Conocer la vida y la iglesiapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8903-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-8903-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Podemos ver que Pablo en sus epístolas habla de la cruz de dos formas diferentes. Primero, él habla de que fuimos crucificados con Cristo; esto fue llevado a cabo por Cristo. Cuando Cristo fue crucificado, nos llevó consigo a fin de que muriésemos en Él. Esto es un hecho cumplido, y simplemente debemos creer y recibirlo. Romanos 6:6 dice: “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él”, y Gálatas 2:20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado”. Ambos versículos hablan de este hecho logrado por Cristo. Pablo también habla de la cruz en 5:24, que dice: “Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias”. Romanos 8:13 dice: “Por el Espíritu hacéis morir los hábitos del cuerpo”.
Algunos que enseñan la verdad en cuanto a la cruz cometen el error de hablar solamente de un aspecto de esta verdad hallada en la Biblia. Algunos sólo hablan del logro eterno de Cristo mediante Su crucifixión en la cruz. Ellos dicen que no necesitamos ser crucificados, porque sólo debemos recibir este hecho cumplido. Esto es cierto, pero éste es sólo un lado de la verdad. No basta simplemente con saber un lado de la verdad, debido a que en las epístolas que Pablo escribió se expone otro lado. Romanos 6:6 dice: “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él”, pero Romanos 8:13 dice: “Si por el Espíritu hacéis morir los hábitos del cuerpo, viviréis”. Por una parte, fuimos crucificados en la cruz; por otra, también debemos hacer morir los hábitos del cuerpo por el Espíritu. Hacer morir los hábitos del cuerpo por el Espíritu indica que debemos cooperar con el Espíritu para hacer morir nuestra carne, lo cual equivale a dar muerte a una parte de nuestro elemento. Esto significa que nosotros nos damos muerte y que también el Espíritu nos da muerte.
Mediante el Espíritu Santo somos iluminados en cuanto al hecho logrado por Cristo. Esto nos permite pasar por la puerta. Luego, el Espíritu ejecuta y forja este hecho en nosotros interiormente, de modo que condenamos lo que el Espíritu condena, censuramos lo que el Espíritu censura y damos muerte a lo que el Espíritu da muerte. Es así como experimentamos la muerte de cruz.
El día que vi la luz de la cruz y el hecho de que yo había muerto con Cristo en Romanos 6, me llené de gozo, gracias y alabanzas. No obstante, tan sólo estaba pasando por la puerta; ése era un lado de la verdad. En aquel tiempo no vi el otro lado de la verdad, es decir, que yo necesitaba tomar el camino de la cruz. Sólo vi que la muerte de Cristo me había aniquilado y había resuelto todo. No obstante, a la mañana siguiente aun antes de bajar por las escaleras, vi que yo seguía vivo. No comprendí que después de haber pasado por la puerta, yo necesitaba andar en el camino. El Espíritu Santo me ayudó a pasar por la puerta, pero ahora necesitaba que Él me guiara para poder andar en el camino. Sin embargo, dado que el Espíritu Santo quería aplicar la cruz en mí y diariamente me alumbraba con la luz de la cruz, esta luz me cuestionaba, condenaba y reprendía, y cuando yo externaba alguna preferencia u opinión me mostraba lo que procedía de mi yo. Cuando estuve dispuesto a obedecerle a Él y a cooperar y laborar con Él, me postré y dije: “Amén, Señor, pondré este asunto en la cruz”. Lo condenaré y lo crucificaré.
A medida que cada día yo era puesto a muerte y recibía luz y dirección, y estaba cooperando con la obra continua del Espíritu Santo de aniquilarme y ponerme a muerte, la muerte de la cruz estaba siendo constituida en mí. Por lo tanto, esta obra de aniquilarme y darme muerte en el Espíritu, conforme al Espíritu, por el Espíritu y mediante el Espíritu, se cumplía en mí cada día. Esto no se trataba de dar muerte a otros, sino de aniquilar y hacer morir mi propio elemento interior. Éste es el camino de la cruz y la vida de la cruz; ésta es la dirección que el Espíritu Santo nos da cada día.
