Vida cristiana, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0260-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La vida cristiana es la vida en que los creyentes de Cristo viven a Cristo y le magnifican. Esto se basa en Filipenses 1:20-21a, donde dice: “Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo”. Pablo dijo que para él, el vivir era Cristo. Esto significa que necesitamos vivir a Cristo. Si añadimos alguna otra preposición a la frase vivir a Cristo, esto cambiaría el sentido. Vivir expresando a Cristo, vivir por Cristo, vivir por medio de Cristo, vivir con Cristo y vivir en Cristo no son lo mismo que vivir a Cristo. Hasta donde sé, nunca he escuchado a nadie usar la expresión vivir a Cristo. Esto describe el hecho de que la vida de Pablo era vivir a Cristo. Él vivía a Cristo porque Cristo vivía en él (Gá. 2:20).
La expresión vivir a Cristo tiene un significado particular. Estamos aquí para vivir a Cristo. No sólo vivimos por Él, con Él, en Él o expresándolo a Él. Vivimos a Cristo, y vivir a Cristo tiene como fin magnificarlo y engrandecerlo a los ojos de los demás. Pablo estaba confinado en la cárcel. Él temía que no magnificaría a Cristo, que no lo engrandecería; él pudo haber hecho a Cristo más pequeño a los ojos de los que le observaban. Pablo deseaba, aun en la cárcel, hacer que Cristo fuera más grande, quería magnificarlo.
La vida cristiana no es meramente una vida ética, buena o moral. Por supuesto, la vida cristiana debe ser ética, moral y excelente. Pero hablando con propiedad, no es una vida ética. Es algo superior a la vida ética. La vida cristiana es una vida que vive a Cristo. En nuestro vivir como cristianos, otros no sólo deben ver nuestra bondad, nuestra ética o nuestra moralidad. Ellos deben ver a Cristo. Nosotros los cristianos debemos llevar una vida en la cual vivamos a Cristo y le magnifiquemos.
Cristo es el centro de la Deidad. La Deidad es la Trinidad Divina —el Padre, el Hijo y el Espíritu— y Cristo es el centro de la Trinidad Divina. Cristo, como el centro de la Trinidad Divina, expresa al Padre y nos es hecho real como el Espíritu (Jn. 14:10-20).
¿Qué significa que Cristo exprese al Padre y sea hecho real como el Espíritu? En los cuatro Evangelios, vemos a una persona maravillosa de nombre Jesús. Él hablaba la palabra del Padre (vs. 10, 24) y hacía las obras del Padre (4:34; 17:4). Él hacía todo lo que hacía el Padre (5:19). Juan 14 muestra que el Hijo es la corporificación y expresión del Padre (vs. 7-11) y que el Espíritu es la realidad del Hijo, o sea, lo hace real a nosotros (vs. 17-20). Cristo es el Hijo y es el Padre (Is. 9:6; Jn. 14:8-9). Él también es el Espíritu (2 Co. 3:17; 1 Co. 15:45). Cuando estaba en Su ministerio terrenal, muchos sabían que Él era nazareno y el hijo de María. Sin embargo, también era la corporificación del Dios Triuno. Él era el Hijo que estaba con el Padre (Jn. 8:29; 16:32) y por el Espíritu (Lc. 1:35; Mt. 1:18, 20; 12:28). Él lo hacía todo con el Padre y por el Espíritu. Él expresaba a Dios el Padre, actuaba por el Espíritu y, finalmente, fue hecho real como el Espíritu. En los Evangelios podemos ver al Padre, al Hijo y al Espíritu en una sola persona: Jesús. Éste es a quien necesitamos vivir como nuestra vida misteriosa.
Este Cristo es la vida, la vida única, y no hay otra vida que sea verdadera (Jn. 14:6a). El Cristo que es el Padre, el Hijo y el Espíritu es la vida.
Al final del libro de Mateo, el Señor les mandó a Sus discípulos que fueran y bautizaran a las personas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (28:19). Pero en Hechos y las Epístolas no volvemos a encontrar esta expresión. Hechos dice que bautizaban en el nombre del Señor Jesús (8:16; 19:5), y Romanos 6:3 y Gálatas 3:27 hablan de ser bautizados en Cristo. Esto muestra que Jesucristo es el Padre, el Hijo y el Espíritu. Bautizar a las personas en el nombre del Señor Jesús y en Cristo equivale a bautizarlas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu. Por lo tanto, Jesucristo es el Padre, el Hijo y el Espíritu.
El nombre completo de una persona en realidad se compone de tres nombres: el nombre de pila, el segundo nombre y el apellido. Esto sigue el ejemplo del Dios Triuno. Un solo Dios tiene tres títulos: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu. Cristo, como corporificación del Dios Triuno, es la vida, la vida única. Ninguna otra vida es la verdadera (1 Ti. 6:19b).
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