Entrenamiento de perfeccionamientopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4812-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ahora necesitamos dedicar más tiempo a la sanidad. La medicina es el un solo espíritu, pero necesitamos saber cómo emplear esta medicina. ¿Cómo vamos a aplicarla? Uno puede tener el medicamento, pero también debe saber cómo emplearlo. Por ejemplo, hay algunas medicinas que se administran oralmente. Ésa es una manera de aplicarlas. El un solo espíritu es la medicina única y efectiva para esta gran enfermedad; pero ¿cómo se aplica? ¿Cómo podemos emplear el un solo espíritu? Tal vez suene extraño escuchar que nosotros necesitamos emplear y aplicar el un solo espíritu. Esto se debe a que en el cristianismo todas las doctrinas son superficiales y hay muy poca aplicación práctica de las doctrinas. Pero con los medicamentos uno no puede ser doctrinal; hay que ser práctico y saber cómo emplearlos. ¿Cómo podemos aplicar esta medicina?
Nosotros debemos orar.
Decir que debemos orar es muy general. Sí, nosotros debemos orar, pero esta respuesta es muy general.
Entonces, yo diría que necesitamos disfrutar de Su presencia.
Ésta es una pregunta difícil de responder. La aplicación del un solo espíritu es algo muy complicado debido a que el Espíritu mismo es un asunto totalmente complicado. Primero debe conocer quién es el Espíritu y qué es el Espíritu. Las medicinas vienen en diferentes formas y sustancias; algunas son líquidos, otras vienen en polvo y otras en píldoras. Uno debe tomarla de acuerdo a su forma.
Déjenme explicarlo en esta manera: cuando yo estaba escribiendo las notas sobre Filipenses, descubrí un factor; por un lado Pablo dice: “Para mí el vivir es Cristo” (1:21). Él también dice: “Será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (v. 20). Por otro lado él habla de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo (v. 19). Además, Pablo esperaba que todo lo que le había ocurrido resultaría en su salvación. Nosotros debemos ver estos dos aspectos. Si no tenemos la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, no podremos vivir a Cristo y nunca podremos magnificar a Cristo.
Sin embargo, si conocemos la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, pero aún no tenemos la visión de que Dios quiere que vivamos a Cristo y magnifiquemos a Cristo, no podremos tener una vida apropiada. Usted puede conocer la abundante suministración del Espíritu, pero si no tiene la visión de la intención y el propósito de Dios, no podrá tener una vida adecuada. Nosotros necesitamos de ambos aspectos; necesitamos ser llenos de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo y necesitamos ver la visión con respecto a vivir a Cristo. Además, necesitamos ver qué es el Espíritu. Por ejemplo, según el concepto de algunos cristianos que están hoy en el movimiento pentecostal, el Espíritu es dado para hablar en lenguas, para manifestaciones de dones, hacer sanidades, realizar milagros y para profetizar. Ellos no tienen la noción de que el Espíritu pentecostal debe ser para vivir a Cristo y magnificar a Cristo. Así que, llegan a ser distintos de la intención que Dios tiene. La intención de Dios en dar el Espíritu a Su pueblo es que ellos vivan a Cristo y magnifiquen a Cristo. El Espíritu puede expresar y manifestar los dones, pero no es para la manifestación de dones. Puede hacer sanidades o milagros, pero no es para hacer sanidades o milagros; es para Cristo. El un solo espíritu es la medicina no sólo para curar nuestra opinión, sino también para que vivamos a Cristo y magnifiquemos a Cristo. Para aplicar esta medicina, o sea, este un solo espíritu, necesitamos una visión de Cristo. Usted necesita ver a Cristo; necesita ver que Cristo es su centro y que debe ser su circunferencia. Tiene que ver que Cristo debe ser la centralidad de su vivir y la universalidad de su ser. Si usted no ve esto, ni siquiera el Espíritu mismo puede sanarle. Si va a aplicar el Espíritu, usted necesita ver que Cristo tiene que ser la centralidad y la universalidad de todo su ser. En otras palabras, su ser debe ser ocupado por Cristo y estar ocupado con Cristo.
