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Obra de edificación que Dios realizapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7020-2
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LA EDIFICACIÓN CORPORATIVA
ES LA MAYOR NECESIDAD
DE LA IGLESIA HOY

Debemos ver que lo único que importa es si hemos sido edificados o no. No se trata de si damos mensajes, ni tampoco de si tenemos dones; más bien, se trata de si hay un grupo de personas que hayan sido edificadas por Dios como una morada espiritual en la cual Dios puede morar. Cuando las personas entran en medio de tal grupo de personas, no sólo perciben la presencia de Dios, sino también el trato cálido y afectuoso. Además, sienten que ese lugar es su hogar espiritual, un lugar donde pueden descansar. Hermanos y hermanas, ¿es ésta la condición del lugar donde ustedes están, el lugar donde se reúnen? Si no es así, entonces el lugar donde ustedes están tiene deficiencias en cuanto a la edificación corporativa. Creo que estas palabras son suficientes para mostrar que hoy en día lo que más necesitamos en cada lugar es una iglesia edificada.

Hoy en cualquiera de las ciudades principales hay miles de cristianos. Además, hay actividades del evangelio en toda la tierra y creyentes en todo lugar. Sin embargo, es difícil encontrar un solo lugar donde haya un grupo de hijos de Dios que estén siendo edificados como casa de Dios. No debemos culpar a otros, diciendo que ellos no quieren ser edificados. Tampoco debemos decir que no hay obreros de Dios que los estén ayudando a ser edificados así. No podemos rehuir nuestra responsabilidad. Cada uno de nosotros es responsable por la edificación de la iglesia; cada uno de nosotros necesita esta edificación. Les digo, hermanos y hermanas, que su necesidad más apremiante ahora es ser edificados así.

LA EDIFICACIÓN INDIVIDUAL PERJUDICA A LA IGLESIA
SI NO CONTRIBUYE A LA EDIFICACIÓN CORPORATIVA

Creo que a estas alturas entendemos claramente que hay una enorme diferencia entre la edificación corporativa y la edificación individual. Aunque la edificación corporativa incluye la edificación individual, la edificación individual no necesariamente equivale a la edificación corporativa. Es posible que hayamos sido edificados individualmente, pero no hayamos sido edificados en absoluto con otros. A veces vemos hermanos y hermanas que han sido edificados en gran medida individualmente. Sin embargo, a menudo el resultado es que cuanto más son edificados así, más independientes llegan a ser; cuanto más son edificados individualmente, más peculiares son; cuanto más son edificados así, más desprecian a otros y más se distancian de los demás. He conocido un buen número de personas que son así. Cuanto más recibían esta clase de edificación, más se aislaban y más sectarias eran. Por lo tanto, si la edificación individual no redunda en la edificación corporativa, no beneficia la iglesia; al contrario, muchas veces hace daño a la iglesia.

Por lo tanto, nosotros que laboramos para el Señor, tenemos que ser muy cuidadosos. Mientras ministramos a los hijos de Dios, si nuestra obra de edificar a los creyentes en su fe solamente produce esta clase de persona independiente, entonces nuestra obra será un rotundo fracaso. Todos los hermanos y hermanas que son colaboradores necesitan preguntarse muy seriamente cuál es la meta y propósito de su obra. Si no tenemos la visión de la edificación de la iglesia, me temo que cuanto más laboremos y cuanto más edifiquemos a las personas en su fe, más deficiencias tendrá la iglesia en la edificación. Por ejemplo, cuando un constructor quiere construir una casa, tiene una meta definida y también tiene los planos en su mano. No sólo sabe que está edificando una casa, sino que también sabe qué clase de casa está edificando. Es sólo con este entendimiento que él puede trabajar en conformidad con su meta. Él sabe que la casa necesitará puertas y ventanas, así que escoge algunos materiales, como madera y vidrio, y con ellos hace puertas y ventanas. Con esto hace lo que se puede considerar una obra de edificación individual. Después de esto, él pone estas puertas y ventanas en la casa, lo cual produciría un edificio. Así pues, vemos que toda la edificación individual tiene como objetivo que se produzca un edificio. Cuando el constructor está trabajando, tiene una meta y labora encaminado hacia ella.

