CAPÍTULO SIETE

EL MOVER DE UNA PERSONA VIVA

Lectura bíblica: Cnt. 1:4a, 7a, 8a, 9, 12-16a; 2:2-4, 14, 16; 3:6; 4:1; Jer. 50:19; Mi. 7:14

LA NECESIDAD DE TENER UNA PERSONA VIVA

Ya vimos muchos puntos en Cantar de los cantares acerca de cómo tomar a Cristo como una persona viva. Muchas personas han usado la Biblia de manera equívoca como si sólo fuese un libro de doctrinas, y han formado una religión cristiana. Una religión consta de doctrinas, actividades, programas y obras. Con respecto a las obras y actividades, uno necesita poder para realizarlas y también necesita dones, una capacidad especial, para llevarlas a cabo. El cristianismo posee principalmente estas cuatro cosas: doctrinas, actividades, el poder para realizarlas y los dones.

Pero hablando con propiedad, el Señor Jesús no es una religión; ¡el Señor Jesús es una persona viva! Las doctrinas son necesarias en cualquier religión, pero una persona no necesita doctrinas. Una esposa no necesita un libro de doctrinas acerca de su esposo porque él es una persona viva. Si realmente estamos en la presencia del Señor Jesús, no necesitaremos doctrinas. Él es nuestra doctrina viva. Muchos tienen la doctrina de la santificación, pero no han sido santificados porque la santificación es sencillamente el Señor Jesús mismo. Usted puede tener la doctrina de la santificación y no tener la realidad de la santificación. Sin embargo, mientras tenga a Cristo, aun cuando no sepa nada de la doctrina de la santificación, usted tendrá la realidad de ella. Esto se debe a que la verdadera santificación es Cristo como una persona viva.

Las personas hoy en día prestan demasiada atención a las doctrinas, las actividades, el poder y los dones. Pero ¡lo que necesitamos es una persona viva! Las personas podrán usar equivocadamente otros libros de la Biblia, pero es difícil que usen equivocadamente Cantar de los cantares porque éste no es un libro de doctrinas, actividades, poder o dones. Antes bien, ¡nos describe a una persona viva! “¡Ah, si me besaras con besos de tu boca!, porque mejores son tus amores que el vino”. Quienquiera que hable de esta manera estará completamente fuera de la esfera de la religión.

EL RECOBRO DE ESTA PERSONA VIVA

Hoy en día a muchas personas les interesa más la religión que la persona viva. Pero hoy el Señor en Su recobro no desea recobrar ningún asunto religioso. ¡Lo que Él está recobrando es que Sus creyentes lo tomen como una persona viva! No se trata de recobrar doctrinas, formas o dones.

Cuando el Señor vino por primera vez a la tierra, Él aparentemente no era nada más que un insignificante hombre de Nazaret. Pero en realidad también era Dios. En Juan 11 y 12 leemos que Él estaba en casa de María, Marta y Lázaro en Betania. Betania significa “casa de los pobres”. Él estaba en la casa de los pobres mientras que todos los líderes y sacerdotes judíos estaban ofreciendo sacrificios a Dios y quemándole incienso. Ellos no se daban cuenta de que el propio Dios a quien adoraban estaba en aquella casita. Él no estaba en el templo recibiendo su adoración, sino que estaba en la casa de los pobres en Betania. El propio Dios estaba allí en la forma de un hombre de humilde condición. Aquellos adoradores judíos adoraban diligentemente a Dios, pero no se daban cuenta de que Dios no estaba allí. Esto se debe a que a ellos les interesaba más su religión y las tradiciones de sus padres.

El Señor Jesús vino como Dios a un grupo de jóvenes para recobrar el que Sus creyentes le tomen como Su persona viva. Él jamás fue al templo ni llamó a ninguno de los sacerdotes para que vinieran a Él y le siguieran. En lugar de ello, fue a la orilla del mar de Galilea y llamó a unos pescadores jóvenes incultos. Ni siquiera llamó a sus padres. Más aún, todos estos jóvenes pescadores dejaron a sus padres, abandonaron todas las antiguas tradiciones y le siguieron. Hoy en día el Señor Jesús hace con la religión cristiana lo mismo que hizo con la antigua religión judía.

Cantar de los cantares no es un libro lleno de religión con doctrinas, actividades, poder y dones. ¡Lo único que encontramos en este libro es una relación amorosa con una persona viva! Ésta es Dios y a la vez hombre. Él es nuestro Creador y nuestro Redentor. Él es Aquel que nos justifica, nos santifica y es nuestra vida. Él es nuestro Señor, nuestra persona y nuestro todo. Aparte de esta persona viva, no debemos preocuparnos por nada más. Mientras le tengamos a Él, lo tenemos todo. Es posible que no sepamos nada acerca de la justificación, la santificación y tantas otras doctrinas. No obstante, si tenemos a esta persona viva, tenemos todas las doctrinas que necesitamos.

Supongamos que tenemos aquí a dos hombres. Uno tiene un doctorado, ha aprendido todas las doctrinas de la justificación, la santificación, etc. Pero cuando le hablamos acerca de Cristo como una persona viva, simplemente no sabe de qué estamos hablando. A pesar de que ha estudiado todas las doctrinas, no ha tocado al Señor de una manera viva, ni siquiera una vez. El otro hombre, en cambio, no ha adquirido mucho conocimiento. No conoce ninguna de las doctrinas, y para él todas las doctrinas son iguales. Sin embargo, ama al Señor Jesús. Él ora continuamente, diciendo: “¡Oh, Señor Jesús, cuánto te amo! Tú eres mi persona viva. ¡Cuánto amo tener contacto contigo!”. ¿No creen que lo que él tiene es mucho más que lo que tiene el primero? Así pues, lo que importa no es las doctrinas, las enseñanzas ni el conocimiento. Lo que importa son los hechos concretos. Al Señor no le interesan nuestras doctrinas, enseñanzas ni dones. Él desea es ser una persona viva para nosotros. Quiera el Señor tener misericordia de nosotros para que no busquemos nada más, excepto ganar de Él cada vez más.