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Cristo todo-inclusivo, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-626-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 16 Sección 3 de 3

LA APLICACION DE LA AMPLITUD DE CRISTO

Quisiera preguntarle: ¿Puede aplicar esto? ¿Puede aplicar la medida de Cristo? ¿Puede aplicar la anchura, la longitud, la altura y la profundidad? Déjeme ilustrarlo. Un día se me acercó una hermana y me dijo: “Hermano, usted conoce a mi familia. Ya sabe qué clase de persona es nuestro hermano [el esposo de ella]”. Yo le contesté: “Sí, lo sé, lo sé”. “También sabe que tengo cinco niños y que viene otro en camino, y llegarán a ser seis. Todavía estoy joven, y me temo que después del sexto vengan aún más niños. Me preocupa esta situación”. Luego le pregunté: “Hermana, ¿sabe usted cuán grande es Cristo?” Me dijo: “Hermano, ésa es una pregunta rara. Nunca he pensado en ello. ¿Qué quiere decir con eso?” Después le hice comprender que el Cristo que había recibido es un Cristo ilimitado. Pero no es fácil ayudar a la gente a comprender cuán grande es Cristo en una forma práctica. Ella me dijo: “Hermano, sé que el Señor es muy grande; esto lo sé muy bien”. Así que, le dije: “Hermana, estoy muy familiarizado con su problema, y le doy gracias al Señor por todo lo que usted ha experimentado. Dígame, ¿cómo es que usted se ha sostenido y ha podido sobrellevarlo todos estos años?” Me respondió: “¡Oh, es el Señor! Sin El no habría podido”. Entonces le dije: “Hermana, ¿cree usted que el Señor es tan limitado? Si El pudo sostenerla en los años pasados cuando tenía un esposo y cinco niños, ¿no podrá ayudarla cuando tenga uno o dos niños más? ¿Es acaso el Señor tan pequeño y restringido?” Por fin entendió. “Hermano, por supuesto que el Señor es ilimitado, sí, ¡es ilimitado!” Le seguí diciendo: “¡Qué bueno, hermana! Si sabe que el Señor es ilimitado, eso es suficiente. Váyase en paz y eche toda su ansiedad sobre El. Acójase al Señor como su ayuda ilimitada”.

En otra ocasión se me acercó un hermano y me dijo: “Hermano, mi esposa es así y asá. Me temo que las cosas vayan de mal en peor. Hasta ahora he podido soportar, pero si algo más sucede, temo sufrir un colapso nervioso. Sólo pensarlo es insufrible”. Le contesté de la misma manera que a la hermana. “Hermano, ¿cómo es que ha podido soportarlo hasta ahora?” “¡Oh, hermano, sólo por Cristo!” exclamó. Entonces le dije: “Piensa, hermano, que el Señor es limitado que sólo llega a ese grado? Si experimentara al Señor de una manera más amplia, si experimentara a un Cristo más grande, usted podría enfrentarse a una situación peor”. “Oh”, exclamó, “Eso es lo que me temo. Ya es bastante mala. ¡Le pediría al Señor que se detuviera aquí ahora mismo!”. Le dije: “Bueno, si esto le es suficiente, sólo podrá conocer a Cristo hasta ese grado. Si quiere tener una experiencia de Cristo que vaya en aumento, debe estar dispuesto a enfrentar una situación peor cada día”.

Oh, hermanos, en su experiencia pueden conocer la extensión, la vastedad de Cristo. Por su experiencia pueden darse cuenta de la amplitud de Cristo. El es ilimitado. Cristo es bueno en lo ilimitado que es.

LA DIFERENCIA ENTRE NUESTRA
BONDAD Y LA DE CRISTO

Un día un hermano se me acercó y me dijo: “Me es bastante difícil entender la diferencia entre nuestra paciencia y amor, y la paciencia y el amor de Cristo. ¿Cuál es nuestra paciencia y cuál es la de Cristo? ¿Cuál es nuestro amor y cuál es el de Cristo?” No fue fácil contestarle. “Hermano”, continuó, “¿cómo puedo saber si amo a una persona con mi propio amor o con el amor de Cristo?” Consideré un poco y luego le contesté: “Si el amor con que usted ama a otros es el amor de Cristo, es ilimitado, nunca podrá agotarse. Si el amor con que ama a otros es su propio amor, estoy seguro de que se acabará, tendrá un límite. Hoy usted amará y mañana seguirá amando; en ciertas cosas amará a la persona y en otras le seguirá amando; le amará hoy, al siguiente día, y el tercero; le amará este mes, este año y el siguiente; pero estoy seguro de que llegará el día en que ya no le amará más; su amor se agotará”.

Para la bondad humana hay un límite, pero para la de Cristo no lo hay. Si la paciencia suya tiene un límite, ésa no es la paciencia de Cristo. Si es paciente con la paciencia de Cristo, cuanto más maltratado sea, tanto más paciente será. Esa paciencia no se acabará. Cristo es bueno en que es ilimitado; Cristo es bueno en Su vastedad. Respecto a todo lo relacionado con El no hay límite ni variación.

Creo que la mayoría de nosotros hemos experimentado o visto algo de los problemas entre esposo y esposa. Algunas veces he visto algunos esposos que aparentemente aman mucho a su esposa. Siempre pudo predecir que después de cinco años, este hombre no la amará tanto; su amor se acabará, pero el amor de Cristo nunca podrá agotarse. Si usted ama a su esposa con el amor de Cristo, ese amor será ilimitado. Si la ama con su propio amor, esté seguro de que cuanto más la ame hoy, tanto más la odiará algún día. Alabado sea el Señor, porque podemos amar a otros con el amor de Cristo. Podemos decir: “Señor, no es mi amor, sino el Tuyo, y Tu amor es Tu mismo ser. Amo a otros contigo mismo, amo a otros en Ti, y amo a otros a través de Ti. Las dimensiones del amor con el que amo a otros son la anchura, la longitud, la altura, y la profundidad de Cristo”.

Esa porción de tierra es buena. Es buena en su vastedad. No hay límites para Cristo. Oh, hermanos, no me gusta hablar mucho de mí mismo, pero puedo testificar que el Cristo que nosotros experimentamos es un Cristo ilimitado. Durante los últimos treinta años las cosas que me han acontecido siempre han ido en aumento. La carga por la obra del Señor, por las iglesias y por los colaboradores ha seguido creciendo. Los problemas nunca han menguado. Día tras día las cargas, los problemas y las dificultades han ido en aumento. Pero, alabado sea el Señor, a través del aumento de la carga, he experimentado a Cristo más y más. Me he dado cuenta de que Cristo no tiene ninguna clase de límite. Nunca podrá haber un problema que sea más grande que Cristo. Nunca podrá haber una situación que El no pueda resolver.

Tengo un pañuelo que tiene ciertas medidas, quizás sea de treinta por treinta centímetros. Sólo puede cubrir cierto espacio. Nunca podría cubrir todo el cuarto; no es lo suficientemente grande. Pero se debe entender que Cristo es como un retazo de tela sin límite. No podemos determinar cuán ancho o cuán largo es. No tiene límite. El puede abarcar cualquier cosa y todas las cosas. No importa cuán grande sea el problema, Cristo puede abarcarlo. Cristo es bueno en lo ilimitado que es. Cristo es bueno en Su anchura, Su longitud, Su altura y Su profundidad. Cristo es esta tierra espaciosa para nuestra experiencia y disfrute en cada situación.


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