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EL ESPIRITU ABUNDANTE DE JESUCRISTO

En Filipenses 1:19 el Apóstol Pablo usa una expresión especial: “la suministración abundante del Espíritu de Jesucristo” (gr.). La primera mención del Espíritu se encuentra en Génesis 1:2 donde se nos dice que el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas de la muerte. Sin embargo, Filipenses se refiere al Espíritu de Jesucristo. Tenemos que darnos cuenta de que éstos no son dos Espíritus. En la creación el Espíritu era el Espíritu de Dios. Sin embargo, después de la creación, la encamación, la crucifixión y la resurrección, el Espíritu de Dios es el Espíritu de Jesucristo. En nuestra experiencia cristiana el Espíritu de Dios ya no es meramente el Espíritu de Dios, sino que ahora es el Espíritu enriquecido, compuesto, procesado, todo-inclusivo y vivificante, es decir, el Espíritu de Jesucristo.

El Espíritu de Jesús y el Espíritu de Cristo

El Espíritu de Jesús (Hch. 16:7) incluye la encarnación, la humanidad, el vivir humano, el sufrimiento y la crucifixión de Jesús. El Espíritu de Cristo (Ro. 8:9) incluye la divinidad, la victoria sobre la muerte, la resurrección y el poder de resurrección de Cristo. Todos estos elementos juntos resultan en un compuesto. Esta es la razón por la cual decimos que hoy en día el Espíritu agregado es un Espíritu compuesto. El está compuesto de la naturaleza divina, la naturaleza humana, el vivir humano, el sufrimiento humano, la muerte todo-inclusiva, la victoria de Cristo sobre la muerte, Su resurrección y el poder de Su resurrección. Estos son los elementos del Espíritu compuesto, procesado y todo-inclusivo. El Espíritu de Dios en Génesis 1 era como un vaso de agua pura. Por medio de los procesos maravillosos por los cuales ha pasado el Dios Triuno muchos elementos han sido añadidos a esta “agua”. Mediante la encamación, la crucifixión y la resurrección del Dios Triuno, el Espíritu de Dios ha sido compuesto con la divinidad, la humanidad, el vivir humano, el sufrimiento humano, la crucifixión, la resurrección y el poder de resurrección. Hoy en día, el Espíritu de Jesucristo es el Espíritu todo-inclusivo, procesado, compuesto, vivificante y residente. ¡En El hay una suministración abundante! ¿Necesita usted algo? ¡Cualquier cosa que usted necesite, El es! El es el Espíritu abundante de Jesucristo.

Los creyentes deben vivir a Cristo y magnificarle

Este Espíritu abundante de Jesucristo es para que los creyentes vivan a Cristo y le magnifiquen (Fil. l:20-21a). Nada es tan difícil como vivir a Cristo. Una persona puede obtener un doctorado, pero nadie puede graduarse de vivir a Cristo. Para vivir a Cristo, usted no es suficiente, ni puede, ni está capacitado. Para vivir a Cristo usted necesita la suministración abundante del Espíritu de Jesucristo. Cada mañana de cada día usted tiene que aprender a entregarse a esta suministración abundante. Debe confiar en esta suministración abundante y debe contar con esta suministración abundante. La suministración abundante del Espíritu de Jesucristo le sustenta para que usted viva a Cristo.

En la vida matrimonial, si el esposo le pone mala cara a la esposa o vice versa, el otro se olvida de Cristo. La esposa tal vez haya estado disfrutando a Cristo y viviendo a Cristo todo el día hasta que el esposo llega a casa a las 5:30 p.m. Cuando el esposo entra puede ser que no diga nada; solamente le pone mala cara a la esposa. Inmediatamente la esposa se molesta y Cristo se va. En este caso la esposa no vivió a Cristo, sino que se vivió a sí misma al reaccionar a la mala cara de su esposo. Ella reaccionó contra su esposo con una cara peor. No crea que esto es algo insignificante. Para tratar con esta insignificancia se necesita el poder más fuerte, la suministración abundante del Espíritu de Jesucristo. Vencer la mala cara de su cónyuge no es fácil, así que necesitamos la suministración abundante. La suministración abundante del Espíritu de Jesucristo es para que nosotros vivamos a Cristo y para que lo manifestemos en muerte o en vida, en prisión o en libertad. Para agrandar a Cristo en Su expresión necesitamos la suministración abundante del Espíritu de Jesucristo.