Supongamos que hay otro constructor que quiere construir una casa, pero está haciendo una mesa. Les pregunto: ¿es su obra útil para la edificación de la casa? Es posible que él trabaje más duro que el constructor anterior. Él puede ser más meticuloso y hábil para usar trozos de madera sin ninguna belleza y construir con ellos una mesa muy hermosa. Sin embargo, permítanme preguntarles a todos ustedes: ¿podrían ustedes edificar esta mesa, de modo que sea parte de la casa? No pueden ponerla en los cimientos ni tampoco encima del techo. No pueden usarla como puerta ni como ventana. Sin embargo, la mesa allí en la casa puede verse más hermosa que todo lo demás. Es como si ella dijera: “Ventanas, ninguna de ustedes es tan hermosa como yo; puertas, ninguna de ustedes es tan bella como yo. Yo soy más fuerte que cualquiera de ustedes”. ¿Pueden ver esto? La mesa hecha por el constructor llega a ser un problema para la edificación de toda la casa. Por supuesto, ustedes dirán que ningún constructor haría esto, pero hoy en día muchos de los que laboran para el Señor ciertamente son así. Tienen verdadero celo en cuanto a la obra y verdadero celo en cuanto a edificar a las personas en su crecimiento individual, pero sólo consiguen edificar a los hermanos y hermanas individualmente, y hacer de ellos muchas mesas hermosas. Los demás hermanos y hermanas pueden ser como puertas descompuestas, como ventanas rotas, y como vigas y columnas rajadas. Aunque no tengan belleza, pueden ser de cierto modo puestos juntos y edificados como parte de una casa que sirve de morada. Sin embargo, el hermano que es como una mesa, aunque se ve muy hermoso, está solo y no está edificado con los demás. Por consiguiente, en lo que se refiere a la edificación de la iglesia, él es completamente inútil. Más aún, él a menudo es causa de problemas.

Perdónenme por decirles esto, pero me temo que con respecto a algunos hermanos y hermanas, todo su progreso y toda la edificación que han recibido es esta clase de edificación individual. Me temo también que muchos colaboradores edifican a las personas de esta manera cuando van a laborar. Les he dicho reiteradamente que si no tenemos la imagen de la edificación de la iglesia frente a nosotros, y si no tenemos la edificación de la iglesia como nuestra meta, entonces me temo que la obra que hagamos será esta clase de obra insensata. Cuanto más laboremos así, menos será edificada la iglesia.

Permítanme darles un ejemplo. Supongamos que un hermano va a cierto lugar para laborar para el Señor y que su único pensamiento es que va allí para ayudar a los hermanos y hermanas a ser espirituales. Así que dice: “Oh, las personas de este lugar son muy carnales; yo quiero ir y ayudarlas a todas a que sean espirituales. Yo mismo he aprendido la lección de la cruz de una manera seria, así que cuando vaya a ayudarlos, los guiaré también a que conozcan la cruz y la acepten. La meta de mi obra es guiar a las personas a que sean esculpidas por la cruz”. Por lo tanto, cuando este hermano va a ese lugar, habla acerca de la cruz todos los días. Puesto que él labora de esta manera, ciertamente un grupo de personas será edificado por él en su crecimiento espiritual y ellas lo seguirán para aprender a tomar la cruz cada día. Sin embargo, este hermano nunca los ayuda a ver que ser quebrantados por la cruz redunda en la edificación de la iglesia. Así que, aunque estos santos aprenden las lecciones de la cruz, muy poco de la edificación de la iglesia se lleva a cabo entre ellos.

Después de cierto tiempo, este hermano quizás se vaya a otro lugar, y venga otro colaborador. Este hermano recién llegado podría decir: “Ninguno entre ustedes ha aprendido la lección de tener comunión con el Señor, y nadie aquí sabe cómo vivir delante del Señor. Ahora que estoy aquí con ustedes, los ayudaré a tener comunión con el Señor”. Así pues, el primer mensaje que él da es sobre la comunión, y el segundo sigue siendo del mismo tema; cada uno de sus mensajes son acerca de la comunión. Desde la plataforma él les dice a las personas que aparte de la comunión, todo lo demás es inútil. Independientemente de la clase de mercancía que usted venda, siempre habrá clientes que querrán comprarla. Por lo tanto, después de estar allí por algún tiempo, algunos hermanos y hermanas recibirán ayuda para vivir diariamente delante del Señor. Luego, los que anteriormente recibieron el quebrantamiento de la cruz, dirán: “¿Cómo pueden ustedes tener una comunión apropiada si sólo tienen comunión, pero nunca han sido quebrantados?”. Y los que han aprendido el asunto de la comunión dirán: “¿Cómo pueden ustedes ser quebrantados sin aprender lo relacionado con la comunión?”. Por consiguiente, todos tendrán un problema interiormente. Los que han aprendido a tener comunión con el Señor no sentirán respeto por los que han recibido el quebrantamiento de la cruz, y los que han recibido el quebrantamiento de la cruz no tendrán ninguna admiración hacia los que han aprendido a tener comunión con el Señor. Quizás usted diga que no es posible que los que verdaderamente han sido quebrantados muestren desdén hacia otros. En teoría eso es correcto, pero en realidad es muy común que los que han sido quebrantados por la cruz no sientan respeto por otros.

