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Sacerdocio, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0324-8
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CAPITULO CUATRO

EL SACERDOCIO Y EL REINADO
SE EJERCEN PARA EL EDIFICIO DE DIOS

“Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová. él edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado [o será sacerdote en su trono]; y consejo de paz habrá entre ambos” (Zac. 6:12-13).

EL DOBLE MINISTERIO DEL RENUEVO

El pasaje anterior nos dice que Cristo es el Renuevo y que El edificará el templo del Señor como Sacerdote y Rey. Según Isaías 4:2 y 11:1, Cristo es el Renuevo tanto de Jehová como de David. El es el Renuevo de David en Su humanidad, y el Renuevo de Dios en Su divinidad. Así vemos que al hablarse del Renuevo se hace referencia a Su encarnación, o sea, a Su elemento divino mezclado con el humano. Este Renuevo contiene la naturaleza divina y la humana. El es el Renuevo que brota de Dios y también del hombre.

El edificará el templo del Señor como el Renuevo, con dos ministerios: el sacerdocio y el reinado. “El ... se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado [o será sacerdote en su trono]”. El es tanto Sacerdote como Rey debido a que El lleva a cabo el propósito de Dios de edificar el templo debidamente; por eso, el Renuevo tiene que ser sacerdote y rey.

Juan 15 nos dice que somos las ramas del Renuevo; El es el Renuevo, y nosotros somos Sus pámpanos. Somos las ramas del Cristo encarnado. Esto es fundamental, porque la edificación de la iglesia se relaciona con la encarnación. La iglesia no es sólo un grupo de seres humanos, sino un conjunto de personas que son peculiares, extrañas y maravillosas, debido a que están mezcladas con Dios.

En la China tenemos una especie de fruta que es difícil reconocer si es un durazno o una manzana. A dicha fruta, por ser el resultado de injertar un durazno en un manzano, se le llama un híbrido.

Tal vez la expresión “híbrido” no sea la mejor, pero nos da un ejemplo de lo que es juntar o mezclar dos vidas. Nosotros no somos sólo un durazno, sino un manzano durazno. Somos personas peculiares y maravillosas porque somos la mezcla de Dios con el hombre; somos los pámpanos del Renuevo.

Si vivimos simplemente como seres humanos, en realidad no somos miembros de la iglesia. Debemos ser híbridos. No deberíamos ser fácilmente reconocibles. Todos los miembros del Cuerpo de Cristo son especiales porque son una mezcla de Dios con el hombre. Ellos son los pámpanos del Renuevo y también deben tener un ministerio doble: el sacerdocio y el reinado.

Leamos un pasaje en Zacarías. “Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo. Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día” (3:8-9). Vemos que Josué, el sumo sacerdote, se relaciona con la edificación del templo, con Cristo como Renuevo y como la piedra que tiene siete ojos.

Veamos además Zacarías 4:7-9: “¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros”. En el capítulo tres, al hablarse de Josué, el sumo sacerdote, se alude a la edificación del templo, lo cual también se aplica a la mención, en el capítulo cuatro, de Zorobabel, el gobernador de Judá.

Leamos Hageo 1:1-2: “En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada”. En este pasaje el gobernador y el sumo sacerdote se mencionan juntos varias veces. El sumo sacerdote representa el sacerdocio, y el gobernador representa el reinado. Una vez más, el sacerdocio y el reinado están directamente relacionados con la edificación del templo de Dios.


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