Información del libro

Especialidad, la generalidad y el sentido práctico de la vida de la iglesia, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-123-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 7 Sección 3 de 3

LA ENSEÑANZA SALUDABLE

En la lectura de la Escritura al principio de este capítulo incluimos 2 Timoteo 4:3 y 1:13. Estos versículos son acerca de la palabra saludable, la enseñanza saludable. ¿Por qué al final de su ministerio el apóstol Pablo dijo a Timoteo que se ocupara de la enseñanza saludable? Fue porque por ese tiempo había enseñanzas que no eran saludables. La versión King James dice “sana doctrina” y “sanas palabras” en estos versículos. Otras traducciones usan las palabras “enseñanza fundamental”, o “palabras fundamentales”, pero sana y fundamental no expresan adecuadamente el significado de la palabra griega. La mejor traducción es “saludable”. Es posible que haya enseñanzas, pero puede que estas enseñanzas no sean saludables. Ellas no ministran nada de alimentación. Nosotros debemos ocuparnos de las enseñanzas saludables.

La salud se relaciona con nuestra vida física. También necesitamos alguna enseñanza saludable relacionada con nuestra vida espiritual. Pablo dice que vendrá el tiempo cuando la gente no tolerará la enseñanza saludable (2 Ti. 4:3). Ellos serán como el pueblo de Israel en el desierto, que consideró que el maná era demasiado simple. Ellos deseaban comer un poco de ajo y algunas cebollas de Egipto. Ellos no podían soportar el alimento simple. Esto es lo que Pablo quiso decir cuando declaró que vendrá el tiempo cuando la gente no soportará las enseñanzas saludables. Estos tendrán oídos con comezón, amontonándose maestros sobre maestros.

Muchos de los cristianos de hoy tienen oídos con comezón, deseando oír enseñanzas, pero pocas de estas enseñanzas son saludables. Nosotros no necesitamos enseñanzas que satisfacen los oídos con comezón. Necesitamos las enseñanzas saludables que alimentan nuestro espíritu. Puede que algunos pregunten: “¿No necesitamos algunas enseñanzas?”. Si, las necesitamos, pero no necesitamos la especie de enseñanzas que satisface los oídos con comezón. Necesitamos las enseñanzas que son saludables, que pueden nutrir nuestro espíritu.

Las enseñanzas que el Señor ha dado a Su recobro son saludables, llenas de nutrición. Si uno no se preocupa por sus oídos con comezón, sino solamente por su espíritu hambriento, seguramente apreciará todas estas enseñanzas. El Señor es el Espíritu, el Señor esté con su espíritu, ustedes tienen un espíritu fuerte, tienen que ejercitar su espíritu para invocar al Señor, y tienen que orar-leer Su palabra: éstas son las enseñanzas saludables que el Señor nos ha dado para la práctica de la vida de iglesia.

PROFETIZANDO EN LAS REUNIONES

Ahora señalaré una cosa más que también es una parte del sentido práctico de la vida de iglesia. Cuando era un cristiano joven, se me enseñó que no debemos decir nada ni hacer nada en una reunión, a menos que tengamos la inspiración del Espíritu Santo de Dios. Más tarde, supe que el movimiento pentecostal les dice a las personas que oren y esperen hasta que algo caiga sobre ellas desde los cielos. Pero en 1 Corintios, respecto a las reuniones, no hay un versículo que nos diga que tenemos que obtener la inspiración del Espíritu Santo antes de que podamos funcionar en una reunión. Ni hay un versículo en este libro que nos diga que tenemos que esperar hasta que algo caiga sobre nosotros desde los cielos. Sin embargo, 1 Corintios 14:31 sí dice: “Podéis profetizar todos uno por uno”. El versículo siguiente dice: “Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas”. Esto significa que nosotros, como profetas, tenemos que dar la orden a nuestro espíritu. Supongamos que ustedes están para caminar. ¿Esperan por alguna inspiración? ¿Esperan hasta que algo descienda sobre ustedes desde los cielos? Como personas vivas, tenemos dos pies. Nuestros pies están sujetos a nosotros. Cuando es el momento de caminar, simplemente damos la orden a nuestros pies. Cuando ustedes vienen a la reunión, o cuando están en casa, o cuando están en otros lugares, digan algo, profeticen, por el Señor. Tomen la iniciativa y den la orden a su espíritu. Ejerciten su espíritu y digan algo. Este es el concepto de la Biblia, pero no es el concepto del hombre natural o del hombre religioso. Religiosa y naturalmente, nosotros no tenemos tal concepto. El concepto religioso y natural es que tenemos que esperar la inspiración del Señor, o que tenemos que orar y esperar hasta que algo caiga desde los cielos sobre nosotros en una forma milagrosa y sobrenatural. Sin embargo, el concepto de la Biblia es que hoy día el Señor Jesús como el Espíritu que da vida está en nuestro espíritu (1 Co. 15:45; 2 Ti. 4:22), y que tenemos un espíritu fuerte (2 Ti. 1:7). No solamente tenemos un espíritu fuerte; también tenemos un espíritu rico porque el Señor quien es rico está dentro de nuestro espíritu. ¿Qué haremos ahora? Debemos profetizar. Debemos hablar algo por el Señor. Si creemos que la palabra en 1 Corintios 14:31 es la palabra de Dios, debemos recibirla y ponerla en práctica. Tomen la iniciativa y empiecen a decir algo por el Señor. Digan a su espíritu que les siga, y tendrán algo que decir.

A veces cuando llegamos a las reuniones un poco cansados o aun un poco perezosos, queremos pedir que el Señor nos dé unas vacaciones, un reposo, para no hablar. Cuando hacemos esto, perdemos la oportunidad. Sin embargo, muchas veces cuando nos sentimos cansados y tenemos el sentimiento de que no podemos hablar nada, todavía hay una clase de instancia adentro a que digamos algo. Cuando es así y hablamos, ésa siempre es la mejor palabra. En otras ocasiones, ustedes vienen a una reunión, pensando que tienen una palabra para hablar, y la dijeron, pero la palabra era pobre. ¿Por qué? Porque tenían que ejercitar su mente por lo menos un poco para recordar qué habían recibido esa mañana. Esto llegó a ser una distracción que les llevó de su espíritu a su mente. Sin embargo, si sienten que no tienen nada que decir, pero se les insta a que hablen y lo hacen, ésa será una palabra maravillosa.

Tenemos una fuente maravillosa dentro de nosotros. Tenemos un espíritu tan fuerte, y tenemos un Espíritu tan rico y divino dentro de nuestro espíritu. Esto es nuestro capital. Al hacer negocio, ustedes necesitan capital. Como cristianos, tenemos un capital por valor de billones de dólares. Sean fuertes para usarlo.

UNA PALABRA FINAL

No consideremos lo que he presentado en este capítulo como algo de nuestra fe cristiana. Estos puntos no son partes de nuestra fe cristiana. Sin embargo, son el sentido práctico, aun el mejor sentido práctico, el sentido práctico más provechoso, de la vida de iglesia. Ellos no se requieren para la salvación; son recomendables para la práctica de iglesia. Yo espero que todos pongamos estos puntos en práctica.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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