Experiencia que tenemos de Cristo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4619-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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De entre todas las Epístolas escritas por Pablo únicamente Filipenses está clara y definitivamente relacionada con la experiencia que tenemos de Cristo. Como hemos visto, Filipenses viene después de Efesios, un libro que trata de la iglesia, y antes de Colosenses, un libro acerca de la Cabeza. Esto nos muestra que a fin de que nosotros, los miembros del Cuerpo, podamos llegar a la Cabeza, tenemos que experimentar a Cristo.
En Filipenses 1 Pablo dice lo siguiente: “Será magnificado Cristo en mi cuerpo” (v. 20), y “Para mí el vivir es Cristo” (v. 21). La declaración “el vivir es Cristo” es sencilla, pero a la vez muy profunda. Si nosotros hubiésemos dicho estas palabras en vez del apóstol Pablo, otros nos habrían acusado de blasfemia. Se preguntarían cómo nos atrevemos a decir que para nosotros el vivir es Cristo. Sin embargo, Pablo tuvo el denuedo de decir estas palabras porque su visión era muy clara y su experiencia era rica. Pablo había visto claramente que en la economía de Dios para él el vivir era Cristo. No sólo vio esto, sino que también vivió conforme a esta visión. Nosotros también necesitamos tener una visión igual de clara y una rica experiencia de este asunto. Debemos poder decir: “Para nosotros el vivir es Cristo”. Para nosotros, el vivir no es un buen hombre, sino Cristo.
En el versículo 20 Pablo dice que Cristo sería magnificado en su cuerpo. Son pocos los cristianos que saben lo que significa la palabra magnificar en este versículo. Algunos dicen que ser magnificado significa ser expresado, exaltado, glorificado y honrado. Es cierto que significa todas estas cosas, pero estas palabras no nos dan el verdadero significado de la palabra magnificar. El hecho de que Cristo sea magnificado en nosotros significa que nosotros experimentamos al Cristo ilimitado. Cristo es magnificado cuando muestra lo ilimitado que Él es. Por ejemplo, nuestro amor es limitado porque no es Cristo. La razón por la cual hay tantas separaciones y divorcios es que el amor humano es limitado. Cristo es ilimitado, pero nosotros somos personas limitadas. Sin embargo, si nosotros vivimos a Cristo en algún aspecto, dicho aspecto será ilimitado. Pero si vivimos por nosotros mismos en ese mismo aspecto, éste será limitado. Si amamos a los demás con nuestro amor, descubriremos que finalmente nuestro amor se agotará. Aquellos que amamos nos exigirán cada vez más amor, hasta el punto en que lo agotarán. La esposa agotará el amor de un esposo, los hijos agotarán el amor de sus padres y los santos agotarán el amor de los ancianos. Sin embargo, aunque nuestros recursos se agoten, Cristo jamás se agota. Cuanto más amor le exijamos, más amor Él nos dará para satisfacer nuestra demanda. Por lo tanto, vivir por Cristo al amar a otros es magnificarlo a Él, como Aquel que es ilimitado. Esto mismo podemos aplicarlo a la humildad y la paciencia. Nuestra humildad y paciencia son limitadas, pero la humildad y paciencia de Cristo son ilimitadas. Por lo tanto, si vivimos por Cristo en el aspecto de la humildad y la paciencia, lo magnificaremos.
En el libro de Filipenses vemos que Pablo fue muy osado no sólo al usar expresiones positivas, sino también expresiones negativas. Por ejemplo, en 3:2 él dijo: “Guardaos de los perros”. De hecho, el Señor Jesús fue el primero en usar la expresión perros. En Mateo 7:6 Él dijo: “No deis lo santo a los perros”. Los “perros” aquí se refieren a los fariseos, a las personas religiosas, a los judaizantes. Pablo siguió el ejemplo del Señor Jesús al decirnos que nos guardáramos de los perros. Para la época en que Pablo escribió el libro de Filipenses, los perros se habían vuelto peores que los mencionados en Mateo 7.
Algunos quizás se pregunten cómo podemos estar seguros de que los perros mencionados en Filipenses 3:2 se refieren a los judaizantes. La construcción gramatical de este versículo es una prueba de ello. Pablo dice: “Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo”. En este versículo aparece tres veces la palabra guardaos. Además, no hay conjunciones sino únicamente comas. Esto indica que los perros son los malos obreros y que los malos obreros son los mutiladores del cuerpo. La expresión mutiladores del cuerpo es un término despectivo que se refiere a la circuncisión. La circuncisión es un término honroso, pero la expresión mutiladores del cuerpo es despectiva. Pablo a propósito llamó así a la circuncisión judía. Los judíos, quienes habían sido circuncidados, al ser llamados mutiladores del cuerpo, estaban siendo llamados gente despreciable. Por consiguiente, los perros son los malos obreros y los malos obreros son los judíos circuncisos. Pablo fue muy osado al llamar a los judaizantes perros y malos obreros. Los religiosos judíos, por supuesto, jamás se consideraban así; al contrario, ellos se consideraban a sí mismos adoradores de Dios y hacedores del bien, puesto que se esmeraban por guardar la ley. Además, para ellos la circuncisión era algo honroso. Pero en este versículo Pablo los llamó perros y malos obreros, y menospreció la práctica de la circuncisión, llamándola mutilación del cuerpo.
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