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Sacerdocio, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0324-8
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CAPITULO SIETE

EL PRINCIPIO DEL NAZAREATO

“Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová, se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas. Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá. Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello. Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta. Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza. Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová.

“Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá. Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día. Y consagrará para Jehová los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por la culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su nazareato” (Nm. 6:1-12).

“E hizo [Ana la madre de Samuel] voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza” (1 S. 1:11). Esto implica que el hijo varón sería nazareo. Examinemos también el versículo 28: “Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová”.

“Porque será grande ante el Señor. No beberá jamás ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre” (Lc. 1:15). Según este versículo, Juan el bautista también era nazareo.

EL SUPLEMENTO DE DIOS PARA EL SACERDOCIO

En Exodo y Levítico el Señor ordenó y designó muchas clases de personas para que le sirvieran. En el principio del libro de Números, el Señor le dijo a Moisés cómo hacer de estas personas un ejército para salir a la batalla. En el capítulo seis de Números, mientras el Señor le decía a Moisés cómo organizarlas, le dio un suplemento. El Señor designó sólo a la casa de Aarón, de la tribu de Leví, para que fuesen sacerdotes. Los demás levitas que servían en el tabernáculo no eran sacerdotes.

Supongamos que la casa de Aarón no fuera fiel al Señor y que lo abandonara. ¿Qué haría el Señor? Quizás esto nos parezca extraño, pero está en la Biblia. Por ejemplo, Abraham fue escogido por Dios después de que el linaje creado cayó. De Abraham salió el pueblo de Israel con el cual Dios se propuso hacer un reino de sacerdotes. Según la Biblia, un sacerdote es uno que se abre al Señor para mezclarse con El a fin de contenerle y expresarle. La intención de Dios con toda la nación de Israel era hacerla un reino de sacerdotes; sin embargo, debido al fracaso de la nación, el Señor escogió a la tribu de Leví para que representara a todo el pueblo. Pero no todos los de la tribu de Leví fueron escogidos por el Señor como sacerdotes; solamente los de la casa de Aarón.

¿Acaso la casa de Aarón nunca caería? Con el tiempo, llegó a caer trágicamente en los tiempos de los hijos de Elí (1 S. 2:12-17). Pero el Señor había previsto esta situación. Además de designar a la casa de Aarón para que fueran sacerdotes, proveyó un suplemento en el capítulo seis de Números. Este suplemento significa “por si acaso”. En caso de que la casa de Aarón fracasara, el Señor había abierto una puerta lateral como provisión en caso de necesidad. Cuando la puerta de entrada se daña, se necesita una puerta lateral. Es por eso que tenemos el voto nazareo.

Ser un nazareo no se limita a ciertas personas, porque cualquiera puede hacerse nazareo. Si la persona es levita, miembro de la casa de Aarón, hombre o mujer, de todos modos la puerta auxiliar está abierta. Ni siquiera las hermanas deben estar molestas de que todos los sacerdotes del Antiguo Testamento fuesen varones; la puerta lateral está abierta tanto para los hombres como para las mujeres. En tiempos normales, la entrada principal es suficiente, pero cuando las circunstancias son anormales, se necesita la puerta auxiliar. El principio del voto nazareo consiste en que la puerta está abierta para todos, sin excluir a nadie.


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