Un hermano que ha visto la luz de la cruz puede todavía reñir con su esposa en la casa debido a que las riñas concuerdan con su ser natural. Sin embargo, cuando él riñe con su esposa, el Espíritu Santo hará resplandecer la luz de la cruz en él, y le preguntará: “¿Procede esto de Cristo o de ti mismo?”. Cuando el Espíritu le alumbre y le cuestione de esta manera, él será traspasado por la cruz y será incapaz de seguir peleando con su esposa. Mientras él siga peleando, el Espíritu Santo seguirá preguntándole: “¿Eres una persona crucificada? ¿Sigues colgado en la cruz? ¿Dónde está la luz de la cruz que recibiste?”. A medida que el Espíritu Santo lo cuestione, él perderá su capacidad de pelear. Cuando se presente la situación, el Espíritu Santo le preguntará: “¿Procede esto de ti o de Cristo? ¿Eres una persona crucificada? ¿Es esto lo que significa ver la luz de la cruz?”. Por lo tanto, aun si él va en un autobús, él podrá confesar, y cuando vuelve del trabajo a su casa, el Espíritu Santo le preguntará: “¿Le preocupa su prestigio a una persona crucificada? ¿Seguirás estorbando al Espíritu porque rehúsas ofrecer disculpas?”. Después de tal interrogatorio, él se someterá al Señor y le ofrecerá disculpas a su esposa. Si una persona prefiere salvar su prestigio, ella no tiene a Cristo; si lo tuviese, ella sería capaz de disculparse. Cuando cooperamos con el Espíritu viviente, el Espíritu Santo dará muerte a nuestro prestigio y a cualquier intento por salvarlo. Ésta es la experiencia y la vida de la cruz.
Todas estas experiencias cristianas son preciosas y hacen que pasemos por la muerte. Cuando más pasemos por la muerte, más vida expresaremos desde nuestro interior. Por ejemplo, ese mismo hermano que riñe con su esposa, también se esfuerza por expresar al Señor y por permitir que la vida del Señor fluya. Sin embargo, su fuerza natural no es suficiente para expresar a Cristo y dejar que Su vida fluya. No obstante, una vez que él esté bajo la disciplina del Espíritu Santo, el Espíritu le capacitará para que coopere con el Espíritu Santo y se someta a Él. Entonces su esposa percibirá que de él emana un sabor de Cristo, y verá en él un poco de la vida de Cristo porque la muerte de la cruz se ha hecho real en él y está tomando lugar en él. La cruz trae consigo ambas cosas: la muerte y la expresión de la vida de resurrección.
El Espíritu nos conducirá a la muerte de la cruz hora por hora y día tras día. Ésta es la dirección del Espíritu Santo y también es la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo que está en nosotros quiere introducirnos en la muerte a cada momento. Cuanto más intensa sea la obra del Espíritu Santo en nosotros, más intensa será nuestra experiencia de la cruz. Sin la muerte de cruz, la obra del Espíritu Santo no puede efectuarse; siempre y cuando el Espíritu Santo obre, seremos puestos a muerte por el Espíritu.
Desde la mañana hasta la noche y desde la noche hasta la mañana, el Espíritu Santo está obrando en nosotros. Él requiere que recibamos la cruz, y Él nos pone en la muerte de cruz. Cuando la muerte opera en nosotros, la vida de resurrección puede ser manifestada (2 Co. 4:11-12). El camino de la vida es la muerte, y la muerte es el camino de la vida. Cuando andamos en el camino de la vida, andamos en el camino de la muerte de cruz. La vida cristiana consiste en llevar una vida de la operación de la cruz y una vida de la operación de la muerte. Cada día experimentamos la muerte en el Espíritu Santo, y vivimos y andamos bajo la muerte. La muerte trata con nuestra persona. Si recibimos estos tratos y somos quebrantados, la vida de Dios en nosotros tendrá un camino libre y allanado. ¡Que el Señor tenga misericordia de nosotros!
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.