Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7893-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los cuatro Evangelios nos dicen que Cristo era Dios, el Espíritu, que se hizo un hombre, la carne. Él vivió en esta tierra por treinta y tres años y medio, y al final de Su vida terrenal Él fue puesto en la cruz para efectuar la redención. Luego de realizar la redención, Él resucitó, y en Su resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante. Esto no es meramente lo que yo digo. Es la palabra de las Escrituras: “Fue hecho [...] el postrer Adán, Espíritu vivificante” (1 Co. 15:45). Cristo se hizo carne para efectuar la redención, y después dio otro paso para llegar a ser el Espíritu a fin de impartir vida a nuestro interior. Podemos confirmar esto mediante otro versículo. En 2 Corintios 3:17 se nos dice: “El Señor es el Espíritu”. El Señor aquí es el Señor Jesucristo, y el Espíritu es Aquel que se menciona en el versículo 6, que dice: “La letra mata, mas el Espíritu vivifica”. El Señor Cristo es el Espíritu que vivifica.
Desde el principio Cristo era Dios y Dios es Espíritu. Luego, Dios como Espíritu se hizo hombre para morir en la cruz a fin de llevar nuestros pecados y efectuar la redención. Después de esto, Él resucitó y, en resurrección y por medio de ella, Él se hizo el Espíritu vivificante. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el Espíritu que era desde el principio y el Espíritu vivificante? ¿Son dos Espíritus o uno solo? Podríamos ilustrar la respuesta de la siguiente manera. Supongamos que primero yo tenga un vaso con agua simple, pero si gradualmente vierto un poco de jugo en él, seguido por algo de leche, té, miel y un poco de sal, a la postre tendré una bebida maravillosa. Todavía es el agua que tenía originalmente, pero ahora hay una diferencia. Al principio era pura, clara y únicamente agua. Ahora todavía es agua, pero con ciertos elementos que le han sido añadidos. Cristo como Espíritu en la eternidad era el “agua simple”, pero el Espíritu vivificante tiene más elementos que le han sido añadidos, incluyendo la encarnación, la crucifixión, la resurrección y la ascensión.
El Espíritu vivificante todavía es el Espíritu original, pero le han sido añadidos muchos elementos maravillosos. Si no fuera por la encarnación, crucifixión, redención, resurrección y ascensión de Cristo, el Espíritu original no podría entrar en el hombre. No fue sino hasta que Cristo efectuó la redención, al pasar por la encarnación, la crucifixión, la resurrección y la ascensión, que Él entró en el hombre. ¡Qué maravilloso es esto! Ahora Cristo como Dios es el Espíritu todo-inclusivo, con la redención, encarnación, crucifixión, resurrección y ascensión.
Cristo, el postrer Adán, llegó a ser el Espíritu vivificante a quien muchos elementos maravillosos se le añadieron. Éste es el Espíritu visto en el libro de los Hechos que se extendía para producir el Cuerpo de Cristo. En los Hechos este Espíritu maravilloso ya no sólo es el Espíritu de Dios. Hechos 16:6-7 dice: “Atravesaron la región de Frigia y de Galacia, habiéndoles prohibido el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió”. En los Hechos el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, ha llegado a ser el Espíritu de Jesús, quien es Cristo mismo. Fue mediante la propagación de este Espíritu maravilloso y todo-inclusivo que la iglesia, el Cuerpo de Cristo, llegó a existir.
Necesitamos un nuevo entendimiento, una nueva comprensión y una nueva perspectiva de todos los asuntos que se presentan en el libro de los Hechos. Lo que ocurre en este libro es que Jesús, el Espíritu maravilloso, se propaga para producir el Cuerpo de Cristo, que es la iglesia. Si consideramos este libro y las iglesias en los primeros días desde esta perspectiva, tendremos un nuevo entendimiento. Este Cristo maravilloso se mezcló con muchos seres humanos, incluyendo a Pedro, Juan, Jacobo, Pablo, Timoteo y a miles de creyentes en los primeros días. Todos los creyentes en los Hechos fueron unidos a Cristo y fueron hechos uno con Cristo el Espíritu.
Como ya hemos visto, 1 Corintios 15:45 nos dice que el postrer Adán llegó a ser el Espíritu vivificante, y 2 Corintios 3:17 dice que el Señor es el Espíritu. Además, 1 Corintios 6:17 dice: “El que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. Espero que tengan estos tres versículos en cuenta. Aquí vemos que Cristo como Espíritu está en nuestro espíritu humano, y que estos dos espíritus están mezclados como uno solo. Hoy en día Cristo no sólo es el Espíritu Santo o el Espíritu de Dios, sino también el Espíritu vivificante, el Espíritu que vivifica al cual muchos elementos maravillosos se le han añadido, incluyendo la encarnación para la redención, la crucifixión, la resurrección, la ascensión e incluso Su entronización, Su autoridad como Cabeza y Su señorío. El Espíritu entra en nuestro espíritu, y estos dos espíritus llegan a ser uno solo. Esta unidad es la realidad de la iglesia, de la vida de iglesia y de la edificación del Cuerpo de Cristo. En los primeros días Pedro, Pablo y todos los apóstoles vivían y obraban en esta unidad. En otras palabras, ellos vivían y obraban en este Espíritu, es decir, en el espíritu mezclado: Cristo como Espíritu vivificante mezclado con nuestro espíritu humano para que sean un solo espíritu. Ahora, después del libro de los Hechos tenemos este maravilloso espíritu mezclado en las Epístolas.
Lo anterior nos sirve de base y preparación para considerar las veintidós Epístolas, desde Romanos hasta el libro de Apocalipsis. En estos libros tenemos la definición, explicación y revelación de este maravilloso espíritu mezclado. En los cuatro Evangelios Cristo estaba en la carne con el propósito de efectuar la redención. Después de efectuar la redención, Él fue transfigurado en otra forma, el Espíritu. Ahora, como Espíritu Él entra en nuestro espíritu para mezclarse con nuestro espíritu haciendo que sean uno solo a fin de ser nuestra vida, nuestro todo y nuestro todo en todo para que le experimentemos. A fin de experimentar a Cristo como nuestra vida, nuestro todo y nuestro todo en todo de manera todo-inclusiva, tenemos que comprender que hoy Cristo es el Espíritu maravilloso que mora en nuestro espíritu humano regenerado. Ésta es la revelación, explicación y definición hallada en las veintidós Epístolas. En estos libros Cristo ya no es carne, sino Espíritu. La redención ha sido efectuada y ahora Él es el Espíritu que vivifica para que disfrutemos, experimentemos y participemos de Él.
De manera que podemos resumir nuestra carga para estos mensajes con cuatro oraciones: (1) En los Evangelios Cristo era la vida pero estaba fuera de nosotros. (2) En los Hechos Cristo es la vida que entra en nosotros. (3) En las Epístolas Cristo es la vida que está en nosotros para edificarnos conjuntamente. (4) En Apocalipsis Cristo es la vida que está en nosotros para fluir desde nuestro interior por la eternidad. Ésta es la revelación de todo el Nuevo Testamento. Todos estos asuntos están contenidos en un solo hecho, a saber, que Cristo como Espíritu vivificante se mezcla con nuestro espíritu humano para que sean un solo espíritu.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.