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Vivir en y con la Trinidad Divinapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6188-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 17 Sección 2 de 4

Justificados mediante la redención de Cristo

Luego de esta obra santificadora, fuimos justificados por medio de la redención de Cristo (Hch. 13:39; Ro. 3:24). Después de arrepentirnos, no sabíamos mucho acerca de Cristo, pero comenzamos a atesorarlo y apreciarlo. Aunque nadie nos había hablado mucho de Él, comenzamos a sentir afecto por Él. Tuvimos tal sentir interior. Puede que muchos hayamos dicho espontáneamente: “Amo a Jesús. Jesús es muy bueno”. Esto es una señal de que creímos en Él y que nos redimió. Dios el Padre nos justificó y esta justificación implica reconciliación. Esto también implica que Dios estaba dispuesto a aceptarnos. Hemos sido introducidos en una relación de paz con Dios. Nuestros pecados han sido perdonados y toda nuestra maldad ha sido quitada. Hemos sido perdonados, limpiados, reconciliados, justificados y aceptados mediante la redención de Cristo.

Engendrados de Dios mediante la regeneración
del Espíritu con la vida divina

También fuimos engendrados de Dios mediante la regeneración del Espíritu con la vida divina (Jn. 1:12-13; 3:6b, 15). Y después del perdón de Dios, el lavamiento de Dios, la reconciliación de Dios, la justificación de Dios y la aceptación que Dios hizo tan generosamente a nosotros a través de la redención de Jesús, el Espíritu Santo vivificó nuestro espíritu muerto. Entonces, nacimos de Dios.

Sellados con el Espíritu

Además fuimos sellados con el Espíritu (Ef. 1:13). El Espíritu fue puesto en nosotros como un sello viviente. Ésta fue nuestra experiencia inicial del Dios Triuno. Incluso podríamos decir que fue nuestra inscripción en la experiencia del Dios Triuno.

VIVIR EN LA TRINIDAD DIVINA:
PERMANECER EN CRISTO COMO LA VID VERDADERA

Ahora queremos ver lo que significa vivir en la Trinidad Divina. Aparte de la revelación divina de la Biblia, no existe religión ni filosofía que diga que podemos vivir en otra persona. Pero la Biblia revela que podemos vivir en el Dios Triuno. ¡Qué maravilla y honra es ser aquellos que pueden vivir en el Dios Triuno! Vivir en el Dios Triuno es milagroso. Existe tal milagro en todo el universo que nosotros podemos vivir en el Dios Triuno.

Vivir en la Trinidad Divina es permanecer en Cristo como la vid verdadera (Jn. 15:5). Cristo se comparó con una vid. La ilustración de la vid nos da un entendimiento apropiado de lo que significa permanecer en Él. Los pámpanos permanecen en la vid. Esto significa que los pámpanos viven en la vid. Vivir en el Dios Triuno es semejante a los pámpanos que permanecen en la vid. Es maravilloso que Cristo como corporificación del Dios Triuno es una vid. Jesús no es un pino, sino una vid que se expande y crece por toda la tierra. Su fruto está tan disponible para nosotros porque Él es la vid.

Esta vid tiene muchos pámpanos. Todos los pámpanos son los que completan el árbol. Sin sus pámpanos una vid no sería un árbol completo. Este árbol con todas sus ramas es un organismo para expresar su vida interior y cumplir su propósito. Dios con Su vida divina necesita una expresión y Él tiene un propósito. Debido a esto necesita un organismo para expresar Su vida y cumplir Su propósito. Cristo es este organismo, la vid, y ahora nosotros permanecemos en Él.

La palabra griega “permanecer” no sólo significa permanecer o quedarse en un lugar, sino tener su hogar, o hacer su morada. En Juan 14 se utiliza la misma palabra como un sustantivo. El Señor nos dijo que en la casa de Su Padre había muchas moradas (v. 2), y que Él vendría para hacer una morada con los que le amaban (v. 23). Una morada es un lugar donde habitar. Por lo tanto, habitar es morar en un hogar. Vivir en Cristo como la corporificación del Dios Triuno significa que tomamos a Cristo como el lugar donde habitar en nuestra vida diaria. Mientras las ramas permanezcan en el árbol, tienen su vida diaria en el árbol porque viven allí. Ahora debemos entender lo que denota realmente vivir en el Dios Triuno. Vivir en el Dios Triuno es tenerlo como nuestra morada, nuestro hogar, para nuestra vida diaria. La vid con sus pámpanos es el propio organismo del Dios Triuno. Por lo tanto, vivir en el Dios Triuno es permanecer en Cristo como el organismo de Dios.

Permanecer en el Señor

Necesitamos ser aquellos que permanecen en el Señor (1 Jn. 2:6). Permanecer en el Dios Triuno es permanecer en el Señor. El Señor es Aquel que posee todas las cosas, que gobierna sobre todas las cosas, que ejerce Su soberanía sobre todas las cosas y las personas. Vivimos en Aquel que es el Señor del universo. Si no somos obedientes o no nos sujetamos a Él, esto anulará nuestro permanecer en Él. Permanecer en Cristo es permanecer en el Señor.

Permanecer en la vid implica una vida diaria. Necesitamos considerar los pámpanos de la vid, pues ellos tienen su “vida diaria” en la vid. Igualmente, nosotros necesitamos tener nuestra vida diaria en el Señor. Esto significa que tenemos que obedecerle y caminar de la misma manera que Él lo hizo. Como hombre, Él anduvo bajo la autoridad de Dios, igualmente nosotros necesitamos caminar también bajo Su autoridad, sometiéndonos a Él.


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