Filipenses es realmente un libro que trata con la opinión. Este libro nos dice: “Tened todos el mismo pensamiento” (2:2; 4:2); “pensemos de este modo” (3:15); “teniendo este único pensamiento” (2:2); sed “del mismo ánimo” (v. 20); “unánimes” (1:27); y “unidos en el alma” (2:2). Todas estas expresiones tratan con lo que nosotros llamamos opinión. La opinión estaba allí por la ausencia de Cristo entre los creyentes filipenses. Ellos estaban escasos de Cristo. Ellos tenían demasiados pensamientos; tenían diferentes pensamientos; tenían diferentes almas, porque estaban carentes de Cristo. Ellos no podían aplicar la medicina del Espíritu hasta que tuvieran la visión con respecto al deseo de Dios, de que ellos debían estar totalmente ocupados con Cristo. Cristo debía ser su centro y su circunferencia. Cristo debía ser todo para ellos; tenían que abandonar todos los demás pensamientos. Sus mentes necesitaban estar completamente llenas de Cristo. Si usted quiere aplicar la medicina de ser un solo espíritu, necesita una visión, donde pueda ver que Dios no quiere nada de lo que esté en usted, no quiere su opinión, su pensamiento, su idea, su concepto ni su manera de pensar; Él sólo quiere a Cristo.
Necesitamos ver esto no solamente de una forma doctrinal. Si sólo vemos esto de una manera doctrinal, no experimentaremos el perfeccionamiento. Suponga que usted tiene algunas opiniones y conceptos diferentes a los de su esposa. ¿Cómo trataría usted con sus opiniones? Ha escuchado que la medicina es el un solo espíritu; pero ¿cómo aplicaría el un solo espíritu?
Primero yo fui al Señor y oré con respecto a la palabra que recibí. También oré sobre los diferentes aspectos de mi vivir, mi vida de iglesia, mi situación laboral y mi vida familiar. Oré que el Señor resplandeciera sobre mis opiniones en todas esas áreas. He experimentado cierta iluminación, y salieron a relucir algunas cosas en cuanto a la relación que llevo con mi esposa. Yo sentí que la oración bajo esa luz hizo algo en mi interior; pero si yo no disfruto del Espíritu ni me mantengo en oración inhalando al Señor, cuando surja un conflicto con mi esposa, aunque yo haya recibido la luz, el problema aún persistirá.
Yo diría que todo lo que ha dicho es muy bueno, pero es algo religioso y no es muy práctico. Permítame darle un ejemplo práctico. Suponga que usted quiere lavar los platos con agua caliente, pero su esposa quiere lavar los platos con agua hirviendo. Usted discute con ella, y ella también discute con usted. Todos nosotros tenemos estas experiencias. Como una persona rápida, a mí no me gusta perder tanto tiempo lavando los platos, pero a mi esposa le gusta lavar los platos por dentro y por fuera una y otra vez. Lavar de esa manera me molesta, pero yo no la puedo convencer que acepte mi manera de lavar los trastos ni ella puede convencerme que acepte su manera de lavarlos. Entonces, ¿cómo puedo aplicar la medicina del Espíritu? Tan sólo orar y tratar de aplicar todas las cosas mencionadas en los puntos es muy religioso. En el pasado yo traté de aplicar los puntos de esta manera, pero finalmente por experiencia aprendí que no había necesidad de orar, sino simplemente preguntar: “¿Es mi manera de lavar los platos Cristo?”. Mi manera simplemente no es Cristo. Algunas veces yo podía discutir: “Si, Señor, mi manera no es Cristo, y la manera de mi esposa tampoco es Cristo”. Pero entonces, de inmediato viene la visión, ¿es esa discusión Cristo? Todo el tiempo esta pregunta viene: “¿Es esto Cristo?”. Esta pregunta nos inmoviliza para que el Espíritu venga a curarnos. Ésta es la manera de aplicar el Espíritu.
La manera que las hermanas aplican el Espíritu puede ser llorando. Primero ellas lloran y luego aplican el Espíritu. Pero yo diría que ellas no necesitan llorar. El llanto es una pérdida de tiempo. Pero, debido a que están acostumbradas a llorar, si no lloran, no pueden experimentar a Cristo. Por mucho tiempo yo no podía experimentar a Cristo hasta que molestaba a otros u otros me molestaban a mi. Entonces me iba a mi habitación, cerraba la puerta y me arrodillaba. Yo suspiraba por un rato y después empezaba a orar, y luego experimentaba a Cristo. Pero en realidad usted no necesita llorar y tampoco necesita orar. Todo lo que necesita es tener una visión de que lo que Dios quiere para usted es sólo Cristo. ¡Cristo debe ser lo básico! ¡Cristo debe ser lo crucial! ¡Cristo debe ser el centro de su ser! Dios no quiere nada más. Pero ya sea que lavemos los platos rápidamente o con lentitud o muy bien o muy mal, ya sea que tomemos el té rápidamente o con lentitud —todas estas cosas no son Cristo. Si nosotros nos asimos a esta visión, de inmediato el Espíritu vendrá.
