Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-251-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Mientras más hablemos por el espíritu de fe, más experimentaremos al Señor como nuestras riquezas. Sin embargo, algunos se han puesto de pie para hablar sin espíritu y sin fe. La razón de esto es que no se han preparado bien; no han orado adecuadamente. Para hacer cualquier cosa necesitamos prepararnos bien. No podemos tomar por excusa de que estemos ocupados y así pasar por alto nuestra preparación.
El Espíritu del Señor está en nosotros así como sobre nosotros, pero todavía necesitamos la oración y la preparación adecuadas. Si un hombre ha estado ocupado todo el día y llega a casa y se enreda en una discusión con su esposa, no hay manera de que él venga a la reunión y hable por el espíritu de fe. Si él habla, no habrá espíritu y no habrá fe. Antes de que empiece la reunión él tiene que confesar sus pecados inmediatamente y pedir el perdón del Señor. El tiene que tomar la limpieza de la sangre. Pero aun después de que la sangre le ha limpiado, el diablo todavía le molestará, recordándole sus fracasos. Cuando los hermanos y hermanas llegan a las reuniones, muchos están mal preparados; por lo tanto, cuando hablan no hay espíritu y no hay fe.
Se requiere preparación y oración para hablar en las reuniones con espíritu y con fe. Antes de cada reunión, ustedes tienen que orar ante el Señor. Para mí, antes de cada reunión, especialmente las reuniones en las cuales tengo que hablar, yo tengo que orar. Sin oración, no puedo prepararme bien. Si ustedes van a las reuniones sin oración, Satanás les acusará de muchas cosas. El expondrá todas sus deficiencias. Por esta razón, tienen que orar a fondo, primero para ahuyentar a todos los demonios y para tratar con todas las condenaciones a fin de que tengan la paz y la confianza por dentro. De esta manera su hablar estará con espíritu y con fe.
La fe no está en nuestra mente. Está en nuestro espíritu. Si tenemos fe tenemos espíritu. Cuando nuestros espíritus son liberados, el Espíritu Santo, quien está mezclado con nuestro espíritu, también está liberado. Este es el espíritu de fe mencionado en 2 Corintios 4:13. Todos necesitamos aprender a hablar por el espíritu de fe. Hablar de esta manera es profetizar. Profetizar no es predicar; es hablar por Dios y emitir Dios.
Cuando vamos a una reunión debemos profetizar. Cada hermano y hermana debe aprender a abrir su boca. De otro modo no hay manera de seguir adelante en el recobro del Señor. La única alternativa que queda es que uno que sea capaz hable y que todos los demás escuchen. Si ése es el caso, inmediatamente retrocedemos al cristianismo para hacernos parte de su degradación.
La Biblia nos muestra que cada vez que nos reunimos, cada uno tiene un salmo, una enseñanza o una revelación (1 Co. 14:26). No es que un solo hombre hable y que todos los demás escuchen. Más bien, es que todos hablan y que todos escuchan. Colosenses 3:16 dice: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Podemos enseñarnos y exhortarnos unos a otros con himnos. Ustedes pueden hablarme a mí y yo puedo cantarles a ustedes. La segunda parte de este versículo dice que nos enseñamos y nos exhortamos unos a otros en salmos, mientras que la primera parte de este versículo dice que debemos permitir que la palabra de Cristo more ricamente en nosotros. ¿Es la palabra o es los salmos? Es difícil decir. Si un hombre ha hablado las palabras del Señor durante varios años, las palabras para él casi se convertirán en un salmo. Esto es mi experiencia. Muy poco después que fui salvo, llegué a ser muy celoso para predicar el evangelio. Escribí mis propios folletos. El título de un folleto era “El Camino Maravilloso a la Salvación de Nuestra Alma”. Eso era lo único que podía hablar en aquel tiempo. Pero durante todos estos años, he hablado constantemente. Hoy día, cuando yo abro mi boca para hablar por el Señor, las palabras son casi como salmos y cánticos.
A veces cuando yo escucho el hablar de ustedes, o su tema está equivocado o sus verbos están equivocados. Su hablar no es adecuado, mucho menos como un salmo. La razón de esto es que no han estado ejercitándose. Su hablar es como chismear. Sin embargo, ustedes no pueden hablar la palabra del Señor de la misma manera en que se meterían en una conversación frívola. Ustedes necesitan practicar en todo: ¿cuál es el sujeto? ¿cuál es el verbo? ¿cuál frase va primero y cuál frase debe seguir? Todo eso requiere el ejercicio. No intento darles un mal rato. La palabra del Señor dice claramente: “Y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis” (1 Co. 14:1).
Muy pocos de nosotros que somos salvos han recibido ayuda de esta manera. Muchos son salvos desde hace décadas, pero hoy todavía no pueden hablar en las reuniones. Cuando nace un niño, él empieza a recibir la educación paso a paso. De la escuela primaria se gradúa a la secundaria. De la secundaria se gradúa a la universidad, y de allí él entra a la escuela graduada. Al final de su estudio graduado puede que reciba su doctorado. Puede que tenga solamente veintiséis años cuando recibe su doctorado. No hay desperdicio de tiempo. Pero si él gasta sus años de una manera suelta sin recibir una educación adecuada y sin pasar por ningún entrenamiento formal, todavía hablará un inglés chapurreado aun cuando tiene treinta años.
Esta es la situación con muchos cristianos hoy. Ellos están ocupados con muchas cosas todos los días. Cuando llega el domingo, ellos dan un suspiro de alivio y van para asistir a la adoración del domingo. Su asistir a la iglesia es para relajación. Todos han estado ocupados durante cinco días. Cuando llega el domingo, no es necesario ocuparse más. Todos van a la iglesia para dejar que el pastor haga su ocupada obra, puesto que el lunes todos tendrán que ir al trabajo, y el pastor tendrá sus días libres de todos modos. Entonces todos se sientan en el banco, miran alrededor, escuchan el cantar del coro y están contentos. Esto es el cristianismo degradado. No podemos tomar este camino. Hoy día estamos en el recobro del Señor. Debemos recibir la gracia del Señor. Mientras más recibimos la gracia, más la gracia abundará en nosotros. En 1 Corintios 14:1 dice que debemos procurar alcanzar dones espirituales, pero sobre todo que profeticemos. El versículo 31 de 1 Corintios 14 dice que todos nosotros podemos profetizar; y Colosenses 3:16 nos dice que permitamos que la palabra de Cristo more en abundancia en nosotros en toda sabiduría enseñándonos y exhortándonos unos a otros en salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando con gracia en nuestros corazones para Dios. Nosotros no podemos hacer ninguna de estas cosas. Para estas cosas necesitamos mucha gracia.
Debido a que no tenemos esta clase de ejercicio o enseñanza, estoy muy cargado de tener más comunión con ustedes respecto a este asunto. Si no hacemos esto, nos haremos cristianos nominales. Asistiremos al servicio de adoración cuando llegue la hora. Otros escogerán los himnos para nosotros, otros tocarán los cantos, otros cantarán y otros hablarán. Y cuando se termine el hablar, todos se irán a casa. Puede ser que pasemos un tiempo agradable de esa manera, pero el Señor no pasará un tiempo agradable. El no tendrá manera y Su palabra no se realizará.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.