Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-251-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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A fin de que un hombre crezca en vida, que sea capaz de ejercitar su espíritu y que sea equipado con la verdad para su expresión y su elocución, él necesita abrir su boca para hablar. Todos tienen que aprender a hablar en las reuniones. Aun si ustedes no pueden hablar, tienen que aprender a hablar. Tenemos que practicar el hablar. Puede ser que ustedes sientan que no saben cómo hablar, pero si abren su boca sabrán cómo hablar. Muchos pueden testificar que si ustedes no hablan en una reunión particular, regresarán a casa con poca provisión. Pero en la reunión si ustedes abren su boca, obtendrán algo de suministro. Mientras más abran su boca, más disfrutarán las reuniones y más obtendrán el provecho. Mientras más ustedes hablen, más pueden hablar; mientras más hablan, más cosas tienen de que hablar. En las reuniones tenemos que hablar por el espíritu de fe. Tenemos que hablar en el Espíritu. En el momento que ustedes abran su boca, su espíritu saldrá. Esto es hablar en el Espíritu. En este hablar la fe se manifiesta y habrá mucho contenido y poder en su hablar.
En 1 Corintios 12:8 se nos muestra que la primera manifestación del Espíritu Santo en un creyente es una palabra de sabiduría. La segunda manifestación es una palabra de conocimiento. Luego están los que pueden profetizar (v. 10). Esto no quiere decir que profeticen en el sentido de predecir, sino en el sentido de hablar por y emitir Dios. Por esta razón, Pablo dijo: “Procurad... que profeticéis” (1 Co. 14:1). Otra vez él dijo: “Porque podéis profetizar todos uno por uno” (1 Co. 14:31). ¿Por qué? Porque: “el que profetiza, edifica a la iglesia” (1 Co. 14:4). Después de esto Pablo pasa a mostrarnos que cada vez que nos reunimos cada uno tiene un salmo, tiene una enseñanza, tiene una revelación, tiene una lengua o tiene una interpretación y que todos éstos deben hacerse para edificación (1 Co. 14:26). La revelación mencionada aquí es semejante a la palabra de sabiduría mencionada en el 12:8, y la enseñanza mencionada aquí es semejante a la palabra de conocimiento.
Después de leer todos estos versículos ustedes verán que nuestra reunión no es nada más que el hablar. Si se quitara de la reunión el hablar, no quedaría mucho; la reunión será desprovista de contenido. Es una lástima que nosotros hayamos sido influenciados tan profundamente por el cristianismo tradicional. Cada vez que nos reunimos, todos están callados. Todos esperamos a que uno o dos hablen. Esto está equivocado. Debemos cambiar nuestro concepto.
Hoy día el Espíritu es como el aire; El está soplando por todas partes. Pero si ustedes cierran la ventana, el viento nunca puede entrar y ustedes nunca pueden obtener aire. Tienen que creer que hoy día el Espíritu del Señor en nosotros es como el aire. El está también sobre nosotros como el viento. El problema es que no estamos dispuestos a abrir nuestra boca. Desde mi juventud después de que fui salvo sabía que como cristiano tenía que abrir mi boca para testificar y hablar por el Señor. Pero no estaba acostumbrado a hablar. Cada vez que yo hablaba me ponía colorado. Debido a esto, me decidí a ejercitarme. Muchas veces yo iba a la playa y hablaba a las olas. Espero que todos ustedes practiquen el hablar de la misma manera. Cuando ustedes hablen, háganlo por el espíritu de fe, y aprendan a ejercitar su espíritu para empujar las palabras.
Nuestro hablar en las reuniones debe evitar el tono de predicación. Tenemos que aprender a emitir nuestra experiencia de Cristo por nuestro espíritu de una manera sencilla. Esto da mucha ayuda en las reuniones de los grupos pequeños. Muchas veces cuando ustedes se ponen de pie para hablar, no hay espíritu y no hay fe. Como resultado, no hay contenido y no hay poder. La razón es que ustedes no han practicado suficientemente. Primero tenemos que aprender a abrir nuestra boca. Si hablamos bien o no es otra cosa. Esto es como aprender el inglés; si ustedes no hablan, nunca aprenderán. Aun si se equivocan, todavía deben hablar. Si ustedes hablan con bastante frecuencia, ya no se equivocarán. Estarán familiarizados con el lenguaje y descubrirán el secreto para hablar el lenguaje. Luego tienen que aprender a empujar sus palabras por el espíritu. Esta clase de hablar seguramente es con fe; seguramente estará lleno de poder y de contenido.
Para muchos de nosotros nuestra dificultad en primer lugar es que no hablamos. En segundo lugar, cuando hablamos, nuestro espíritu no sale. En tercer lugar, el contenido de nuestro hablar principalmente es en el tono de predicación. Tenemos que hablar, y nuestro espíritu tiene que salir y no debe haber tono de predicación. Especialmente en las reuniones pequeñas, las doctrinas no ayudan mucho a otros. Lo mejor que hacer es hablar las experiencias reales de Cristo.
Por ejemplo, en el contexto de 2 Corintios 4:13, no vemos ninguna predicación en las palabras de Pablo. El estaba dando su propio testimonio. El versículo 10 dice: “Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos”. Luego él continúo: “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida”. Todas estas palabras son el testimonio de Pablo de su experiencia de la muerte de Cristo y de la vida de Cristo. Luego en el versículo 13 él dijo: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe ... por lo cual también hablamos”.
