Tener comunión con el Señor para la mezcla de Dios con el hombrepor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6534-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Tener comunión significa estar en la presencia de Dios, y vivir en comunión con Dios significa vivir en Su presencia. En Juan 15:5 el Señor dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto”. Cuando permanecemos en el Señor, estamos con el Señor, y cuando el Señor permanece en nosotros, Él está con nosotros. La palabra permanecer aquí denota quedarse. El Señor desea que nosotros permanezcamos en Su presencia y no salgamos de ella. Cuando estamos continuamente con el Señor y Él está continuamente con nosotros, estamos en comunión con Él. Esta comunión es también una unión. El Señor explica esto en el capítulo 15. Nuestra unión con el Señor se mantiene por medio de nuestra comunión con Él. Una vez que la comunión se pierde, no hay unión en términos prácticos. Hudson Taylor escribió un libro acerca de su estudio de El Cantar de los Cantares, titulado Unión and Communion [Unión y comunión]. El Cantar de los Cantares trata acerca de nuestra experiencia de comunión con el Señor. Nuestra comunión con el Señor es la unión que compartimos junto con Él. La comunión y la unión están interrelacionadas.
Dios es Espíritu (Jn. 4:24). Puesto que Dios es Espíritu, Él no está con nosotros en nuestro cuerpo físico, sino en nuestro espíritu, la parte más profunda de nuestro ser. En 1 Corintios 6:17 leemos: “El que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. Romanos 8:16 dice: “El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Y en 2 Corintios 3:17 se nos dice: “El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Así pues, el Señor Espíritu está en nuestro espíritu regenerado. Por esta razón, tenemos libertad en nuestro espíritu, y somos transformados en la imagen del Señor como por el Señor Espíritu (v. 18).
Nuestra comunión con Dios involucra dos espíritus: el Espíritu divino y nuestro espíritu humano. Dios es Espíritu y el hombre creado tiene un espíritu en su interior. El espíritu humano es la parte más elevada, profunda y central del hombre; es también la parte más genuina del hombre. Los seres humanos son más elevados que todos los animales porque tienen un espíritu. El espíritu en el hombre lo capacita para tener contacto con Dios. El Espíritu con nuestro espíritu es el significado de nuestra comunión con Dios; es la manera en que tenemos comunión con Dios.
“La mente puesta en el espíritu es vida y paz” (Ro. 8:6b). Según este versículo, podemos percibir al Espíritu con nuestro espíritu. Romanos 6 nos presenta la doctrina, pero Romanos 8 nos presenta la experiencia. El versículo 6 dice que el resultado de poner nuestra mente en el espíritu es vida y paz. Este sentir de vida y paz debe ser algo que podemos experimentar. La palabra paz no se refiere a la paz que experimentamos en nuestro entorno, sino a la paz que tenemos en nuestro ser interior. Cuando tenemos paz en nuestro espíritu, nos sentimos apropiados, cómodos, tranquilos y sosegados. De manera semejante, la vida de la que se habla en este versículo debe ser algo que podemos percibir. Cuando tenemos el sentir de vida en nuestro espíritu, nos sentimos satisfechos, fortalecidos, regados, refrescados, vivientes y radiantes. Cuando ponemos la mente en el espíritu, sentimos vida y paz interiormente. En 2 Corintios 3:17 leemos: “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. La libertad es también algo que podemos percibir. Así, pues, estos dos versículos nos muestran que cuando el Espíritu está con nuestro espíritu, sentimos vida, paz y libertad. Por consiguiente, Dios está con nosotros cada vez que sentimos vida, paz y liberación interiormente.
“Porque la mente puesta en la carne es muerte” (Ro. 8:6a). La muerte es también algo que podemos percibir. La muerte no sólo está en contraste con la vida, sino también con la paz. Por consiguiente, el sentir de muerte es lo contrario del sentir de vida y paz, e incluye vaciedad, debilidad, sequedad, vejez, depresión y tinieblas, como también el hecho de no estar cómodos, tranquilos ni sosegados. Cada vez que tengamos estos sentimientos en nuestro interior, debemos comprender que hemos tocado la muerte. Estos sentimientos también indican que no estamos vivientes en nuestro espíritu y hemos perdido nuestra comunión con Dios.
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