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Era del nuevo hombre, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8421-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 7 Sección 4 de 4

VER EL FLUIR DEL ESPÍRITU SANTO

Además de estos cuatro puntos, el fluir del Espíritu Santo también está estrechamente relacionado con el fruto de nuestra obra. En principio, el Señor todavía obra en la tierra. Por lo tanto, Él tiene que hablar porque obra al hablar. Su hablar es Su obra. Él creó todas las cosas al hablar, y también predicó el evangelio al hablar. Dios obra al hablar (Sal. 33:9; He. 1:1-3). Por lo tanto, ha estado hablando en cada era. En la era de Abraham, Él habló por medio de Abraham. En la era de Noé, Él habló por medio de Noé. En la era de Moisés, Él habló por medio de Moisés. En la era neotestamentaria el Señor Jesús habló. Más adelante, el Señor habló por medio de los apóstoles. En principio, el Señor todavía obra en la tierra hoy debido a que Él obra al hablar. ¿Dónde está el hablar del Señor? Algunas personas dicen que Su hablar está en la Biblia. Esto es correcto, pues la Biblia es la revelación completa de Dios, pero ¿qué está hablando el Señor hoy? Además, el Señor tiene que hablar en un lugar particular, pero ¿dónde habla Él hoy?

La dirección del Señor fue lo que me introdujo en Su obra. En octubre de 1933 fui a Shanghái a visitar al hermano Nee y permanecí con él por unos cuantos meses. Un día el hermano Nee me dijo: “Hermano Witness, los colaboradores sienten que usted debería trasladar su familia a Shanghái de modo que pueda laborar juntamente con nosotros. Por favor, lleve este asunto delante del Señor en oración”. Cuando traje este asunto al Señor, Él me mostró que en el libro de Hechos había una sola línea, un solo fluir en Su mover y Su obra en la tierra. Este fluir iba desde Jerusalén a Antioquía, y de allí a Asia Menor. Los colaboradores que luego fueron levantados por el Señor también entraron a este fluir. El Señor me mostró que aunque yo tenía una carga de obrar en el norte de China, la obra en el norte de China no debía comenzar allí; más bien, primero yo debía entrar en el fluir en Shanghái. Por ende, sentí que no podía comenzar algo en el norte de China. Tenía que entrar en el fluir junto con el hermano Nee en Shanghái. Si había de existir una obra en el norte de China, ésta tenía que fluir desde Shanghái.

Yo respetaba al hermano Nee no solamente porque él llevaba la delantera, sino que también era el oráculo del Señor. En aquel tiempo yo entendía muchas doctrinas. Fui instruido y perfeccionado en la Asamblea de los Hermanos por siete años y medio, y había aprendido muchas cosas respecto a las profecías y los tipos. Pero lo que aprendí no era el hablar del Señor en aquel entonces. El hablar del Señor estaba con el hermano Nee. Si yo hablaba lo que el hermano Nee hablaba, allí estaba el fruto de la vida; pero si yo hablaba acerca de profecías y tipos, no había fruto alguno de la vida, pues las doctrinas y el conocimiento relacionados con las profecías y los tipos no eran el hablar del Señor en aquel tiempo. Los mensajes que el hermano Nee daba eran el hablar del Señor. Siempre que yo hablaba lo que él hablaba, el Señor lo confirmaba, lo bendecía y vivificaba a otros.

En cada era el Señor obra al hablar. Él no habla por medio de una sola persona. Sin embargo, si Él habla por medio de muchas personas, ellas hablarán la misma cosa. Moisés no fue la única persona que habló en su era, pero todos hablaban lo mismo que Moisés hablaba. En la era neotestamentaria existieron muchos apóstoles, pero hablaron la misma cosa en unidad acerca de la muerte y resurrección de Jesucristo, la regeneración y la transformación de los creyentes, y la producción de la iglesia, el único Cuerpo, el nuevo hombre. Éste fue el hablar del Señor en ese entonces. En los tiempos de Martín Lutero, el Señor habló por medio de Lutero acerca de la justificación por fe. En los tiempos de la Asamblea de los Hermanos, el Señor habló por medio de los hermanos. En los tiempos del hermano Nee, el Señor habló las palabras de esta era por medio del hermano Nee.

Puesto que la obra del Señor no se ha detenido, el hablar del Señor tampoco se ha detenido. Esto no quiere decir que me estoy promoviendo a mí mismo o que estoy pidiendo que todos hablen mis palabras. Los colaboradores tienen la libertad de viajar a otros grupos cristianos si el Señor habla allí. Adoramos al Señor que en años recientes cada iglesia local que utiliza los mensajes del Estudio-vida ha sido vivificada. Se podrían dar muchos mensajes acerca de los distintos temas que se hallan en la Biblia. Se podría dar un mensaje acerca de Noé o Abraham. No obstante, lo importante es si nuestros mensajes son el hablar del Señor hoy. El hablar del Señor está absolutamente relacionado con Su mover en la tierra. Cuando veamos el fluir del Espíritu Santo y donde esté el hablar del Señor hoy en día, nuestra obra será fructífera.


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