Living Stream Ministry

LA DISPENSACION DEL MISTERIO

En Efesios 3:9-11 se usan muchos términos importantes y significativos porque allí se habla del plan eterno de Dios. Todos debemos conocer la dispensación [economía] del misterio de Dios, el cual estuvo escondido en El por los siglos, desde el comienzo de la creación. Aun antes de la fundación del mundo, Dios sabía claramente cuál era este misterio.

Las criaturas no conocen este misterio, porque ha estado escondido en Dios. Si uno pudiera preguntarle a un tigre o a un león por qué están aquí, ellos contestarían que no saben. Y si le preguntara a los profesores universitarios cuál es el significado de la vida humana, creo que ellos responderían que simplemente no saben.

Pero ¡alabado sea el Señor! este misterio se nos dio a conocer. Ahora sabemos por qué Dios esta en tres Personas. Sabemos por qué fue necesario crear los cielos, la tierra y billones de cosas, y también por qué existe la humanidad. Lo sabemos porque Dios nos dio a conocer este misterio. Sabemos cuál es la economía del misterio que estuvo escondido en Dios desde el comienzo de la creación. Todo es para la iglesia.

LA MANIFESTACION DE
LA MULTIFORME SABIDURIA DE DIOS

La multiforme sabiduría de Dios se manifiesta por medio de Su propósito eterno y no sólo es dada a conocer al hombre, sino también a los principados y potestades en los lugares celestiales. Dios despliega Su sabiduría por medio de la iglesia ante todos los poderes angélicos. ¡Aleluya, ésta es la verdadera sabiduría! Es dada a conocer por medio de la iglesia, no por individuos. Por eso debemos respetar la iglesia y estar conscientes de cuánto la necesitamos. Si estamos en la iglesia, es una gloria para Dios y una turbación para el enemigo. Pero si no estamos en la iglesia, es una deshonra para Dios y una jactancia para el enemigo. Necesitamos la iglesia.

Fuimos escogidos, redimidos, salvos y regenerados, no para ir al cielo, sino para la iglesia. La iglesia es la meta de Dios y el centro de Su plan.

LAS PERSONAS DOTADAS Y LA IGLESIA

Efesios 4:11-12 dice que todas las personas que recibieron dones, a saber, los apóstoles, los profetas, los evangelistas, los pastores y los maestros, fueron dados a la iglesia. Ellos perfeccionan a los santos para que se realice la edificación de la iglesia.

Ciertamente es lamentable que hoy en día muchos presuntos obreros, ministros y maestros cristianos hacen una obra sin que les importe la iglesia. Sólo les interesa su obra y muy poco la iglesia. En cierto sentido, la obra que llevan a cabo estorba, destruye y perjudica a la iglesia. Las personas dotadas fueron dadas para edificar a la iglesia. El apostolado, el ministerio profético, el ministerio evangelístico, el pastoreo o la función de maestro son para la iglesia. Cualquier comisión o encomienda que recibamos del Señor debe tener como objetivo edificar a la iglesia. Lo que Dios quiere es la iglesia, pues es lo que El planeó y lo que desea obtener.

EL PRINCIPIO Y EL FIN

Hay dos versículos importantes en el Nuevo Testamento en los que el Señor habló de la iglesia. Uno se encuentra al principio, en el libro de Mateo, y el otro al final, en Apocalipsis. La primera vez que el Señor usó la palabra “iglesia” fue en Mateo 16:18. En este versículo y por el contexto (vs. 16-17, 19) vemos tres entidades que están relacionadas entre sí: Cristo, la iglesia y el reino. Cuando Cristo se revela al hombre, inmediatamente la iglesia entra en la escena. Sólo al conocer a Cristo se puede producir la iglesia. Cristo debe ser real en nuestra experiencia a fin de que se produzca la iglesia. Después de que Pedro reconoció a Cristo, inmediatamente el Señor dijo que El edificaría la iglesia y que las puertas del Hades no prevalecerían contra ella.

Después de la iglesia, se menciona el reino. Cristo produce la iglesia, y ésta trae el reino. Donde Cristo llega a ser real en los creyentes, la iglesia es producida. Luego, la iglesia trae el reino, el dominio y la autoridad de Dios sobre la tierra. Por lo tanto, la iglesia es la clave.

El Señor es el Alfa y también la Omega. El habla de la iglesia en el primer libro del Nuevo Testamento, y luego en el último libro, donde se halla la consumación de toda la Biblia, les habla a las iglesias acerca de la iglesia. El libro de Apocalipsis no fue dirigido a individuos, sino a iglesias locales. “Yo soy el Alfa y la Omega” (Ap. 1:8), “Yo soy el Primero y el Ultimo” (v. 17), y “Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias” (v. 11).

Si estamos fuera de las iglesias locales, no tenemos la posición para recibir el libro de Apocalipsis, porque éste no fue dirigido a los creyentes individuales, sino a las iglesias locales; no obstante, el Señor llamó a los creyentes individuales a que lo escucharan. Debemos estar en la iglesia local; entonces tendremos la base y seremos aptos para recibir este libro y oír lo que el Señor Espíritu habla a Sus iglesias.

El Señor Jesús no olvida lo que El comenzó. Quizá nosotros lo olvidemos, pero El jamás. En el primer libro del Nuevo Testamento, El habló de la edificación de la iglesia; y lo que El comenzó ciertamente lo terminará. El es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, y por ende, edificará la iglesia.

Al principio El habló acerca de la iglesia universal, pero en la práctica, lo que vemos al final son las iglesias locales. El Señor comienza con la iglesia y culmina con las iglesias. La iglesia es universal pero las iglesias son locales. Las iglesias locales son mas prácticas para nosotros que la iglesia universal. Las iglesias locales son el logro de la iglesia universal. Dios necesita las iglesias locales para cumplir Su propósito eterno, que es la iglesia universal.

Que nuestros ojos se abran para ver la dispensación del misterio conforme al propósito eterno de Dios, el cual El planeó antes del principio de la creación. Debemos ver la iglesia conforme al plan eterno que Dios diseñó en Cristo desde la eternidad.