Tenemos que aprender a abrir nuestra boca y tenemos que empujar nuestro espíritu. Además, deberíamos evitar el tono de predicación. Solamente debemos hablar de nuestra experiencia. No creo que nosotros que confiamos en el Señor y le amamos no podamos tener ninguna experiencia de El. Lo que me hace experimentar más al Señor en mi vida diaria es cuando otros hablan cosas diferentes al hablar mío. En ocasiones así estoy descontento. De igual manera, cuando otros no se comportan conforme a mi manera, también eso me molesta. Estas cosas suceden frecuentemente. Todas éstas son buenas experiencias. Si estamos dispuestos a aprender a vivir a Cristo en nuestras vidas diarias, no nos molestará cuando otros hablan cosas contrarias a nuestra voluntad y se comportan contrarios a nuestro deseo. No es asunto de cultivar un cierto comportamiento. Es una cuestión de quién vive en ustedes. Si ustedes viven en sí mismos hablarán de cultivar cierta actitud o comportamiento. No harán mala cara a otros y no reprenderán a otros. La mayoría de los cristianos son así; pero esto no es vivir a Cristo. Una persona que vive a Cristo tiene a Cristo viviendo en él. El no es influenciado si otros hablan cosas que convengan a su gusto, y no se molesta si otros hablan cosas contrarias a su voluntad. Espero que todos ustedes den esta clase de testimonio. No prediquen doctrinas. ¿Qué pasó con su espíritu hoy mientras se estaban poniendo los zapatos? ¿Qué pasó con su espíritu cuando fueron al peluquero? ¿Qué pasó con ustedes cuando estaban negociando con otros? Debe haber muchos testimonios de esta clase. Si ustedes no tienen esta clase de testimonio son meramente cristianos que asisten a reuniones; no son los que viven a Cristo y que le experimentan en su vida diaria.
Yo quisiera decirles que aunque tengo muchas cargas para orar, cuando me despierto cada mañana yo pongo a un lado todas estas cargas. Yo oro solamente una oración tranquila al Señor: “Señor, te doy gracias por darme otro día para vivirte. Señor concédeme la gracia de vivir en el espíritu, y de vivirte hoy”. Esta oración cada día me ayuda a darme cuenta de que yo no estoy viviendo conforme al espíritu y que yo no estoy viviendo a Cristo en muchas cosas. Ante el Señor yo confieso mis pecados y pido perdón. En realidad, en mi vida diaria, la mayoría del tiempo solamente la hermana Lee está conmigo. A veces otros vienen y nos visitan un poco. Sin embargo, muchas veces siento que no estoy viviendo a Cristo en esto o en aquello, y no estoy andando conforme al espíritu en muchas cosas. Todos necesitamos esta clase de práctica. Debemos experimentar lo que la Biblia dice, que “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20), para que todos podamos andar conforme al espíritu.
Espero que todos ustedes tomen estas palabras en serio y las lleven al Señor en oración. Hagan de ellas su ejercicio diario. Tienen que orar sinceramente, pidiendo y diciendo al Señor que realmente desean andar conforme al espíritu en todo y que verdaderamente desean vivir una vida que ya no sea ustedes sino Cristo que vive en ustedes. Cuando oren de esta manera verán que durante el día tal vez sólo un cinco por ciento de su vivir es Cristo. Pero aun si trajeran este cinco por ciento a la reunión, la reunión estaría llena de muchos testimonios. Todos deben traer un poco, y todos pueden hablar un poco. Esto es semejante a los hijos de Israel en el Antiguo Testamento durante las fiestas; cada uno traía su fruto y lo comía, lo bebía y lo disfrutaba ante Dios.
Esto es lo que falta en el cristianismo. Los cristianos están acostumbrados a servicios de adoración y reuniones de predicación. Esto ha resultado ser su costumbre y su hábito. No existe la situación donde, cuando todos se reúnen, todos testifiquen de su experiencia personal del Señor en su vida diaria. En las reuniones de los grupos pequeños no necesitamos predicación; cada uno puede testificar de su experiencia del Señor. Nosotros también podemos utilizar los himnos para leer y hablar unos a otros. De esta manera las reuniones de los grupos pequeños se enriquecerán y se volverán vivas. Espero que todos ustedes puedan recibir esta palabra.
Una oración final: Señor, verdaderamente necesitamos Tu misericordia. Sabemos que Tú estás haciendo algo aquí para cambiar la época. Señor, sal de entre nosotros. Todos queremos ser los que te aman. No queremos impedirte aquí. Señor, haz arder nuestro amor por Ti desde lo más profundo de nuestro ser. Señor, haz más profundo nuestro deseo por Ti. Concédenos una sed más profunda para que no estuviésemos satisfechos con la condición actual, y que no estuviésemos contentos con la condición de nuestras reuniones de la iglesia o de las reuniones en casa. Señor, sé misericordioso con todos nosotros para que todos busquemos la abundancia de vida, para que todos seamos llenos en espíritu, para que tengamos un entendimiento claro en la verdad y para que nos ejercitemos en el hablar. Cuando hablamos, que estemos hablando desde el espíritu de fe, con el espíritu saliendo y la fe complementándolo. Señor, ten misericordia de todos nosotros. Que todos nosotros, familia por familia, uno por uno, seamos jóvenes y viejos, recién salvos o no, nos ejercitemos en este asunto. Que Tú nos concedas a todos la bendición. Por Tu nombre oramos, amén.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.