estén completamente persuadidas de venir a nosotros.
Por favor, les ruego me perdonen por decirles estas cosas; pero tengo que decírselo porque aborrezco el daño que ha causado nuestro carácter chino. En Taiwán muchos empresarios han tenido éxito porque ellos han logrado cambiar su carácter. Mientras uno esté dispuesto a cambiar su carácter pobre, con el tiempo tendrá éxito. Aquellos que no cambian su naturaleza perezosa fracasarán. Los que cambian más rápido y lo más pronto posible tendrán las mejores oportunidades de éxito.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.