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Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7932-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 17 Sección 4 de 5

CRISTO ES EL PAN DE LOS HIJOS
Y LAS MIGAJAS BAJO LA MESA

Si no comemos, no podemos hacer nada. Hoy en día simplemente necesitamos comer a Cristo. Él es nuestra vida en la forma de alimento. Cristo vino y se presentó como el pan de vida. Un día una mujer cananea vino a Él, diciendo: “¡Ten misericordia de mí, Señor, Hijo de David!”. El Señor Jesús le respondió: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos” (Mt. 15:22, 26). Esto fue muy significativo. La mujer llamó al Señor Jesús, Hijo de David, un descendiente de la familia real, pero el Señor Jesús en Su respuesta indicó que Él era el pan de los hijos. El Señor parecía decir: “No consideres que Yo soy un descendiente de la realeza. He venido aquí para ser tu pan. Yo soy el pan de los hijos. Considérame de esta manera”. La mujer era inteligente e inmediatamente asumió su posición. Ella dijo: “Sí, Señor. Estás en lo correcto. Tú eres el pan de los hijos, y yo soy un perrillo gentil. Pero también los perrillos tienen su porción: las migajas bajo la mesa. Tú, Jesús, te encuentras ahora bajo la mesa. El travieso pueblo judío te ha quitado de la mesa. Ahora es mi turno. Tú estás como migajas en el piso de los gentiles para ser mi porción”. El concepto natural, humano y religioso es que Jesús es el Hijo de David, procedente de la familia real, incluso es el Rey. Sin embargo, el concepto divino es que Jesús, quien es el propio Dios, ha venido para ser nuestra vida en forma de alimento. Por consiguiente, necesitamos comerle a Él.

EL CONOCIMIENTO Y LOS DONES DISTRAEN
A LOS CREYENTES, HACIENDO QUE ELLOS
NO TOMEN A CRISTO COMO SU VIDA

Jesús murió en la cruz, y en resurrección fue transfigurado de la carne al Espíritu, como 1 Corintios 15:45 dice: “Fue hecho [...] el postrer Adán, Espíritu vivificante”. En el libro de 1 Corintios, Pablo señala que lo que los creyentes corintios necesitaban no eran dones ni conocimiento, sino el Espíritu vivificante y comer a Jesús. Los creyentes corintios cometieron el error de recibir conocimiento y dones. En 1 Corintios 1:7 leemos: “Nada os falta en ningún don, aguardando con anhelo la revelación de nuestro Señor Jesucristo”. A los corintios nos les faltaba ningún don. Ellos tenían todos los dones, y tenían todo el conocimiento, pero no eran santos maduros. El capítulo 3 dice: “Yo, hermanos, no pude hablaros como a hombres espirituales, sino como a carne, como a niños en Cristo” (v. 1). Los corintios tenían el conocimiento, pero seguían siendo niños.

En 8:1 Pablo dice: “El conocimiento envanece”. El conocimiento nos da muerte porque el conocimiento es parte del árbol del conocimiento. No es parte del árbol de la vida. Los corintios mantenían el concepto de que necesitaban el conocimiento y los dones, pero según Pablo, ellos seguían siendo niños. El concepto del apóstol Pablo era que ellos necesitaban comer a Cristo. En 10:3 y 4 Pablo dice: “Todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. En el capítulo 3 Pablo dice: “Os di a beber leche” (v. 2). Los corintios tomaron equivocadamente el conocimiento y los dones, así que Pablo los corrigió diciéndoles que la necesidad de ellos era Cristo como su alimento. El postrer Adán llegó a ser el Espíritu que da vida. Los corintios necesitaban recibir a este Cristo. La iglesia ha errado el blanco, no sólo hoy en este siglo, sino aun desde el primer siglo. Los corintios erraron el blanco al dejar de comer de Jesús para volverse al conocimiento y los dones. Como resultado, la iglesia entró en degradación. La iglesia se degrada cuando hace énfasis en las enseñanzas, el conocimiento y los dones.

SER RECOBRADOS DE LAS ENSEÑANZAS Y DOCTRINAS
PARA COMER DE JESÚS

En las siete epístolas de Apocalipsis, el Señor Jesús les habló a las iglesias respecto a las enseñanzas y las obras (2:2, 6, 14-15, 20). Él parecía estar diciendo: “Tenéis la enseñanza de Balaam, tenéis la enseñanza de los nicolaítas, y sois enseñados por la mujer Jezabel. Vosotros también habéis hecho muchas cosas para Mí. Tenéis el conocimiento, tenéis las doctrinas, tenéis enseñanzas y tenéis todos los dones. No obstante, no me habéis comido a Mí”. En estas siete epístolas el Señor Jesús les prometió a los vencedores que ellos comerían. Él no les prometió que ellos conocerían, harían ni laborarían, sino que comerían del árbol de la vida. Éste es el recobro del Señor. ¿Ha sido usted recobrado? Hoy muchos de nosotros hablan bastante sobre el recobro, pero debo verificar con usted: ¿En qué consiste el recobro del Señor? El recobro consiste en traernos de regreso al origen, de regreso al principio. ¿Qué había en el principio, en el origen? Estaba el asunto del comer del árbol de la vida. Que el Señor sea misericordioso con nosotros de modo que nuestros ojos sean abiertos. Que podamos ver que necesitamos comer de Jesús, del árbol de la vida. Por esta razón, no solamente debemos vencer nuestro mal genio, las modas actuales, ni la aspiración de obtener un doctorado en ciencias. Debemos vencer todas las enseñanzas degradadas del cristianismo de hoy.

Yo mismo nací y crecí en el cristianismo fundamentalista, y formé parte de los Hermanos de Plymouth durante siete años y medio. Ellos son muy estrictos y famosos por su enseñanza, y recibí de ellos mucho conocimiento. Me llevó quince años poder deshacerme de todo el conocimiento que recibí de ellos, el cual me distrajo. Hoy en día, muchos queridos cristianos buscadores y hambrientos están siendo distraídos y desviados por todas las enseñanzas, de modo que no pueden disfrutar ni comer a Cristo. Hoy el Señor nos está recobrando de todas las enseñanzas presentes en el cristianismo degradado y nos está llevando de regreso a la dieta pura de Jesús.


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