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Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8420-9
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LA ESTRATEGIA DE NUESTRA OBRA

La obra, especialmente en Asia del Este, debería concentrarse principalmente en las ciudades grandes. No deberíamos esparcirnos a los lugares más pequeños. Nuestra comisión de parte del Señor consiste en recobrar el testimonio de las iglesias locales en esta era. No se nos ha comisionado un ministerio de estudiar la Biblia, un ministerio de edificar a las personas por causa de la espiritualidad o un ministerio de predicar el evangelio o de hacer una obra de evangelismo en el extranjero. La comisión que hemos recibido de parte del Señor consiste en recobrar el testimonio de las iglesias locales. Tenemos que preparar un testimonio fuerte y resplandeciente de las iglesias locales con un gran número de creyentes. Tal testimonio le permitirá al Señor tener más vías por Sus intereses.

Sin embargo, no debemos menospreciar a otros cristianos que estén involucrados en otros emprendimientos; más bien, los deberíamos respetar. Que ellos estén o no dispuestos a recibir el terreno de la iglesia no es un problema. Es la gracia del Señor que algunos creyentes deseen predicar el evangelio entre los aborígenes. Es correcto que ellos vayan. Algunos creyentes sienten la carga de predicar el evangelio en el extranjero, otros desean edificar grupos para estudios bíblicos y otros sienten carga por el crecimiento en vida. Estas actividades no están en oposición a la comisión que hemos recibido de parte del Señor. Otros creyentes pueden llevar a cabo sus respectivas comisiones, pero nuestra comisión es edificar la vida de iglesia en cada localidad. Este testimonio no es fácil de producir, y el Señor no nos comisionó que hiciéramos cualquier otra obra. Por tanto, tenemos que enfocar nuestra energía en los lugares grandes y céntricos. De esta forma ganaremos muchas personas y el testimonio será resplandeciente. La obra debe centrarse en lugares centrales.

También necesitamos obrar con los estudiantes, y los colaboradores que se han manifestado en la obra deberían ir al extranjero. No obstante, esto no significa que ellos se deberían mudar al exterior y no regresar. Mientras los colaboradores estén en Taiwán, deberían ayudar en las iglesias locales más grandes. Cada año ellos deberían pasar nueve meses en Taiwán y tres meses en el exterior. Al menos una docena de colaboradores debería poder ir al extranjero. Algunos podrían pasar más tiempo en el exterior, quizás medio año. Ellos serán capaces de obrar en coordinación con las iglesias locales dentro del país y en el extranjero con miras a la propagación del testimonio del Señor al adiestrar y producir santos útiles.

LA NECESIDAD Y LOS ARREGLOS NECESARIOS
PARA LA OBRA EN EL EXTRANJERO

Los lugares en el extranjero que necesitan nuestra ayuda son Japón, Corea del Sur, Hong Kong, Manila en las Filipinas, Singapur y Malasia. Malasia está dividida en dos áreas: el centro de un área es Penang y el centro de la otra área es Sarawak. Además, Tailandia, principalmente Bangkok, e Indonesia también necesitan nuestra ayuda. En total hay nueve lugares, y cada lugar necesita colaboradores que les brinden ayuda. Necesitamos una docena de hermanos que se turnen para llevar la obra en estos lugares. Un colaborador que vaya al extranjero debería tener comunión con los demás colaboradores cuando regrese. Por medio de la comunión, es posible que cuando un colaborador regrese, visite las diversas iglesias locales en Taiwán para suministrar a las iglesias. O él podría permanecer en una iglesia local grande para servir allí.

Este arreglo, según el cual los colaboradores pasan tiempo en el extranjero, satisfará la necesidad actual al brindar una cantidad considerable de ayuda. Además, no tendrá un efecto negativo en la obra en Taiwán; más bien, será de beneficio. El que los colaboradores estén lejos les dará a los ancianos locales la oportunidad de servir. Espero que todos los colaboradores sean perfeccionados para ir al exterior. Taiwán ha sido el centro de la obra en el sudeste de Asia, pero esto no quiere decir que Taiwán controla las iglesias en otros lugares. Debemos tener claro que la obra es regional, pero que la iglesia es local. Cada iglesia local debería ocuparse de su propia administración; no obstante, la obra, por ser regional, tiene un centro. En los primeros días considerábamos a Taiwán como Jerusalén, el centro, de la obra. Los colaboradores deberían salir de aquí para laborar en otros lugares.

Hay tres clases de obra entre los colaboradores. La primera clase de obra consiste en servir en una iglesia local para ayudar a la iglesia adiestrando y perfeccionando a los santos diligentemente. La siguiente clase de obra consiste en ir al extranjero y ministrar, servir, a las iglesias. La tercera clase de obra consiste en visitar las iglesias locales en Taiwán. Los colaboradores que sirven de este modo podrían compararse a una unidad ambulante de apoyo. Ellos pueden visitar una iglesia local si hay una necesidad y pueden visitar a otra iglesia local si existe la necesidad. Los colaboradores deberían invertir su tiempo para hacer estas tres clases de obra. Algunos colaboradores podrían obrar solamente en una iglesia local. Algunos colaboradores podrían obrar en una iglesia local y también apartar un tiempo para laborar en el extranjero. Otros colaboradores pasarán tiempo laborando en el extranjero y visitando las iglesias locales en Taiwán que tienen cierta necesidad. Sólo unos pocos colaboradores se necesitan en la tercera clase de obra.

Los colaboradores que laboran en una iglesia local no deberían reemplazar a los santos en su servicio; más bien, deben obrar en coordinación con los santos. Los colaboradores deberían ayudar a los santos, guiar a los santos y levantar a los santos. A medida que los colaboradores lleguen a ser más diestros, podrán ir al extranjero y servir. Los nueve lugares que mencionamos anteriormente están abiertos al recobro del Señor. Están dispuestos a recibir ayuda de parte de la obra.

Los hermanos en Indonesia enviaron una invitación, pero no dijeron que necesitan mi ayuda ni me pidieron que pasara tiempo con ellos. Ellos me escribieron, diciendo: “Quisiéramos entregar la obra en Indonesia por completo a su ministerio. Lo único que necesita hacer es venir y comenzar la obra, y más adelante puede hacer los arreglos para que vengan los colaboradores. Aceptaremos cualquier arreglo que usted haga. Quisiéramos entregar toda esta región a la obra”. Los hermanos en Japón dijeron lo mismo y los hermanos en Hong Kong también dijeron lo mismo. Por ende, la necesidad en el exterior es grande. Pero no podemos ir de inmediato, pues las iglesias en Taiwán no están listas para permitir que los colaboradores vayan. Debemos dar un paso a la vez.

Esta comunión está relacionada con dar un paso a la vez. Espero que por medio de esta comunión no sólo los colaboradores, sino también los ancianos entiendan nuestra situación. Aunque los ancianos no están involucrados en la obra de manera directa, la obra y las iglesias constituyen un solo testimonio; ellas están estrechamente relacionadas. Por tanto, los ancianos también necesitan conocer la situación. Espero que cuando los ancianos regresen a sus respectivas localidades, tengan comunión con los santos locales de modo que los santos conozcan el desarrollo y la línea de la obra del Señor. Es la misericordia del Señor que cada región en Asia del Este, con excepción de la China continental, está abierta a nosotros.


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