De igual manera, la forma apropiada de acomodar las sillas en la reunión no significa nada. Sólo Cristo cuenta. Si ve la visión de que sólo Cristo cuenta, no necesita esperar por la suministración del Espíritu; usted simplemente la toma. Tenemos que ver la visión de que Cristo deberá ser prácticamente todo en nuestras vida. Si puede ver tal visión, desde ese momento en adelante no tendrá ningún problema con su esposa; la visión le recordará: esto no es Cristo. Entonces usted dirá “amén”. Siempre que nosotros tengamos una idea diferente a la de los demás, es muy fácil que nos sintamos ofendidos. Cuando los demás aceptan su propuesta, está feliz; pero cada vez que su propuesta es rechazada, se siente insultado y ofendido. ¿Qué debemos hacer? ¡Todos debemos ver una visión! Todos necesitamos ver la visión de que Cristo es la centralidad y la universalidad de Dios en nuestro ser. Dios no quiere nada más. Tenemos que examinar si vivimos a Cristo en cada aspecto de nuestro vivir. ¿Es Cristo la manera que usted lava los platos? Una vez que usted ve esto, el devorador en su interior, la opinión, estará medio muerto. Entonces, el Espíritu siempre sigue a Cristo. Todas las parejas jóvenes tienen desacuerdos en cómo tratar con los hijos. Los hermanos jóvenes tienen sus conceptos y las hermanas jóvenes también. Mientras usted está tratando de debatir con su esposa con respecto a cómo tratar con los hijos, usted debe preguntarse: ¿Es esto Cristo? Si usted simplemente se pregunta: ¿Es esto Cristo?, la mitad de su opinión será aniquilada. Luego el Espíritu vendrá para eliminar el resto. Entonces usted no tendrá ningún problema.
Todos nosotros tenemos que estar completamente ocupados por Cristo y con Cristo. No sólo en la vida de iglesia y en la obra del Señor, sino también en la vida familiar necesitamos ser ocupados por Cristo. He estado con los colaboradores por muchos años en la obra del Señor. De no ser por el hecho de que nosotros siempre cuidábamos de que Cristo fuese el centro y el todo en nuestro trabajo, tal vez hubiera habido algunas peleas entre los colaboradores. No se debe a que yo soy amable y los otros son amables, entonces podemos trabajar juntos con amabilidad. ¡No! Yo soy malo y todos nosotros somos malos. Ni uno entre todos los colaboradores es amable. Usted puede ser amable por algunas mañanas. Yo puedo ser amable entre ustedes por unos cuantos días, pero trabajar juntos en la obra es un asunto de toda la vida al igual que la vida matrimonial. Tarde o temprano uno quedará al descubierto y todos sabrán que no somos tan amables. El único que es completamente amable es Cristo. Siempre que un problema surge entre los colaboradores, el remedio es que Cristo sea el centro. ¿Por qué debo pelear con mis hermanos sólo por mi interpretación de ciertos versículos de la Biblia? ¡Eso no es Cristo! Para mí, el insistir sobre cierto aspecto de algo no es Cristo. Por consiguiente, he aprendido a dejar a un lado todas las demás cosas excepto Cristo. Finalmente, ya no tenemos problemas. Al principio de la obra había muchos problemas. Pero ahora ya casi no hay problemas, porque he sido curado por la visión acerca de que Cristo es todo en la iglesia y en la obra del Señor.
