Llevar fruto que permanece, tomo 2por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6315-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-6315-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Hoy, en el siglo XX, a muchas personas les gusta estudiar la vida humana a fin de explorar el misterio de la vida humana. Pero pocos se dan cuenta de que el misterio más grande es Cristo en nosotros. Este misterio está estrechamente relacionado con el Espíritu. El cristianismo hoy lee y explica las Escrituras, pero no habla mucho acerca del Espíritu. La Iglesia Bautista del Sur, la denominación con el mayor número de cristianos en los Estados Unidos, les dice a sus predicadores que es mejor no hablar acerca del Espíritu. Dichos predicadores hablan acerca de la Biblia, pero piensan que puesto que el Espíritu es tan misterioso, hablar del Espíritu simplemente acarreará problemas. Sin embargo, la Biblia habla acerca del Espíritu. En particular, no se puede pasar por alto al Espíritu en las Epístolas de Pablo, pues forma parte de la perspectiva de Pablo en el Nuevo Testamento.
Dios es un misterio, Cristo es un misterio, los cristianos son un misterio, y la iglesia también es un misterio. Si en la iglesia no somos misteriosos, estaremos acabados y la iglesia también estará acabada. Sin el misterio no tenemos a Dios, a Cristo, a los cristianos ni a la iglesia. Una vez que el misterio desaparece, la llamada iglesia se convierte en una denominación, y nosotros los cristianos venimos a ser personas religiosas. Este misterio es la razón principal por la cual no somos personas religiosas. No somos religiosos, pero sí somos personas muy misteriosas. Dios, Cristo, los cristianos y la iglesia no son muchos misterios, sino un solo misterio. Este misterio es nada menos que el Espíritu. Este Espíritu es Dios, y este Espíritu también es Cristo. Por lo tanto, hoy los cristianos y la iglesia también tienen que ver con el Espíritu.
Pablo dijo: “Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Él [Dios] fue manifestado en la carne” (1 Ti. 3:16). Cuando lo que hablamos a nuestros padres es el propio Cristo, tal vez ellos deseen conocer los detalles de este misterio. Pero cuanto más tratemos de responder a sus preguntas, más fácilmente caeremos en una trampa y menos ellos entenderán. Lo mejor es no responder. En el principio, el misterio que estaba en Dios se mantuvo en silencio, y hoy es difícil para nosotros romper ese silencio. Incluso si queremos responder y declarar este misterio, no podemos hacerlo. Pablo dijo que las riquezas de Cristo son inescrutables (Ef. 3:8). Por lo tanto, es difícil hablar de ellas claramente y también es difícil que la gente las entienda. Sin embargo, nosotros mismos debemos primeramente ser este misterio. Cuando los jóvenes se hacen cristianos, ellos deben llegar a ser un misterio a los ojos de sus padres. Si no son un misterio, estarán acabados como cristianos.
No debemos seguir esforzándonos por explicar el misterio. Cuanto más nos esforcemos, más confuso se hará. Después de algunos años de haber creído en el Señor, gradualmente podremos tratar de hablar a nuestros padres acerca de dicho misterio. Aunque no podremos explicar este misterio, podremos preguntarles: “¿Somos nosotros, sus hijos, igual como éramos antes?”. Si lo único que pueden decir es: “En general sigues siendo el mismo, sólo que un poco más alto”, entonces estaremos acabados, porque como cristianos tenemos muy poco de este misterio. Quizás después de cierto tiempo ellos puedan decir: “Tú ciertamente eres diferente comparado con lo que eras hace cinco años”. Tal vez les preguntemos en qué somos diferentes, pero aun si ellos intentan explicarlo, no podrán. Entonces, podremos decirles de una manera apropiada: “Éste es el misterio. Ustedes no pueden hablar de él, ni yo tampoco. Hace cinco años no tenía este misterio, y por eso podían definir fácilmente lo que era. Sin embargo, cinco años más tarde hay algo en mí que ustedes pueden ver pero no pueden describir. Ni yo mismo soy capaz de describirlo. Éste es el misterio”.
Cuando sus padres oigan esto, lo tomarán muy en serio, porque en los pasados cinco años ellos han visto algo en usted que no logran explicar y les causa perplejidad. Todo el vivir de usted es extraordinario. Aunque nadie le dice lo que debe hacer, usted se comporta bien y es sumiso. Aunque nadie le exige hacer nada, usted ama a los demás. La expresión de su vivir les hace a otros pensar. Aunque su vivir y su modo de obrar aparentemente no sean muy diferentes del de sus compañeros de clase, usted les da a las personas la impresión de que definitivamente es diferente de los demás. Esto no significa que usted sea mejor o más inteligente que los demás, ni tampoco que sea peor o inferior a los demás. Esta diferencia no puede describirse en términos de lo bueno y lo malo. En vez de ello, debido a que es tan difícil de describir, les hará a otros preguntarse qué es. En realidad, preguntan así debido al misterio.
Espero que todos “veamos este video”, dándonos cuenta de que los cristianos son enteramente un misterio que las personas no pueden entender. El misterio que está en Dios se ha duplicado y reproducido en el hombre, es decir, en usted y en mí, convirtiéndonos en un misterio. Si la vida cristiana que llevamos delante de los demás es una vida que otros pueden ver claramente y pueden expresar con palabras, no hay nada de especial acerca de nosotros. No obstante, eso no significa que para ser un misterio tengamos que esconder algo de los demás; al contrario, somos personas completamente abiertas, sin ningún secreto y sin ninguna cosa escondida, pero los demás se maravillan con respecto a todo lo concerniente a nosotros. Aunque no se atreven a decir que somos personas peculiares, sencillamente somos para ellos personas enigmáticas. Esto se debe al misterio, el cual no puede ser expresado cabalmente por medio de palabras ni puede ser explicado claramente.
No es posible describir la honestidad de los cristianos. Esta honestidad trasciende a todas las virtudes del mundo de los hombres, está por encima de ellas y también es superior a ellas. Lo que el Señor Jesús dijo en Mateo 5:44: “Amad a vuestros enemigos”, también escapa toda comprensión humana. Esto se debe a que las personas siempre se rigen por el principio de ojo por ojo y diente por diente. El Señor Jesús fue el único que dijo que debíamos amar a nuestros enemigos. No podemos entender cómo alguien puede prestar atención a estas palabras y amar a sus enemigos, pero sí tenemos tal hecho. Esto es un misterio, y este misterio es Dios mismo. Dios, el misterio, entró en la humanidad, y este misterio se multiplicó muchas veces para entrar en nosotros, convirtiéndonos en un misterio. Después de recibir esta visión, Pablo alumbró a todos “mostrándoles el video” de este misterio. Hoy en día todos hemos recibido esta visión. Ahora, cuanto más “miramos este video”, más somos alumbrados y capacitados para alumbrar a otros.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.