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Línea central de la revelación divina, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8224-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 10 Sección 2 de 5

LA CREACIÓN DEL HOMBRE FUE
LA PREPARACIÓN PRELIMINAR QUE DIOS REALIZÓ
PARA IMPARTIRSE A SÍ MISMO EN EL HOMBRE
CONFORME A SU ECONOMÍA

La creación del hombre como vaso tripartito fue la preparación preliminar que Dios realizó con miras a que el hombre recibiera al Dios Triuno dentro de su interior. La entrada del Dios Triuno en nuestro ser es Su impartición de Él mismo en nosotros. Antes que Él se impartiera en nosotros, nos creó con un cuerpo y un espíritu para producir un alma. Nosotros fuimos preparados por Dios de tal manera. Así que, nosotros los hombres somos un alma con dos órganos: el cuerpo como órgano externo y el espíritu como órgano interno. Nuestro espíritu como órgano interno tiene la capacidad de recibir y contener a Dios. Esto es la preparación que Dios realizó para impartirse a Sí mismo en el hombre conforme a Su economía divina.

IV. DESPUÉS DE SER CREADO,
EL HOMBRE FUE PUESTO EN EL HUERTO DEL EDÉN

Después de ser creado, el hombre fue puesto en el huerto del Edén (Gn. 2:8). Un huerto es un lugar placentero y hermoso. En la tierra recién creada por Dios, Dios puso al hombre en un huerto.

A. Frente a dos árboles

El hombre fue puesto en el huerto del Edén frente a dos árboles (v. 9). Un árbol era el árbol de la vida y el otro era el árbol del conocimiento del bien y del mal. El árbol de la vida simbolizaba a Dios, quien iba a ser recibido por el hombre como su vida de dependencia (v. 16). El árbol del conocimiento del bien y del mal simbolizaba a Satanás como conocimiento de independencia, el cual da por resultado la muerte (v. 17).

B. Con un río, el cual representa el fluir de Dios
como vida para producir tres materiales preciosos

Un río fluía junto al árbol de la vida. Finalmente, este río se repartió en cuatro brazos, los cuales corrían hacia los cuatro extremos de la tierra (vs. 10-14). Uno de los brazos era el río Éufrates, el cual corre por el país actual de Irak. El río representa el fluir de Dios como vida para producir tres materiales preciosos (vs. 10-14; Ap. 22:1-2a; Jn. 7:38-39).

El primero de los tres materiales preciosos era el oro (Gn. 2:11b-12a), el cual representa la naturaleza de Dios el Padre. El segundo de los tres materiales estaba junto al fluir del río y era bedelio (v. 12b). El bedelio se forma de una resina fragante y representa a Dios el Hijo en Su redención. El tercero de los tres materiales preciosos era ónice, el cual representa a Dios el Espíritu en Su obra transformadora (v. 12c). El oro, el bedelio y el ónice eran los tres materiales preciosos producidos por el fluir del río.

C. A fin de producir un complemento para Dios

Inmediatamente después de crear al hombre y de poner al hombre frente al árbol de la vida, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; haré ayuda idónea para él” (Gn. 2:18). Luego, Dios hizo un complemento para Adán al hacer caer un sueño sobre el hombre, abrir su costado, tomar una de sus costillas, y de la costilla extraída edificar una mujer (vs. 21-22). La mujer llegó a ser el complemento, la segunda parte, del hombre. La mujer, Eva, fue edificada con la costilla extraída de Adán y devuelta a Adán para que fuese una sola carne con él como su complemento.

Adán, el primer Adán, tipifica a Cristo, el postrer Adán, quien es la corporificación de Dios (Gn. 2:20b; Ro. 5:14b; 1 Co. 15:45). Eva, que fue edificada con la costilla extraída de Adán y que regresó a Adán para que fuese una sola carne con él como su complemento, representa a la iglesia, la cual provino del costado de Cristo y regresó a Cristo para que fuese un solo espíritu con Él como Su complemento (el del Dios Triuno procesado). Este complemento es el Cuerpo orgánico de Cristo como Su novia, que tiene su consumación en la Nueva Jerusalén, la cual está edificada con el Dios Triuno procesado como oro, perla y piedras preciosas (Ap. 21:18-21), materiales que son tipificados por el oro, el bedelio y el ónice en varios pasajes, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento (Gn. 2:11-12, 21-24; Ef. 5:25-32; 1:22-23; Ap. 19:7; 21:2, 9b-10).

D. La compleción de la creación del hombre
de parte de Dios con la perspectiva
de Su impartición conforme a Su economía
necesita toda la Biblia
para definirla completamente

¿Por qué la narración de cuando Dios creó los cielos, la tierra, las plantas, los animales, el hombre y billones de cosas sólo ocupa dos capítulos del libro de Génesis? No creo que Dios haya escrito estos dos capítulos meramente para narrarnos la creación. En realidad, estos dos capítulos no hablan principalmente de la creación; más bien, nos revelan la impartición divina según la economía divina. Aunque no podemos encontrar las expresiones impartición divina y economía divina en estos capítulos, el hecho está allí. La intención de Génesis 1 y 2 es mostrarnos cómo Dios hizo los preparativos para la futura impartición de Sí mismo en conformidad con Su economía divina. Génesis 1 y 2 son una narración de cómo Dios creó al hombre con la intención de que Él fuese la vida y el contenido del hombre.

Después de crear al hombre, Dios trajo al hombre a un huerto y lo puso en frente de dos árboles. Un árbol, el árbol de la vida, era bueno para comer (2:9), pero el otro, el árbol del conocimiento del bien y del mal, dio por resultado la muerte (v. 17). Dios advirtió al hombre que no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal.

Dios mismo estaba corporificado en el árbol de la vida. El árbol de la vida se menciona de nuevo en el libro de Apocalipsis (2:7; 22:2). En Apocalipsis 2:7 el Señor Jesús dio una promesa a los vencedores, diciendo: “Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en el Paraíso de Dios”. Luego, en Apocalipsis 22:1-2 un río de agua de vida procede del trono de Dios y del Cordero. A lo largo del río y en los dos lados del río, un árbol, una vid crece. El árbol produce fruto cada mes para abastecer a todos los habitantes de la Nueva Jerusalén, y el río fluye para apagar la sed de ellos. La Nueva Jerusalén misma está constituida del Dios Triuno como oro, perla y piedras preciosas (21:18-21). La mención de estos materiales preciosos, del río y del árbol de la vida, corresponde a la narración que se encuentra en Génesis 2. En Génesis los materiales preciosos están allí pero no están edificados. Pero al final de la Biblia, todos estos materiales han sido edificados y han venido a ser un solo edificio, la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén es la composición de estos tres materiales para ser la novia (19:7-8; 21:2; 22:17), la Eva verdadera, para complementar al hombre verdadero, el Dios Triuno. En ese tiempo, Dios tendrá un complemento con quien podrá pasar Su eternidad, para que Él tenga reposo, gozo y satisfacción.

Toda la Biblia es una narración de la impartición divina del Dios Triuno procesado en el hombre tripartito transformado, lo cual resulta en una entidad que no solamente conlleva una combinación, sino también una compenetración, una mezcla del Dios Triuno con el hombre tripartito. Esta entidad satisface a Dios y hace que esté contento, y al mismo tiempo causa que el hombre descanse en Dios y que sea satisfecho y esté contento con Él.


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