Obra de edificación que Dios realizapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7020-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-7020-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
En este mensaje vamos a considerar el ejercicio y la práctica de la predicación del evangelio según la manera ordenada por Dios. Alabamos al Señor que, desde que la manera ordenada por el Señor fue introducida en el recobro, la mayoría de los santos y de las iglesias la han recibido y están perseverando en ello. Sin embargo, nuestra experiencia y práctica de la nueva manera es débil. Puede ser que aceptemos la manera ordenada por el Señor, pero no tenemos mucho ejercicio ni mucha práctica en ello. Lo que necesitamos hoy no es meramente saber qué es la nueva manera; necesitamos ejercitarnos en la nueva manera.
Si vamos a jugar cierto tipo de juego de pelota, tenemos que practicar con la pelota una y otra vez. Cuando yo era joven, no sabía montar en bicicleta. Montar en bicicleta no era algo popular setenta u ochenta años atrás en la ciudad donde yo vivía. Sin embargo, cuando yo vivía y trabajaba en Shangai, me di cuenta de que necesitaba aprender a montar en bicicleta. Algunos vinieron a tratar de enseñarme a montar en bicicleta. Les dije que no necesitaba que me enseñaran; todo lo que yo necesitaba era practicar. Primero que todo necesitaba aprender a subirme a la bicicleta. Intenté varios métodos, y algunas veces al intentar, me caí. En todo caso, aprendí a subirme a la bicicleta. Luego, tuve que aprender a pedalear, pero no aprendí por medio de ser enseñado. Me caí una y otra vez, pero seguí subiéndome. Después de un par de días yo manejaba la bicicleta sin problema. A partir de este mismo principio, si tenemos tal espíritu para practicar la nueva manera, tendremos éxito. Tenemos que ejercitarnos en practicar la nueva manera.
La primera cosa que debemos practicar en la manera ordenada por Dios en cuanto al servicio neotestamentario es la predicación del evangelio. Predicamos el evangelio para que los pecadores se salven, para traerlos al Señor. Sin embargo, ésta no es la meta. La meta de salvar a los pecadores es edificar el Cuerpo de Cristo. Tenemos la carga de salvar a los pecadores, pero tal carga no consiste sólo en salvar a los que perecen. Si ganar almas es la única meta de nuestra predicación del evangelio, tenemos una vista muy corta. Tenemos que tener la vista de Dios conforme a Su economía. Desde la eternidad pasada Dios ha tenido una economía. En Su economía Dios desea que las personas que El creó sean salvas para la edificación del Cuerpo de Cristo. Lo que Dios desea no es un grupo de pecadores salvos. Dios desea tener el Cuerpo de Cristo. Debemos tener una visión alta y de largo alcance. Con esta vista, debemos tomar la carga de predicar el evangelio. Cuando predicamos el evangelio con esta vista, estamos practicando nuestro sacerdocio. El primer aspecto del sacerdocio neotestamentario es que nosotros prediquemos el evangelio para hacer de los pecadores salvos sacrificios espirituales, a fin de que sean ofrecidos a Dios para Su aceptación (Ro. 15:16; 1 P. 2:5).
El Nuevo Testamento comienza con la predicación del evangelio. Antes de que viniera el Señor Jesús, la obra de Juan el Bautista era no sólo bautizar a la gente, sino también predicar el evangelio. El dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2). Juan no sólo bautizaba a la gente, sino que también predicaba el evangelio para que la gente fuera salva y fuera traída a Cristo. Después de Juan, vino el Señor Jesús. El también predicó el evangelio (Mt. 4:17). Lucas 8:1 dice que el Señor “iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios”. Además de las ciudades en la tierra, hay muchas aldeas, pequeños poblados que debemos visitar. El Señor Jesús también envió a los doce a hacer lo mismo que El hizo (Mt. 10:5). Aun esto no fue adecuado, así que El envió setenta a visitar cada ciudad y lugar adonde El estaba por ir (Lc. 10:1). Cuando salimos a predicar el evangelio, no debemos solamente visitar las ciudades. Tenemos que visitar todos los lugares. Incluso que el Señor enviara los setenta, no fue adecuado, de modo que después de Su resurrección El envió a todos Sus discípulos, mandándoles que hicieran discípulos a todas las naciones (Mt. 28:19).
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista salió para llevar a cabo la predicación del evangelio y luego Jesús mismo también lo hizo. Luego Jesús envió a los doce y a los setenta, y ahora nos ha enviado a todos nosotros. El ha enviado a todos Sus discípulos a visitar las ciudades y todos los lugares para hacer discípulos a todas las naciones (Mt. 28:19). Hoy en día el evangelio ha llegado a todas las razas, a todos los pueblos y a todas las naciones. Sin embargo, la meta del evangelio no es sólo salvar pecadores, ganar almas, sino que también es obtener los materiales para la edificación del Cuerpo de Cristo. Mi carga es que todos veamos la urgente necesidad de que todos estemos en el ejercicio y la práctica de la predicación del evangelio en la manera ordenada por Dios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.