Si tienen esta visión y se mantienen firmes en esta visión, su opinión será un cincuenta por ciento aniquilada. Entonces el Espíritu siempre seguirá a Cristo. Él siempre honra a Cristo. Inmediatamente Él sigue a Cristo para exterminar la opinión y para vaciarnos por completo. La manera más breve y más efectiva para tratar con la opinión, no es orar ni llorar, sino aplicar la medicina del un solo espíritu, que es simplemente permanecer firmes con la visión de que Cristo debe ser todo para nosotros. Todos nosotros necesitamos practicar esto. Tenemos el medicamento y también tenemos la manera de aplicarlo. El Espíritu es todo-inclusivo y todopoderoso, pero la situación entre muchos buenos cristianos es que ellos se están peleando entre sí. El Espíritu está allí, pero Él no tiene manera de curarlos. El Espíritu está ahí y el Espíritu es fuerte, pero Él no tiene un camino abierto debido a que ellos no practican la manera de aplicar el Espíritu.
Algunas veces el Espíritu trabajará hasta cierto grado, sólo después de que nosotros hayamos luchado por largo tiempo. Debido a algún problema en la obra del Señor, acudimos al Señor una y otra vez e incluso podemos llorar delante de Él. Después de una semana de oración, quizás yo le conceda al Espíritu un pequeño camino para que sane mi opinión y hacer que yo sea uno con un hermano. Pero ese camino es demasiado lento y tarda mucho. Sin embargo, ésta ha sido nuestra manera de proceder. Incluso en nuestra vida matrimonial, esto es lo que hemos hecho. Cuando el esposo y la esposa tienen un problema, puede tomar tres días para que la situación sea aclarada. ¿Es el Espíritu lento? ¿Es la sanidad del Espíritu gradual? Él no es lento; Él es dinámico, pero nuestra aplicación es demasiado lenta. Lo que nosotros necesitamos es una visión con respecto a que Cristo lo es todo para nosotros. De lo contrario, en nuestra familia tendremos muchos problemas, y en la iglesia entre los hermanos y las hermanas también tendremos muchos problemas. Además, en la obra, entre nosotros los colaboradores tendremos muchos problemas. Una visión apropiada de Cristo es la única base para que el Espíritu elimine nuestra opinión. Nosotros debemos ver que Dios no quiere nada más que a Cristo. Mientras estemos firmes con esta visión, no tendremos opinión alguna. Todos los problemas vienen de las fuentes que se han apartado de Cristo. Cuando usted toma a Cristo como el todo, no habrá problema. Esto no debe ser solamente una doctrina para nosotros; ésta debe ser nuestra práctica.
Muchos de los santos que están en el recobro del Señor ciertamente aman al Señor, aman el recobro del Señor y han visto la iglesia. Pero siento decir que entre ellos no hay edificación. Ellos no tienen la vida de iglesia de una manera práctica y total. ¿Cuál es el problema? El problema es la opinión. Nosotros estamos llenos de opinión tras opinión tras opinión. No podemos permanecer fuera de la iglesia debido a que hemos visto a la iglesia y no podemos alejarnos del recobro porque sabemos que éste es el camino del Señor hoy. Tampoco podemos estar alejados de los santos porque ellos son los miembros del Cuerpo; pero aun así no hay mucha edificación. No tenemos la vida de iglesia práctica de manera adecuada y en plenitud. ¿Cuál es el problema? ¡La opinión! Algo está escondido ahí, esto es, la opinión. La opinión nos está devorando, socavando, frustrando y restringiendo. La opinión es el mayor enemigo del Espíritu. El Espíritu debe tener una base para poder entrar y curar esta enfermedad, y para combatir este enemigo. Dicha base es la visión global de que Cristo es todo para nosotros. En la vida de iglesia nosotros sólo nos interesamos por Cristo. En la Palabra nosotros sólo nos interesamos por Cristo, e incluso en nuestra vida familiar sólo nos interesamos por Cristo. En nuestra vida personal, en nuestra vida diaria, Dios únicamente quiere a Cristo. Si nosotros tenemos tal visión panorámica con respecto a Cristo, esta visión se convertirá en la base sobre la cual podemos aplicar la medicina del Espíritu.
