Evangelio de Dios, Elpor Watchman Nee
ISBN: 978-1-57593-940-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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¿Qué debemos hacer ahora que el Espíritu Santo nos ha iluminado y mostrado nuestra posición? Hay una cosa que olvidamos continuamente cuando predicamos el evangelio, a la cual la Biblia siempre presta atención. Tenemos que ver que indudablemente la obra del Señor Jesús para los pecadores es preciosa y crucial. La Biblia nos muestra que el Espíritu Santo no solamente nos ilumina y nos muestra nuestros pecados, nuestra posición perdida y nuestra justicia ante Dios y los hombres, sino que también es enviado por Dios y es derramado sobre toda carne para que donde esté el hombre, pueda salvarlo por Su obra (Hch. 2:17-18, 21).
Algunos que saben un poco más que otros acerca de la verdad de la Biblia piensan que es fácil recibir perdón y aceptar al Señor Jesús como Salvador. Todo lo que tiene que hacer uno es arrodillarse, orar y aceptarlo de corazón. Tal vez ni tenga que arrodillarse; sólo lo tiene que aceptar en su corazón. Pero mucha gente no sabe esto. Tal vez ellos sean débiles o estén en lugares inaccesibles lo cual les impida escuchar la verdad. Ellos pensarán que es muy difícil ser salvo. Tal vez crean que tienen que orar un largo período, y no están seguros si Dios escuchó sus oraciones o no. Si yo le preguntara hoy si usted es salvo, podría responder rápidamente que sí lo es. Pero tal declaración sonaría extraña para los que son de lugares inaccesibles. Ellos se preguntarían cómo puede usted ser salvo. Para ellos, ser salvo, es la cosa más difícil. Ellos dirán que han orado muchos años y aún no están seguros si son salvos. Ellos esperan ser salvos, y hacen todo lo posible para serlo. Pero aún no saben si lo son. Parece ser que no han sido salvos todavía. Para ellos, la salvación es algo muy difícil de lograr. Pero amigos míos, así como la obra del Señor Jesús está completa, la obra del Espíritu Santo que hace que hagamos nuestra la obra del Señor, también está completa. La Biblia nos muestra claramente que Dios envió el Espíritu Santo con el propósito de que nosotros los pecadores recibiéramos la obra del Espíritu Santo y fuéramos salvos. El Hijo de Dios vino por causa del mundo. De la misma manera, el Espíritu Santo también viene para toda carne. Mientras vivamos, podemos obtener la obra del Señor.
Leamos Romanos 10:13: “Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”. El tema de Romanos 10 consiste en que Dios hace que el Señor Jesús muera y resucite por nosotros. En los versículos anteriores, Dios pregunta si alguien puede bajar a Cristo del cielo para que muera por nosotros y si alguien puede subir a Cristo del abismo para que resucite por nosotros (vs. 6-7). Nadie puede. Sólo Dios puede hacer esta obra. Dios mismo hizo que Cristo muriera por nosotros. Por lo tanto, todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.
No sé si usted se da cuenta de que ser salvo sólo por invocar el nombre del Señor es algo muy maravilloso. En el idioma original, la palabra invocar significa decir el nombre. Para hablar con un hermano hoy, tengo que ir a su puerta y tocar un par de veces. Esto es llamarlo. No tengo que suplicarle que me escuche. No tengo que implorarle. Sólo tengo que ir a él e informarlo de algo. Este es el significado de invocar. La versión china de la Biblia traduce esta palabra implorar. Esto es incorrecto. Aunque uno no puede decir que la palabra griega no lleva el sentido de implorar, se refiere más a invocar. Puesto que Dios hizo que el Señor Jesús muriera y resucitara por nosotros, todo el que desee ser salvo sólo necesita ir a Dios y decírselo. Entonces será salvo. Si uno va al Señor Jesús e invoca Su nombre una vez, será salvo. Todo lo que necesita hacer uno es abrir su boca una vez. No necesita hacer nada más porque El ya completó la obra. Toda la obra ha sido completada. Por eso decimos que somos justificados por la fe, y no por las obras (Gá. 2:16). Si usted piensa que invocar una vez es una obra, entonces Dios dice que sólo crea un poco en su corazón y será suficiente. El versículo 8 dice: “Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón”. Ya que el Señor murió y resucitó, nosotros no tenemos que hacer nada. Mientras abramos nuestra boca una vez, todo está hecho. Todo el que invoque el nombre del Señor, será salvo.
Tal vez se pregunte por qué sucede esto tan rápidamente. Es verdad que la obra de Cristo ha sido completada. Pero ¿cómo soy salvo sólo por invocar? ¿Cómo puede la obra del Señor en Su muerte, resurrección y ascensión puede ser aplicada tan rápidamente a mí? Hechos 2 es una explicación análoga. El versículo 17 dice: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne”. Tenemos que recordar que en los días postreros Dios derramaría de Su Espíritu sobre toda carne. ¿Cuál es el resultado de esto? El versículo 21 dice: “Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”. El versículo 17 está ligado al 21. Dios dice que derramará de Su Espíritu sobre toda carne. Luego dice que todo el que invoque el nombre del Señor será salvo. Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo porque Dios ha derramado de Su Espíritu sobre toda carne. El Espíritu Santo está obrando ahora sobre toda carne. Si hoy día un hombre cuyos pecados no han sido perdonados y aún no sabe cómo ser salvo y recibir vida eterna, y no sabe que el Señor Jesús es su Salvador, debe recordar que Dios ha derramado el Espíritu Santo. El Espíritu Santo ya está sobre usted; El está esperándolo a usted. Cuando usted invoque, será salvo.
Dios dijo que derramaría de Su Espíritu sobre toda carne. Entonces, ¿por qué Pentecostés? Dios nos dio Pentecostés porque quería derramar el Espíritu Santo sobre toda carne. Ahora uno sólo tiene que abrir la boca y decir: “¡Oh Señor!” y el Espíritu Santo entrará. El Espíritu Santo es como la luz. Cuando hay una grieta, la luz entra. Tal vez usted no se dé cuenta con qué facilidad la luz pasa por las hendiduras. Si no lo cree, vaya a la puerta. Si hace un agujero en la pared, tan pronto como quita el taladro de la pared, la luz entra. Usted no tiene que buscarla porque entra inmediatamente. Siempre que haya una grieta, la luz entrará. Hoy día Dios ha derramado el Espíritu Santo sobre toda carne. Mientras usted viva, el Espíritu Santo estará sobre usted. Siempre que usted dice: “¡Oh Señor!” el Espíritu Santo empieza a trabajar. Este es el significado de invocar el nombre del Señor. En la antigüedad los chinos decían que uno debe apelar al cielo, a la tierra y a los padres. Ahora, sólo tenemos que apelar al Señor una sola vez. Cuando uno menciona la oración, siempre se piensa en la súplica más que en la invocación. En realidad, todo lo que necesitamos hacer es invocar al Señor. Cuando abrimos nuestra boca, el Espíritu Santo entra. Cuando el Espíritu Santo entra, el cumplimiento de la obra del Señor Jesús es traída a nosotros.
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