Información del libro

Núcleo de la Biblia, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4442-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 20 Sección 3 de 4

LA NECESIDAD DE PIEDRAS, HIERRO Y COBRE

Deuteronomio 8:9 dice que la buena tierra es también “tierra cuyas piedras son de hierro y de cuyos montes sacarás cobre”. Las piedras son para la edificación, y el monte representa el reino de Dios. Daniel 2:35 dice: “La piedra que hirió a la imagen se hizo un gran monte que llenó toda la tierra”. Cristo es la piedra que desmenuza a las naciones, y el monte es el reino de Dios. Esto significa que el edificio de Dios trae el reino de Dios. El tabernáculo en el desierto no podía traer el reino de Dios. Únicamente el templo que fue edificado en la buena tierra pudo traer el reino de Dios. David peleó la batalla, sojuzgó al enemigo y preparó el terreno para la edificación del templo. Fue Salomón quien, de hecho, construyó el templo. Una vez que el templo fue edificado, el reino de Dios fue establecido en la tierra.

Cuando los hijos de Israel estuvieron en el desierto, ellos tenían el tabernáculo, pero no tenían el reino. No había ninguna posibilidad de que el reino fuese establecido con el tabernáculo porque los israelitas no tenían las piedras, el hierro ni el cobre. Ellos aún no podían pelear la batalla para conquistar el terreno para la edificación del templo. Una vez que ellos entraron a la buena tierra, dejaron de comer el maná y empezaron a comer del fruto de la tierra (Jos. 5:12). Ellos dejaron de comer el alimento que caía del cielo y empezaron a comer lo que crecía en la tierra.

El maná del cielo no contenía minerales. Sin embargo, los alimentos como el trigo, la cebada, las uvas, los higos, los granados y las olivas, sí contienen minerales. En estos alimentos sólidos encontramos hierro y cobre. Aunque no todos estos alimentos son dulces, sí son muy sustanciosos. El maná, por el contrario, era dulce, pero no era sólido. El maná no podía producir piedras, sólo podía producir hojuelas. Algunos santos son hojuelas amables, dulces y suaves. Estos santos son buenos para ser saboreados o exhibidos, pero no para pelear la guerra. Nadie pelearía una batalla con hojuelas o con miel. Me siento muy contento de que haya muchas piedras en Alemania. Mi intención al venir aquí no es saborear algunas hojuelas. Mi carga es pelear, desmenuzar al enemigo. Para esto, se necesitan las piedras, el hierro y el cobre. Ahora es el momento indicado para pelear la batalla contra la religión y edificar el templo para que sea establecido el reino de Dios.

LA NECESIDAD DE AVANZAR
EN NUESTRA ALIMENTACIÓN

Quisiera ahora pedirles que se pregunten qué están comiendo hoy. ¿Están ustedes comiendo el Cordero, el maná o el rico producto de la buena tierra? ¡Alabado sea el Señor por aquellos que están comiendo al Cordero! Sin embargo, tales hermanos deben avanzar a un tipo de alimento más elevado, es decir, avanzar del Cordero al maná. Le damos gracias al Señor por los que están comiendo maná, pero también deben avanzar y comer el alimento más elevado, el rico producto de la buena tierra. En su vida cristiana, deben avanzar y no sólo comer a Cristo como el Cordero y el maná, sino también como el alimento sólido de la buena tierra. Necesitan comer trigo, cebada y todos los demás alimentos que contienen minerales que puedan convertirlos en materiales sólidos como las piedras, el hierro y el cobre, los cuales son útiles para el edificio de Dios y para pelear la batalla.

Debemos edificar el templo y pelear la batalla a fin de que Dios pueda obtener el reino. Esto es lo que Dios necesita hoy. El tabernáculo no era adecuado. Dios necesita un templo con una ciudad en un reino con el reinado y la capacidad para pelear. El Cordero nos vigoriza para salir de Egipto, y el maná nos nutre y forja el elemento celestial en nuestra constitución. Aunque estos dos tipos de alimento son buenos, no nos capacitan para pelear. Nadie pelearía una batalla con un cordero o con maná. Así que necesitamos el alimento sólido rico en minerales. Necesitamos ser rocas, no hojuelas. Necesitamos armas hechas de hierro y cobre. ¡Oh, necesitamos piedras, hierro y cobre para edificar el templo, establecer el reino, pelear la batalla y derrotar al enemigo! Cuando lleguemos a este punto, habremos alcanzado la meta de Dios. Aquí no sólo tenemos el tabernáculo; tenemos el templo con la ciudad en el reino. A medida que Su pueblo come el alimento sólido y recibe los minerales que habrán de convertirlos en piedras, hierro y cobre, Dios obtiene Su reino.

Ahora todos debemos tener muy claro lo relacionado con estos tres tipos de alimento: el alimento que recibimos en Egipto, el alimento que recibimos en el desierto y el alimento que recibimos en la buena tierra. Comer al Cordero es la comida inicial, comer el maná es algo más elevado, pero comer el alimento sólido que contiene minerales es lo más elevado. El primer alimento nos fortalece para escapar del mundo, y el segundo nos permite ser reconstituidos del elemento celestial a fin de que podamos ser el tabernáculo. Sin embargo, ninguno de ellos es adecuado para la edificación sólida, para la guerra ni para el establecimiento del reino de Dios. Para ello debemos proseguir a la comida más elevada, es decir, debemos comer el alimento sólido rico en minerales. Estos minerales nos harán rocas útiles para el edificio de Dios, a fin de que el reino de Dios sea establecido, y también nos convertirán en hierro y cobre para pelear la batalla y sojuzgar al enemigo.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top