Supongamos que dos hermanos están discutiendo. ¿Cómo los podría ayudar? La manera general, la manera común, la manera ordinaria, es de animarlos a ser pacientes, a amarse el uno al otro, a considerar a otros mejores que ellos mismos. En realidad, esto no los ayudará. El primer punto es que uno mismo debe tener una experiencia apropiada y adecuada de Cristo. Si ha visto la visión de que Cristo es todo para usted, tendrá una experiencia adecuada. Entonces tendrá la manera para ayudar a estos dos hermanos que estaban discutiendo. Esto no depende de que seamos un pacificador, sino de que les ministremos a Cristo a ellos. Se trata de revelarles a Cristo a ellos. Si diariamente practicamos esto, cuando veamos esta clase de situación, el Espíritu nos guiará y nos dará la manera de acercarnos a ellos con las palabras adecuadas. A través de las palabras dadas por el Espíritu, Cristo espontáneamente les será ministrado, y ellos verán la misma visión. El Espíritu honrará a Cristo, y finalmente vendrá para limpiarlos y curar sus opiniones.
Lo más difícil en la sociedad humana es acallar la opinión de las personas. Es casi imposible sosegar la opinión de otro. Aun en la vida de iglesia, el más grande devorador es nuestra opinión. ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo podemos curar esta gran enfermedad? Claro, la única medicina es el Espíritu; pero ¿cómo podemos aplicarlo? El Espíritu no operará a menos que Cristo sea honrado. Cristo es siempre la base, el terreno, para que el Espíritu obre en las personas. Si un pecador ora: “Señor Jesús, te amo”, el Espíritu viene de inmediato, porque el Señor Jesús es honrado. El Espíritu siempre honra a Cristo y siempre va junto con Cristo. Si en nuestras vidas nosotros no honramos a Cristo, no habrá una base para que el Espíritu venga a operar en nosotros. Cristo debe ser siempre nuestra base en todo. Nosotros debemos estar firmes en Cristo en cada pensamiento, en cada concepto y en cada parte de nuestra opinión. Si nosotros hacemos esto, de inmediato el Espíritu vendrá a honrar a Cristo, y a eliminar nuestra opinión y a sanarnos. Ésta es la forma más rápida y más efectiva. No existe otra manera para acallar las opiniones de las personas. Ningún esposo puede acallar la opinión de su esposa y ninguna esposa puede subyugar la opinión de su esposo. Pero en la vida de iglesia nosotros no debemos tener ninguna opinión.
Desde la perspectiva humana, no existe ninguna posibilidad que esto ocurra, y es por eso que la vida de iglesia no ha tenido una vía libre por casi dos mil años. En el cristianismo este asunto de la opinión nunca ha sido subyugado. Ha estado haciendo daño a los cristianos; los ha estado matando, esparciendo, separando y dividiendo; incluso entre nosotros, la edificación ha avanzado muy despacio; el crecimiento es muy lento y la función no es elevada. Todo esto se debe a un solo aspecto: la opinión que está oculta dentro de usted y de mí. Siempre existe algo socavando y dañando la edificación, pero permanece escondido. ¿Cómo nos podemos deshacer de eso? No existe ningún otro camino excepto ver a Cristo, a fin de que el Espíritu pueda tener un camino por el cual entrar y curarnos. Necesitamos a Cristo como la base, como el terreno. Si simplemente oran sin tomar a Cristo como su centro, no habrá una base o un terreno para que el Espíritu entre y mate su opinión. ¿Puedo decirles una palabra fuerte? No necesitan orar; ustedes necesitan ver la visión. Necesitan tomar a Cristo como la base y como el todo en su vida, en su trabajo, en su matrimonio, en su iglesia. Una vez que ustedes toman a Cristo, ahí está el terreno para que el Espíritu entre a matar su opinión. Entonces serán liberados. Nosotros debemos ver a Cristo.
El libro de Filipenses nos dice que debemos tener el mismo pensamiento (2:2; 4:2). Esto realmente quiere decir que sólo debemos ver a Cristo como el todo. ¿Cómo podemos tener el mismo pensamiento a menos que veamos a Cristo como el todo? Cuando nosotros veamos a Cristo como el todo, no tendremos otro pensamiento. Nuestro entendimiento, nuestro pensamiento, sólo será Cristo. Entonces espontáneamente, sin importar cuántos cientos o miles podamos ser, tendremos un único pensamiento porque todos tendremos la misma visión. Tendremos el mismo Cristo ocupándonos por completo. Cristo ocupará nuestra vida, nuestra familia, nuestro hogar, nuestra iglesia y nuestro trabajo. Entonces todos tendremos el mismo pensamiento. Cuando tenemos el mismo pensamiento, esto hace que la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo tenga un camino para venir a sostenernos y curarnos de nuestra opinión.
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