Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7893-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Romanos 5:10-11 dice: “Si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos en Su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación”. Gloriarnos en Dios significa que nos jactamos en Dios y disfrutamos a Dios. Ahora Dios es nuestra porción y le disfrutamos. No sólo necesitamos ser reconciliados con Dios y ser salvos de muchas cosas negativas, sino que también necesitamos disfrutar a Dios de modo positivo. El versículo 11 habla acerca de la reconciliación en vez de la expiación. La expiación es un concepto antiguotestamentario que no tiene cabida en el Nuevo Testamento. La redención es mucho mejor que la expiación. En el Antiguo Testamento, antes que se lograra la redención, las personas necesitaban la expiación, pero debido a que la redención ahora se ha efectuado, ya no se necesita más la expiación. Ahora tenemos a Dios como nuestra porción y disfrute; por ende, le disfrutamos, nos gloriamos en Él y también nos jactamos en Él.
El versículo 17 dice que nosotros “[reinaremos] en vida por uno solo, Jesucristo”. En el libro de Romanos, disfrutamos a Dios y reinamos en vida como reyes. Esto no significa meramente vencer nuestro mal genio o de manera miserable tomar medidas respecto a los pecados que nos asedian. Esto significa reinar gloriosamente como reyes. Disfrutamos a Dios, nos gloriamos en Él y reinamos en vida.
Cristo es el mismo Dios a quien disfrutamos, en quien nos gloriamos y jactamos, y quien es nuestra porción. El versículo 5 del capítulo 9 dice: “Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos”. Cristo, nuestra porción, es el propio Dios bendito por los siglos. De igual manera, Cristo es la vida en la cual reinamos. Además, Él es el Espíritu vivificante y está dentro de nuestro espíritu (8:2, 16; 1 Co. 15:45; 2 Ti. 4:22). Cristo es nuestro Dios y nuestra vida. En este Dios nos gloriamos, nos jactamos y nos regocijamos, y en esta vida reinamos como reyes sobre todas las cosas. Ésta es la revelación hallada en el libro de Romanos.
El versículo 4 del capítulo 6 dice: “Andemos en novedad de vida”. Ya que Cristo es nuestra vida, andar en novedad de vida equivale a andar en la novedad de Cristo. Luego, 7:6 dice: “Sirvamos en la novedad del espíritu”. Andamos en novedad de vida y servimos en la novedad del espíritu. El espíritu en el versículo 6 se refiere a nuestro espíritu humano, y hoy en día Cristo está en nuestro espíritu. Necesitamos servir en la novedad del espíritu en el cual Cristo mora.
Aunque fuimos librados por la vida, el capítulo 7 nos trae de regreso al viejo hombre, al ego, al “yo” maligno. El versículo 25 dice: “Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”. La frase yo mismo con la mente suena como música desagradable. Deberíamos comparar las expresiones mente, yo y mismo con gloriarse en Dios, reinar en vida, andar en novedad de vida y servir en la novedad del espíritu. No hay gozo ni novedad relacionado con yo, mismo ni con la mente, sino sólo fealdad. El capítulo 7 es un valle profundo, pero después del valle, el capítulo 8 es la gloriosa cima de la montaña. El versículo 2 del capítulo 8 comienza, diciendo: “Porque la ley del Espíritu de vida”. Éste es el único versículo en la Biblia que usa el término Espíritu de vida. Muchos cristianos hoy hacen hincapié en el Espíritu de poder, pero no son muchos los que toman en cuenta al Espíritu de vida. Lo que necesitamos no es tanto al Espíritu de poder, sino al Espíritu de vida. No somos automóviles que necesitamos más poder; más bien, somos granos de trigo que necesitamos vida. Nuestro poder tiene que ser el poder de la vida, el poder de la resurrección, y no un poder aparte de la vida.
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