Información del libro

Nuevo pacto, El (Edición de 1931)por Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0064-3

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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 7 Sección 2 de 2

LA CARACTERISTICA BASICA DE LA GUIA DE DIOS

Todas las cosas del hombre, del mundo, de Satanás y de la carne, vienen de afuera; y todas las cosas de Dios y del Espíritu Santo, vienen de adentro. Si nos enfrentamos con algo que se origina en nuestra mente y es muy superficial, debe provenir del exterior. Si es la guía de Dios, la cual es más profunda que lo que sentimos, proviene del interior y es una sensación que no puede ser eliminada ni pasada por alto. Cuando nuestra mente es frágil, olvidamos fácilmente los versículos que hemos memorizado; y si estamos cansados, no podemos ni leer la Biblia. Hay ocasiones en que estamos en una situación que no nos permite buscar el consejo de otros ni consultar la Biblia. Sin embargo, dentro de nosotros se encuentra una ley viviente guiándonos, cuya guía es espontáneamente compatible con la enseñanza de la Biblia. Esta es la experiencia de muchos. Si seguimos constantemente la dirección de Dios, gradualmente sentiremos con más claridad la guía de la ley interior de Dios. Dios hizo un pacto con el fin de poner esta ley dentro de nosotros y guiarnos; por eso, nosotros debemos asirnos de este convenio y decirle: “Señor, Tu ley está dentro de mí; por lo tanto, debo conocer Tu voluntad”.

LA DIFERENCIA ENTRE LA VOLUNTAD DE DIOS
Y EL DESEO DE SU CORAZON

Tenemos que conocer la voluntad de Dios punto por punto. Sin embargo, conocer el corazón de Dios es diferente. Un hermano inglés, cuya experiencia del Señor era profunda y quien conocía bien a Dios, dijo en cierta ocasión que no sólo podemos conocer la voluntad de Dios, sino también Su corazón. No menospreciamos la voluntad de Dios; pero para conocer Su voluntad, tenemos que buscarle de todo corazón. Sin embargo, el corazón de Dios es nuestro. Es algo que conocemos sin tener que buscarlo conscientemente. Un misionero occidental decía, que cuando él tomaba leche, oraba para saber si debía poner una o dos cucharaditas de azúcar en la leche. No es necesario hacer esto. Nosotros tenemos el corazón de Dios y debemos conocerlo. Dios nos dio la Biblia como guía, y también la ley interior para que podamos conocer Su corazón. Cuando estamos pasando por una crisis, debemos buscar la voluntad de Dios. En nuestra vida diaria podemos actuar según el corazón de Dios sin necesidad de preguntarle, pues somos aquellos que ya tenemos Su corazón dentro de nuestro ser. Esto es glorioso.

Los hombres del Antiguo Testamento tenían que consultar la ley y los profetas para poder estar seguros de la voluntad de Dios. Pero nosotros tenemos un profeta en nosotros que nos dice lo que debemos hacer. También contamos con una ley que no es exterior. El profeta y las regulaciones exteriores no fueron puestos sobre nosotros; por el contrario, somos instruidos por Dios desde nuestro interior, quien causa en nosotros una sensación indecible que no es un sentimiento. Esto es lo que los creyentes experimentan a diario. ¿Tenemos nosotros tal experiencia? Tal vez no la tengamos a diario, pero sí muchas veces en nuestra vida.

EL SEÑOR JESUS ES EL ARCA

Las primeras tablas de la ley inscritas sobre piedra que Moisés recibió; se hicieron pedazos. Las segundas, fueron colocadas en el arca, la cual es un tipo del Señor Jesucristo. Dios ordenó que la sangre fuera rociada sobre el arca, y Su gloria se manifestó sobre ella. Fue desde ahí que Dios le habló al hombre. Todo esto es un cuadro del Señor Jesús.

