Living Stream Ministry

EL CUERPO ESTÁ RELACIONADO CON LA VIDA
MIENTRAS QUE EL NUEVO HOMBRE
ESTÁ RELACIONADO CON LA PERSONA

En la Biblia encontramos algunos pasajes que son tan profundos que nuestra mente natural es incapaz de entenderlos. ¿Por qué el nuevo hombre es también el único Cuerpo? ¿Por qué el versículo 15 dice que Cristo creó en Sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, mientras que el versículo 16 dice que Él reconcilió con Dios a ambos en un solo Cuerpo? Debe haber una razón y una explicación para esto. ¿Cuál es entonces la diferencia entre el Cuerpo y el nuevo hombre?

En primer lugar, debemos ver que el Cuerpo está relacionado con la vida, mientras que el nuevo hombre está relacionado con la persona. Nuestro cuerpo tiene vida; sin ella, no sería un cuerpo, sino un cadáver. Así pues, el Cuerpo está relacionado con la vida. Sin embargo, cuando nos referimos al nuevo hombre, ello está estrechamente relacionado con la persona. Un hombre tiene una persona. Estrictamente hablando, mi cuerpo no necesita una persona, sino que necesita vida. En otras palabras, mi cuerpo necesita estar saludable y la salud es vida. Cuando la vida que está en mí es rica y apropiada, mi cuerpo está saludable. Si hay problemas con relación a la vida, mi cuerpo se enfermará. Por lo tanto, el cuerpo está relacionado con la vida. Por su parte, el nuevo hombre está relacionado con la persona. No es mi cuerpo el que decide a donde ir, sino que mi persona es la que puede hacer un plan. Hay una persona en mí que decide, diciendo: “Esta mañana, este cuerpo irá a este lugar, y esta noche, este cuerpo irá a aquel lugar”. Espero que con esto vean la diferencia que existe entre la persona y la vida que está en el cuerpo. Es la persona la que decide adonde ir, y es el cuerpo el que, de inmediato, ejecuta la acción. El Cuerpo de Cristo está relacionado con la vida; mientras que el nuevo hombre está relacionado con la persona.

Además de esto, todos debemos saber que tanto la vida como la persona son Cristo. La vida en este Cuerpo es Cristo mismo, y la persona de este nuevo hombre también es Cristo. La iglesia es el Cuerpo, y este Cuerpo necesita a Cristo como su vida. La iglesia es también el nuevo hombre, y el nuevo hombre requiere que Cristo esté en él como su persona.

EN EL CUERPO SOMOS MIEMBROS
LOS UNOS DE LOS OTROS

Como he dicho antes, el cristianismo principalmente les enseña a las personas que deben amarse unos a otros, y que si no son capaces de amar, simplemente deben rendirse. Sin embargo, el Nuevo Testamento no sólo nos dice que nos amemos unos a otros, sino también que somos miembros los unos de los otros. Ser miembros los unos de los otros no es algo que uno pueda dejar de ser. En nuestro cuerpo, la mano está conectada con el brazo, y el brazo está conectado con el hombro; independientemente de si se aman o no, son miembros los unos de los otros. Es preciso que captemos esta visión. Les digo en verdad que esta visión me ha tenido “encarcelado” por cuarenta y cinco años. No piensen jamás que todos los hermanos que coordinan conmigo en el servicio, sean colaboradores, ancianos, hermanos mayores o hermanos jóvenes, son conforme a mi gusto. Puedo decirles que de diez hermanos, ocho y medio no son conforme a mi gusto, y que el uno y medio restante sólo me cae bien en un veinte por ciento y me disgusta en un ochenta por ciento. Si analizamos esto, podemos darnos cuenta de que es muy poco lo que concuerda con nuestros gustos. ¿Qué debemos hacer entonces?

Es por ello que en el pasado razoné repetidas veces de la siguiente manera para determinar las ganancias y las pérdidas. En primer lugar, me pregunté si quería ser un hombre. Sin embargo, esto no es algo que yo pudiera decidir, sino más bien algo que Dios ya había determinado. Puesto que Dios determinó que yo fuera un hombre, no me era posible evitarlo. En el caso suyo, Dios también determinó que usted fuera un hombre. Perdónenme por decirles que a veces no logro entender por qué tuve que nacer. Si no hubiera nacido, no tendría tantos problemas. Sin embargo, esto no fue algo que yo decidí; simplemente nací. ¿Debo entonces ser un hombre? Por supuesto que sí.

