Lecciones acerca de la oraciónpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1502-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Tal y como la posición que corresponde a la oración es la ascensión, igualmente la autoridad de la oración también es la ascensión. La autoridad de la oración es inherente a la posición que corresponde a la oración. Lo que hagan los cristianos no es solamente un asunto de poder, sino aún más, un asunto de autoridad. Por ejemplo, cuando se predica la Palabra, no sólo necesitan poder, sino también autoridad. Esto es cierto en el caso de algunos que oran ante Dios. No solamente tienen poder, sino también autoridad, porque están en la posición celestial.
Con frecuencia las personas dicen que para orar es necesario eliminar los pecados, tener fe, y aferrarse a la promesa de Dios. Pero gradualmente nos daremos cuenta que estas cosas no siempre funcionan. Podemos haber estado llenos de fe, y sin embargo Dios no nos cumplió aquello por lo cual oramos. Nos aferramos a la promesa de Dios, pero la promesa también falló. Si estamos dispuestos a aprender algunas lecciones sobre la oración, podremos ver gradualmente que la oración no es cuestión de creer ni de aferrarnos a la promesa; más bien, se trata de ver, al ser visitados por Dios, la posición que corresponde a la oración. Entonces podrán realizar la tarea de la oración en la esfera celestial. En ese momento, su oración es una oración de autoridad. No se trata de creer o de aferrarse a la promesa, sino de que tengan la posición y la autoridad para realizar esa tarea. Dios no tendrá más alternativa que aprobar tal oración, y ciertamente Él la aprobará.
Cuando lleguen a este punto, sabrán que hay ciertas cosas por las cuales no pueden orar, porque Dios no les permite hacerlo. Cuando mucho, pueden hablar acerca del asunto con Dios, y decirle: “¿Oh Dios, puedo orar por este asunto? Si Tú quieres, por favor hazlo”. No deben decir: “Oh Dios, Tú debes hacer esto, porque me he aferrado a Tu promesa”. ¿A qué se debe que a veces cuando oran de esta manera, no hay respuesta? Se debe a que Dios no les ha dado esa promesa. Esto no depende solamente de que tomen medidas con respecto a sus pecados ni de que confiesen sus faltas, sino de que se pregunten: ¿Dónde estoy? ¿Cuál es mi naturaleza? y ¿En qué clase de atmósfera me encuentro? Si están en la esfera de los cielos, estoy seguro que de cada diez oraciones, ocho serían eliminadas, porque son innecesarias, y tampoco podrían orar por tales cosas. Al estar en tal posición sabrían que no son cosas por las cuales deben orar.
No hay realmente ninguna otra cosa que exija tanto de nosotros como la oración. Solamente al orar pueden ver claramente lo que son, cuál es su condición y dónde están. Generalmente, en otras circunstancias, no tienen ninguna manera de descubrir donde están, pero una vez que están en oración, quizás descubran que están totalmente fuera de la esfera celestial. Por esta razón, cuando uno recién cree en el Señor, se atreve a orar por cualquier cosa; pero más adelante, cuanto más ha estado siguiendo al Señor, más estrecha es la esfera de sus oraciones y menos audaz es en la oración. No nos atrevemos a orar por aquel asunto ni por este otro. Cuanto más crecemos en el Señor, más nos damos cuenta que la oración tiene su propia posición y esfera. Es en tal posición y dentro de tal esfera que puede haber autoridad.
Todas las oraciones que se ofrecen en ascensión son oraciones que tienen autoridad. Sabemos que la oración en ascensión equivale a un mandato que se le hace a Dios. Nuestra oración no equivale a una petición, sino a un mandato. Todos ustedes recordarán que en Isaías 45:11, Dios dice: “Mandadme”. A veces estas órdenes son un mandato directo a Dios, y a veces son un mandato indirecto al entorno Por ejemplo, Moisés, quien estando de pie a la orilla del mar Rojo, le ordenó al agua que se dividiera; el Señor Jesús, cuando iba en la barca, le ordenó al viento y al mar que enmudecieran, y de nuevo, el Señor le ordenó a las enfermedades que dejaran a los hombres. Si usted ha aprendido a orar al permanecer firme en la esfera de la ascensión, usted puede incluso ordenarle a la pobreza que lo deje. No estará allí implorando, pidiendo la misericordia de Dios y Su visitación como un mendigo que pide a los hombres un poco de dinero. Si usted ha tocado la posición celestial con su autoridad, incluso puede decir: “Ordeno a la pobreza que se aleje de mí”. Esto no es nuestra imaginación. Algunos definitivamente han tenido tal experiencia.
