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Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vidapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7126-1
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EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU SON VIDA

Ya que es tan esencial que Dios sea nuestra vida al ser digerido por nosotros, al mezclarse con nosotros y al llegar a ser nuestra constitución intrínseca, es preciso que veamos más en cuanto a esta vida. Dios mismo es vida, pero ¿cuántos procesos o etapas están relacionados con que Él llegue a ser nuestra vida? En cada uno de los procesos, ¿cómo Él se da a conocer? Es necesario que conozcamos todos estos asuntos. Desde la eternidad, desde el principio, Dios es vida. En la eternidad el Padre es la fuente de vida. Un día el Padre, quien es la fuente de vida, se manifestó entre los hombres. En 1 Juan 1:1-2 se nos dice claramente: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante a la Palabra de vida (y la vida fue manifestada, y hemos visto y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó)”.

Éste es el Hijo, y Su nombre es Jesús. El Evangelio de Juan dice que todo el que cree en el Hijo tiene vida eterna (6:40); el Hijo es vida. El Hijo, después de haber experimentado el vivir humano en la tierra, fue crucificado y resucitado para llegar a ser el Espíritu de vida (Ro. 8:2). La vida y el Espíritu son uno; por lo tanto, el Espíritu es vida. Juan 20 dice que en la noche del mismo día en que el Señor resucitó, Él vino a los discípulos, y soplando en ellos, les dijo: “Recibid al Espíritu Santo”. A partir de ese momento, el Señor, quien es el Espíritu, estuvo con los discípulos (vs. 19-22). El Señor como Espíritu que moraba en los discípulos era la vida de ellos porque el Espíritu es vida. Esto muestra que el Padre es vida, el Hijo es vida, y también el Espíritu es vida.

SÓLO LA VIDA DE DIOS ES VIDA

En el universo, aparte de la vida de Dios, todas las demás clases de vida no pueden ser consideradas vida. En el universo tenemos la vida vegetal, una vida animal más elemental, una vida animal más desarrollada, la vida humana y la vida angelical. No obstante, en términos de naturaleza y principio, ninguna de estas clases de vida puede ser considerada vida. La verdadera naturaleza y principio de la vida es que ella es siempre viviente, perdura eternamente, y es inmutable e incorruptible. Sólo Dios mismo es divino y eterno, y sólo Dios mismo es vida. Por lo tanto, únicamente la vida de Dios puede ser considerada vida. La vida de Dios es la única vida que existe en el universo. Es únicamente al recibir esta vida que tenemos vida; sin esta vida, no podemos tener vida.

Además, la vida de Dios está en Su Hijo Jesucristo; por esta razón, 1 Juan 5:12 dice: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. Esto significa que con el Hijo, tenemos vida, y que sin el Hijo, no puede haber vida.

DIOS FLUYE EN EL HOMBRE PARA SER SU VIDA

Dios es vida. A fin de que Él entre en nuestro ser para ser nuestra vida, Él debe fluir. Si Él no fluyera, no tendríamos forma de contactarle, mucho menos recibirle. Si Él no fluyera, tampoco podría entrar en nosotros. En Génesis 2, inmediatamente después de hablar acerca del árbol de la vida, se menciona un río fluyente (vs. 9-10). Por lo tanto, después de hablarnos de la vida, la Biblia prosigue a hablarnos de un río. El que Dios venga a ser nuestra vida es algo que está absolutamente relacionado con un río.

En primer lugar, este río fluyó del trono a Jesús de Nazaret. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, Él era un río de vida que fluía entre los hombres, pero aún no fluía dentro de ellos. Por este motivo, Él necesitaba dar un segundo paso, el cual consistía en ir a la cruz para que Su carne fuese quebrantada, así como la roca fue hendida en el Antiguo Testamento. Entonces desde el interior de Su ser, la vida fluyó, convirtiéndose en ríos de agua viva. Los ríos de agua viva son los diferentes aspectos en que la vida fluye, y que se originan en un solo río de agua de vida (Ap. 22:1), el cual es el Espíritu Santo. El Espíritu es la transfiguración del Señor. El Señor, como Espíritu, no sólo puede manifestarse entre los hombres, sino también entrar en ellos. Por lo tanto, Juan 7:38 dice: “El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Desde el interior de los que creen en Él fluyen ríos de agua viva. Luego el versículo 39 añade: “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él”. Esto significa que el Espíritu, quien es el Señor mismo, ha entrado en los que creen en Él para llegar a ser el agua de vida en ellos.

Es en ese momento que podemos afirmar que Dios realmente ha entrado en nosotros para ser nuestra vida. Éste es el fluir de Dios. Dios fluyó por medio del Señor Jesús y entró en nosotros en Su fluir; en esto consiste la vida.


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