Luego seguí razonando. Puesto que soy un hombre, ¿debo ser cristiano? Es imposible no serlo. Si soy un hombre pero no soy cristiano, entonces francamente “¡ay de mí, pues estoy acabado!”. Por consiguiente, tengo que ser cristiano porque no existe otra alternativa.

Luego me hice esta pregunta: puesto que soy cristiano, ¿debería ser un cristiano que está en las denominaciones? No, no debería serlo. ¿Qué debo hacer entonces? Tengo que proceder conforme a la Biblia. Después de todos estos razonamientos —desde la primera pregunta, luego la segunda y la tercera, hasta la cuarta— finalmente sentí que estaba en grillos y cadenas. Puesto que conforme a la Biblia debo ser cristiano, ¿qué dice la Biblia acerca de lo que es un cristiano? La Biblia me dice que puesto que soy cristiano, soy un miembro del Cuerpo, no puedo estar sin otros. Por esta razón, a veces lo único que pude hacer fue acudir al Señor y quejarme privadamente delante de Él, diciendo: “Señor, este hermano no es muy bueno, ¿por qué me pusiste junto con él?”. Yo sabía que si me quejaba mucho, el Señor me diría: “Está bien, puesto que no te gusta ese hermano, te daré otro”. Yo sabía lo que sucedería después. Aunque el “sabor” de la coordinación a momentos era muy “picante”, si yo iba a quejarme delante del Señor, Él me ponía en una situación aún más “picante”. Por lo tanto, después de quejarme, de inmediato confesaba mis pecados. ¿No está usted de acuerdo con lo que he dicho? Yo conozco muy bien este asunto.

Ya tengo más de setenta años, y me ha tocado probar muchas cosas amargas, calientes, ácidas y dulces. Ciertamente tengo algún conocimiento del Señor, y conozco Sus caminos; por eso les recomiendo que jamás se quejen. Una vez que se quejen, pasarán de una situación caliente a otra más caliente. La siguiente situación le será aún más difícil de soportar. El calor llegará a un punto en que ni siquiera lo sentirá más. En ese momento en su situación, le dará igual caliente o frío, y entonces ya no se quejará. Cuando llegue a esta etapa, estará casi listo para graduarse.

Por consiguiente, las conclusiones de todo mi razonamiento fueron: no tengo otra alternativa que ser un hombre; como hombre, debo ser cristiano, y como cristiano, tengo que ser un miembro del Cuerpo. En cuanto a los hermanos y hermanas que laboran conmigo y que son miembros juntamente conmigo, no fui yo quien los busqué. No fui yo, sino el Señor quien me los mandó, uno por uno. Mientras un hermano es tan rápido como el relámpago, otro es todo lo contrario. Cuando uno le explica algo al hermano que es lento, puede hablarle por tres días y tres noches, y él aún no entiende. Sin embargo, puesto que es un miembro al igual que yo, no puedo despedirlo. Un jefe puede despedir a un empleado, pero el brazo no puede despedir a la mano. Si el brazo despidiera a la mano, la mano quizás no sufra; pero sin la mano, el brazo no podrá hacer nada.

Hoy en día vemos que el cristianismo no tiene la realidad del Cuerpo; en lugar de ello, todos simplemente se reúnen. Si hoy se sienten contentos, se reúnen; pero si mañana se sienten descontentos, simplemente se olvidan de todo. Sin embargo, en la economía del Señor, si usted realmente ha visto el Cuerpo del Señor y que los hermanos y hermanas son miembros los unos de los otros, eso es suficiente. No hay necesidad de argumentar; simplemente usted es un miembro, y no tiene otra alternativa que ser un miembro. Si simplemente se aman el uno al otro, entonces cuando se sientan contentos, amarán a los demás, pero cuando se sientan descontentos, dejarán de amarlos. Sin embargo, como un miembro que es, usted no tiene otra alternativa que ser un miembro; sea que esté contento o no, usted es un miembro.