Revelación básica contenida en las santas Escrituras, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-323-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En Apocalipsis Dios sentado en el trono tiene la apariencia de jaspe (4:3). Luego en 21:18 Juan nos dice que el muro de la ciudad fue hecho de jaspe. Estos versículos nos dicen que la Nueva Jerusalén se parecerá a Dios. La ciudad será una expresión corporativa de Dios.
El hecho de que Dios tendrá una expresión corporativa también se ve en la creación del hombre. Antes de que comenzaran los siglos, Dios nos predestinó para filiación. Luego creó al hombre a Su propia imagen, según Su predestinación, con la intención de que un día este hombre creado sería Su expresión corporativa. Ese día todavía no ha llegado. Cuando se acaben las cuatro dispensaciones —la de los patriarcas, la de la ley, la de la gracia y la del reino— será completa la obra divina de conformarnos a la imagen del Primogénito. Entonces seremos una entidad corporativa viviente que tiene la imagen de Dios.
La Nueva Jerusalén es el conjunto de todos los hijos como expresión corporativa. Es la composición de todos los queridos santos redimidos por Dios en todas las dispensaciones, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo. Juntos serán los componentes de esta ciudad santa, el conjunto de la filiación divina, y expresarán a Dios corporativamente para cumplir el deseo de Su corazón, según lo indicado en el hecho de que creara al hombre a Su propia imagen. Apocalipsis 21 y 22 son el cumplimiento de Génesis 1:26, es decir, que Dios tenga al hombre que manifieste Su imagen.
En el cielo nuevo y la tierra nueva hay dos categorías de personas. Una está compuesta de los muchos hijos y la otra, de los pueblos. Cuando estemos en la Nueva Jerusalén, seremos los hijos de Dios, y no los pueblos de Dios.
En Bretaña hay una familia real. Ellos no son “el pueblo”, sino los que reinan. Santos, ¿han considerado alguna vez que ustedes no son parte del pueblo ordinario? Ustedes son parte de la familia real. Juan nos dice en Apocalipsis 1:6 que Cristo nos ha hecho “un reino, sacerdotes para Su Dios y Padre”. Nosotros somos los hijos del Dios todopoderoso, quien es el Rey de los reyes. Esto nos hace miembros, parientes, de la familia real. No somos solamente hijos de Dios, sino también miembros de la familia real.
En Apocalipsis 21:3 dice: “Ellos serán Su pueblo”. Luego en 21:7 dice: “El que venza ... será Mi hijo”. En 21:24 se ven “las naciones”. Las naciones andarán a la luz de la ciudad santa. Nosotros, los hijos, la familia real, somos la ciudad santa. Entonces para Dios, Sus hijos pertenecen a una categoría y Su pueblo a otra.
En Londres me llevaron a ver el cambio de la guardia en frente de la puerta de Buckingham Palace. Aun en la gran ciudad de Londres, hay una “ciudad pequeña” llamada Buckingham Palace, donde vive la familia real. La Nueva Jerusalén será el palacio celestial, espiritual, divino y eterno de Buckingham. Alrededor de la ciudad real están las naciones.
En el cielo nuevo y la tierra nueva no seremos los pueblos, las naciones, sino los hijos. Los hijos de Dios en Apocalipsis 21:6-7 son los que nacieron de Dios mediante la regeneración (Jn. 1:12-13; 1 P. 1:3, 4, 23; Jac. 1:18). Son edificados juntos por medio de la transformación (1 Co. 3:9-12a; Ef. 2:20-22; 1 P. 2:4-6; 2 Co. 3:18; Ro. 12:2; Ef. 4:23-24). Serán glorificados en plena conformación para ser la expresión corporativa del Dios Triuno (Ro. 8:29-30; He. 2:10; Ap. 21:11). Las naciones que están fuera de la Nueva Jerusalén no son nacidas de nuevo, transformadas ni glorificadas. Somos distintos de las naciones.
La categoría de personas que hayan sido regeneradas, transformadas, glorificadas y conformadas serán los componentes de la Nueva Jerusalén. Hoy los creyentes como miembros del Cuerpo de Cristo son los componentes de la iglesia, la cual es la casa de Dios y la esposa de Cristo. La iglesia no es un edificio, sino la composición viviente de todos los miembros vivientes de Cristo. Esta composición es un organismo, y no una organización. Donde se encuentran estas personas, allí está el organismo. Estamos aquí como este organismo, la iglesia. Si nos mudamos a Miami, este organismo estará en Miami.
En la eternidad estos componentes —los hijos de Dios que hayan sido regenerados, transformados, glorificados y conformados para ser la casa de Dios y la esposa de Cristo (Ap. 21:3, 9)— comerán del árbol de la vida y beberán del agua de vida. Estos serán los dos disfrutes principales, sólidos y básicos que tendrán los hijos de Dios. Apocalipsis 22:14 promete que tendremos derecho a comer del árbol de la vida. En Apocalipsis 22:17 vemos una llamada a beber del agua. Estos serán nuestros disfrutes básicos en la Nueva Jerusalén por la eternidad.
En aquel entonces serviremos a Dios y al Cordero como Sus esclavos (Ap. 22:3) por la eternidad. También seremos reyes que regirán sobre las naciones, los pueblos, por la eternidad. Apocalipsis 22:5 dice que nosotros reinaremos “por los siglos de los siglos”. Todos los creyentes como hijos de Dios seremos reyes. Los ángeles serán los sirvientes (He. 1:13-14) que nos servirán a nosotros. Ellos son los sirvientes de la familia real, y nosotros somos reyes sobre las naciones. Este es el reino de Dios en la eternidad.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.