Cristo es todas las cosas y los asuntos espiritualespor Watchman Nee
ISBN: 978-0-7363-0698-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La meta de Dios es Cristo, y Cristo también es el medio por el cual Dios obtiene esa meta. Dios utiliza a Cristo como el medio para alcanzar Su meta, la cual es El mismo. Puesto que en los libros de Efesios y Colosenses hallamos la meta de Dios, basaremos este mensaje en ellos. En cuanto a la meta de Dios existe una diferencia en cada uno de dichos libros: Efesios nos muestra que con respecto a la plenitud de los tiempos, Dios desea reunir todas las cosas en Cristo, tanto las de los cielos como las de la tierra (1:10); mientras que Colosenses nos muestra que Dios no sólo dispuso que Cristo sea Cabeza sobre todas las cosas, sino que además sea el todo en todo (1:18; 3:11b). Colosenses nos muestra que la meta de Dios es Cristo, y que el medio para alcanzarla también es Cristo. La meta de Dios es que Cristo sea la Cabeza sobre todas las cosas. Para lograr esto, primero debe lograr que Cristo sea el todo. El debe ser el todo y, a la vez, estar en todo; sólo entonces todas las cosas estarán espontáneamente sujetas a El.
Debemos recordar que para Dios no existen tantas cosas como para nosotros; para El sólo existe Cristo. Para Dios no existen ni cosas ni asuntos, sino únicamente Cristo. Para El no existe lo que nosotros definimos como asuntos o cosas. Podemos pensar que en este mundo existen muchos objetos y asuntos, pero a los ojos de Dios, Cristo lo es todo. Para El no hay ni asuntos ni cosas, ya que todas las cosas y todos los asuntos son Cristo. Cuando Cristo se encuentre en todas las cosas y en todos los asuntos, el propósito eterno de Dios se habrá cumplido.
Espero que comprendan que Cristo reunió todas las cosas en Sí mismo. Esto no comenzará en el futuro, cuando el propósito eterno de Dios se haya cumplido, sino que empieza hoy por medio de la iglesia.
En esta ocasión no profundizaré mucho en este tema; sólo lo mencionaré brevemente. Dios determinó que en el futuro, todos los elementos y asuntos espirituales estén sujetos a Cristo. ¿Cómo pueden ser reunidas todas las cosas bajo una cabeza? Dios dice que Cristo lo es todo. El lo es todo y, al mismo tiempo, está en todo. Cuando esto se cumple, sólo vemos a Cristo en el mundo; dejamos de ver asuntos y cosas, pues todo ello habrá terminado.
En la iglesia, Dios empezó a mostrarnos que Cristo es todos los asuntos y los elementos. Cuando la iglesia pueda ver esto, empezará a vivir en la esfera del espíritu. Si la iglesia sólo se ocupa de cosas y asuntos, aún no ha visto a Cristo.
Las cosas y los asuntos a los que me refiero no pertenecen a este mundo, sino que son elementos espirituales.
Quisiera hacer énfasis en algo muy interesante. El evangelio de Juan, el más profundo de los cuatro, fue el último en escribirse. De hecho, fue el último libro que se escribió en el Nuevo Testamento. Muchas epístolas y libros se escribieron antes. Juan contiene muchos relatos que no se encuentran en los otros evangelios. Y al final de dicho evangelio se dice que nuestro entendimiento de Cristo debería corresponder al entendimiento que Dios tiene de El.
Lo que encontramos en el libro de Juan no es sólo que Dios necesita un cordero, ni que El nos da el pan de vida, ni que nos muestra el camino, la verdad y la vida. Dicho evangelio no se centra en que el Señor restaura la vida del hombre con Su poder, ni en la resurrección, ni en que el Señor puede darnos luz, devolver la vista y sacar de las tinieblas a los que le siguen. En todo el evangelio sólo encontramos un gran hecho: Cristo lo es todo. No dice que Cristo nos da la luz, sino que El es la luz del mundo. No afirma que El nos da el pan de vida, sino que El es el pan de vida. Tampoco declara que El nos puede mostrar el camino, sino que El es el camino. No nos dice que Cristo nos puede enseñar la verdad, sino que El es la verdad. No afirma que El nos puede dar vida, sino que El es la vida. Cuando Lázaro murió, el Señor no les dijo a Marta y a María que El tenía el poder para resucitar a su hermano; les dijo que El mismo era la resurrección.
Tengan presente que el pan de vida es sólo una cosa, así como lo son la luz, el camino, la verdad, la vida, la resurrección y el cordero. Todas son sólo “cosas”. Cuando creemos en el Señor no encontramos cosas simplemente, sino a Cristo. Ser creyente se relaciona exclusivamente con Cristo.
Es menester que comprendamos que en nuestra experiencia no tenemos muchos asuntos ni cosas, sino únicamente Cristo. El no nos da la luz, ni nos guía por el camino, ni nos da vida, ni nos enseña la verdad, sino que El mismo es todas estas cosas. Hermanos, ¿pueden ver la diferencia? Lo único que Dios nos da es Cristo mismo.
En cierta ocasión, mientras hablaba de un hecho espiritual, muchos comenzaron a mirarme fijamente. Les dije: “Permítanme hablarles sobre un hecho crucial; el Cristo de Dios es exactamente lo mismo que los asuntos de Dios. ¡Dios no tiene asuntos; sólo tiene a Cristo! El no nos da luz ni alimento ni el camino ni la verdad ni la vida, sino que nos da a Cristo. El Cristo de Dios lo es todo, y aparte de El, Dios no tiene nada”.
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