Luego, después de cierto tiempo, un hermano que se especializa en “conocer a Cristo” vendrá a este lugar y dirá: “Oh, simplemente hablar acerca de tener comunión o de tomar la cruz no es suficiente, ustedes tienen que conocer a Cristo. Sólo Cristo es el todo y en todos. Por lo tanto, ustedes deben permitir que Cristo tenga la preeminencia en todas las cosas”. Así pues, él específicamente realiza la obra de “conocer a Cristo”. De principio a fin, todo es Cristo: comer es Cristo, beber es Cristo, orar es Cristo y leer la Biblia es Cristo. Todo es Cristo. De nuevo les repito que independientemente de lo que ustedes vendan, siempre habrá personas que lo querrán comprar. No importa la clase de mensaje que usted predique, algunas personas lo recibirán, especialmente si les habla de un tema tan precioso como el Cristo glorioso. Por lo tanto, con el tiempo habrá un tercer grupo de personas en ese lugar. Ellas son las que recibirán los mensajes acerca de conocer a Cristo. Para ellas, cada día es Cristo, cada momento es Cristo, cada asunto es Cristo, ¡y en todo lugar está Cristo, Cristo, Cristo! Sin embargo, los que aprendieron acerca de la cruz se molestarán al oír acerca de “conocer a Cristo”, y los que han aprendido acerca de la comunión también se sentirán incómodos cuando oigan acerca de “conocer a Cristo”. El primer grupo los criticará, diciendo: “Ustedes tienen que ser quebrantados por la cruz si es que desean vivir a Cristo”. El segundo grupo dirá: “Ustedes necesitan vivir en comunión con el Señor; entonces podrán contactar a Cristo. ¿Cómo pueden ustedes conocer a Cristo sin tener comunión con Él?”. Los que prestan atención a conocer a Cristo entonces refutarán estas palabras, diciendo: “La meta de la cruz es ganar a Cristo y tener comunión también tiene como fin ganar a Cristo. Por lo tanto, Cristo es la única meta de todo. ¡Cristo lo es todo!”.

Esto les permite ver cómo surgen los problemas. Quisiera decirles que antes que fueran estos tres colaboradores a esa localidad, los hermanos y las hermanas no tenían claro muchas cosas. No sabían de conocer la cruz, ni de tener comunión con el Señor ni de conocer a Cristo. Lo único que sabían era servir juntos. Sin embargo, su servicio en ignorancia era hecho en armonía, y también tenían la presencia del Señor. Cuando ustedes estaban entre ellos, había una atmósfera cálida, y uno podía sentir que el Señor estaba entre ellos. Sin embargo, desde que estas tres personas con dones especiales fueron allí para laborar por cierto período de tiempo, ese lugar llegó a tener tres grupos de personas que fueron edificadas en asuntos espirituales: un grupo, en el asunto de la cruz; un segundo grupo, en el asunto de tener comunión; y un tercer grupo, en el asunto de conocer a Cristo. Sin embargo, ahora cuando usted se reúne con ellos, tiene la sensación de que el invierno ha llegado, pues todo es frío y seco. Mientras parten el pan, alguien que ha aprendido el asunto de tener comunión se pone en pie y ora: “Señor, ahora estamos teniendo comunión contigo en torno a esta mesa”. Pero los que han aprendido acerca de la cruz no dicen amén, ni tampoco los que han aprendido a Cristo. Después de unos minutos, el hermano que hace hincapié en conocer a Cristo se pondrá en pie y orará: “Señor, aquí vemos que Tú lo eres todo. Tú eres el pan y Tú eres la copa. Cuando disfrutamos de estas cosas, te disfrutamos a Ti”. Sin embargo, los que han aprendido sobre la comunión y los que han aprendido a recibir la cruz no apreciarán esta oración ni dirán amén. Unos minutos después uno de los que ha aprendido a tomar la cruz también se pondrá en pie y orará: “¡Oh, Señor! Aquí vemos Tu muerte. Ésta es una muerte todo-inclusiva. Todos morimos juntamente contigo”. Sin embargo, los que han aprendido acerca de Cristo no dirán amén ni tampoco los que han aprendido sobre el asunto de tener comunión. Lo único que percibiremos allí será la muerte y la frialdad.

No piensen que el ejemplo que les doy es una exageración. Es cierto que algunos de los colaboradores que salen a laborar han verdaderamente edificado a otros en su fe, pero al mismo tiempo han hecho daño a la iglesia. Usted probablemente haya tallado un caballito o un hermoso monito, o haya producido unas cuantas mesas y sillas de diferentes tamaños, pero la casa ha desaparecido. Originalmente los materiales que usted usó eran vigas, puertas, ventanas y parte de los cimientos de la casa; pero usted pensó que eran demasiado toscos y faltos de belleza, por lo que usted quiso edificarlos en su fe un poco. Finalmente, aunque usted aparentemente ha edificado a los santos individualmente, también ha derribado toda la casa. Usted ha edificado a muchos individuos; pero por medio de esta obra de edificación, ha hecho que toda la iglesia sea derribada.

Este asunto es sumamente serio. Quisiera preguntarles a todos: ¿cuál era la meta de la edificación individual que ustedes recibieron? ¿Era la edificación corporativa o simplemente su espiritualidad individual? Ésta es una pregunta crucial. También quisiera preguntarles a los hermanos y hermanas que son colaboradores: cuando ustedes ayudan a las personas al edificarlas en su fe, ¿lo hacen por el bien de la espiritualidad individual de ellas, o por el bien de la edificación de la iglesia? Ésta es también una pregunta muy crucial.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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