La Biblia, por una parte, dice que debemos orar sin cesar, pero por otra, no nos indica que las respuestas a muchas oraciones se darán según lo que esperan las personas. Ha habido ocasiones cuando los hermanos y las hermanas han venido a mí y me han pedido inmediatamente que ore por ellas. Realmente no sabía cómo orar por ellos, porque no sabía si estaban en el cielo o en la tierra. Hermanos y hermanas, cualquier persona que pueda orar cuando conviene no sabe lo que es la oración. Si realmente conocen la posición y la autoridad de la oración, entonces sabrán que no es tan fácil hacer oraciones de valor.
Por supuesto, Dios nos muestra Su gracia en todas las cosas, y siempre escucha nuestras oraciones. Admito que esto es verdad. Sin embargo, Dios también nos muestra que la oración es cuestión de estar en ascensión. Si ustedes realmente desean hacer oraciones que tengan valor ante Dios, es menester que puedan pronunciar algunos mandatos con autoridad ante Dios. Delante de Dios, puedo decirles que en los últimos años en algunos lugares, al enfrentarnos con algunos problemas en la obra o en la iglesia, nosotros oramos esta clase de oración en forma de mandato. Nos expresamos osadamente ante Dios, diciendo: “Dios, no podemos permitir este asunto”. Si la posición de ustedes es la equivocada y su condición no corresponde a la esfera celestial, tal oración constituirá un insulto para Dios. Pero si su posición es la correcta y su condición corresponde a la esfera celestial, entonces tal oración será un verdadero placer para Él. Las palabras que ustedes oran equivalen a la administración de Dios, es decir, ejecutarán Sus órdenes. Puedo testificar que Dios contesta tales oraciones.
Si una persona sale a la calle y apunta con un bastón, los coches no se detienen; más bien, si el policía señala con su bastón, todos se detienen, porque él tiene la posición y la autoridad. Las oraciones más simples y fáciles son esta clase de oraciones en forma de mandato, oraciones de autoridad. Pero para tener tales oraciones, necesitamos obtener una posición de ascensión. ¿En qué consiste la oración de autoridad? Ésta es la oración que ofrece alguien capaz de dar órdenes por estar en la posición de ascensión.
Debido a que nuestra condición espiritual actual es muy deficiente, son muy pocos los hijos de Dios que conocen esta clase de oración, y son menos aún los que realmente la ponen en práctica. Pero si avanzamos de manera apropiada en el Señor, nos daremos cuenta que estamos en el Lugar Santo, y no en el atrio. También nos percataremos de que estamos en la esfera de ascensión y que no nos afectan muchas cosas. Estamos juntos con el Señor en la esfera de ascensión y en el trono. Por tanto, podemos dar órdenes y hacer mandatos con respecto a todas las cosas, según la voluntad del Señor. Todo lo que oremos desde tal posición será una orden, un mandato.
Cuando usted llegue al punto donde está en la posición celestial y tiene la autoridad celestial, y así pueda expresar oraciones de autoridad, será una persona que está en el trono, en la posición reinante junto con el Señor. Tal y como Él reina a la diestra de Dios, usted también reinará junto con Él en la esfera celestial. En esos momentos su oración no sólo será una oración de autoridad, sino también una oración reinante. Su oración gobernará con autoridad, ejecutando las órdenes de Dios. Entonces, todas sus oraciones llegarán a ser la administración de Dios, la ejecución misma del gobierno de Dios. Puede ser que esto sea muy elevado, pero sé que si estamos dispuestos a aprender, llegaremos a un punto en el que podremos expresar tales oraciones.
En resumen, solamente existe una posición para la oración: la esfera celestial. Una vez que dejemos esta esfera perdemos la posición de la oración. La oración no sólo consiste en pedir por ciertos asuntos, sino que aún más consiste en mantenernos en cierta posición. Tenemos que estar en la esfera celestial. Entonces tendremos la debida posición para orar, podremos orar con autoridad, y estaremos sentados en el trono, expresando oraciones que provienen del trono.
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