El Señor Jesús vivió una vida en el arca. “Las palabras que Yo os hablo, no las hablo por Mi propia cuenta, sino que el Padre que permanece en Mí, El hace Sus obras” (Jn. 14:10). “Porque he descendido ... no para hacer Mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Jn. 6:38). Podemos ver aquí cómo el Señor Jesús obedeció la palabra de Dios e hizo la voluntad del Padre. El actuó no sólo de acuerdo a la enseñanza de la Escritura, sino según la ley interior en El. Es preferible seguir la guía del Espíritu Santo que la letra muerta de la Biblia. El capítulo once de Juan menciona que el Señor Jesús resucitó a Lázaro. El capítulo doce nos habla del día más glorioso que el Señor tuvo en la tierra; no sólo porque resucitó a Lázaro, sino porque los griegos vinieron a El. Sin embargo, aun si ellos no hubieran venido a El; ni Lázaro hubiera resucitado ni hubiera recibido gloria al entrar en Jerusalén, El dijo: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Jn. 12:24). Después declaró: “Ahora está turbada Mi alma, ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora. Mas para esto he llegado a esta hora” (Jn. 12:27). Esto salió del corazón del Señor Jesús. Los demás podían pensar que éste era Su mejor momento. Pero El pensaba que si el grano de trigo no moría, quedaría solo. En Su corazón dijo: “Ahora está Mi alma turbada; ¿y qué diré?” El no dijo inmediatamente lo que quería decir, en vez de eso clamó: “Padre, sálvame de esta hora”. Pero ¿era esto posible? No. Porque El había venido para esa hora. ¿Qué hizo entonces? El versículo 28 dice: “Padre, glorifica Tu nombre”. El Señor no dijo: “Padre, líbrame de esta hora”. Hermanos, vemos aquí la vida que está dentro del Señor Jesús. El era guiado por el Espíritu de Dios. El verdaderamente es el arca.

El arca estaba cubierta de oro por fuera, lo cual significa la divinidad del Señor. Dentro del oro estaba la madera de acacia, la cual representa la humanidad del Señor. Por lo tanto, el Señor tiene el cuerpo de un hombre y la santidad de Dios. Pero dentro de El se encuentra la ley, la cual tiene más significado que los atributos exteriores que son vistos y entendidos por el hombre. Los fariseos sólo vieron la ley que se encontraba en un lugar alto de la sinagoga. No vieron la ley dentro del Señor Jesús. Hoy entre nosotros hay muchos que no conocen la voluntad de Dios, y que no saben cómo actuar ante ciertas circunstancias. Permítanme decir que el perdón no es lo único que está en el nuevo pacto. La ley, la guía, el nuevo espíritu y el Espíritu Santo que están en nuestro corazón son también parte de este convenio. Es una pena que muchos sólo dan énfasis a la parte que habla de la salvación. En muchas partes la gente se conforma con escuchar el evangelio y ser salvos. Pero Dios no únicamente nos ha dado el evangelio de salvación. ¿Por qué no edificar una mansión que cubra completamente el lote que nos ha sido asignado a través de los logros de Dios? ¿Por qué conformarnos con una diminuta cabaña que sólo ocupa una pequeña porción del terreno dejando las otras partes vacías?

Podemos orar por muchas cosas, y usualmente sabemos por qué estamos orando. No digo que la enseñanza de la Biblia no sea importante; sino que la guía interna es más preciosa que la externa. Muchas personas admiten que no saben como actuar ante ciertas situaciones, ni que hacer cuando se dan cuenta que han cometido un error. La respuesta es que tenemos un corazón nuevo, un espíritu nuevo, el Espíritu Santo y la ley interior. Algunas personas preguntan: “¿Por qué en nuestra experiencia y en nuestra vida diaria todavía estamos viviendo como los israelitas del Antiguo Testamento? ¿Por qué todavía necesitamos la guía exterior?” Permítanme hacerles una pregunta: “¿Por qué se escribió el libro de Hebreos?” Por causa de los cristianos hebreos. Estos estaban en el Nuevo Testamento, pero vivían según el Antiguo. El propósito y la meta del libro de Hebreos es mostrarnos que no necesitamos seguir viviendo la vida del Antiguo Testamento; y guiarnos a salir de la experiencia del Antiguo Testamento e introducirnos en la experiencia del Nuevo. Muchos cristianos todavía viven según el Antiguo Testamento, a pesar de que han experimentado la salvación, recibido la vida eterna y el perdón de pecados. ¡Alabado sea Dios que para sacarnos de Egipto ya no nos toma de la mano, sino de nuestros corazones!

Algunos preguntan por qué en el Antiguo Testamento, los hombres podían ver a Dios y escuchar Su voz directamente, mientras que nosotros hoy sólo agradecemos a Dios porque ellos lo vieron y escucharon Su voz. En el Nuevo Testamento esto no es necesario. Dios está escondido. El está ahora en nosotros. Sé muy bien de lo que estoy hablando. Lo interior ha sustituido las emociones y actividades exteriores. Esta vida interior nos vuelve normales, al punto que los hombres no se sorprenden al vernos. Cuanto más avanzamos en nuestra vida cristiana, más profunda se vuelve nuestra experiencia y recibimos la bendición de conocer a Dios. A medida que progresemos, más subjetiva será nuestra experiencia y más de Dios tendremos. Por causa de este pacto, Dios tiene que concedernos lo que necesitamos diariamente, pues la sangre del Señor Jesús ha pagado el precio, y la fidelidad y la justicia de Dios garantizan que todas las cosas que están en este pacto son nuestras. Por lo tanto, debemos hablar con Dios, orar y asirnos con fe de las promesas de este pacto.


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