Lecciones de la verdad, nivel uno, tomo 1por Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-242-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En esta lección nos centraremos en Moisés.
En Génesis no vemos un cuadro claro de la redención. Con Abraham vemos el llamamiento de Dios, pero no hay relación de la redención de Abraham. El cuadro que vemos en toda la experiencia de Isaac es un cuadro del disfrute de la rica herencia en vez de un cuadro de la redención de Dios. Con Jacob, aunque fue finalmente transformado en un Israel, un príncipe de Dios, tampoco hay registro en cuanto a su experiencia de la redención. En el libro de Exodo, sin embargo, podemos ver en Moisés un retrato claro y completo concerniente a la redención de Dios.
En el libro de Génesis, tampoco vemos la gloria de Dios manifestada entre Su pueblo de una manera substancial. Sin embargo, en el capítulo cuarenta de Exodo, cuando Moisés levantó el tabernáculo, no solamente la gloria de Dios descendió sobre el tabernáculo, sino que también lo llenó. Así que, en Moisés también vemos la expresión de la gloria de Dios.
Moisés era un vaso preparado por Dios para la redención. Faraón tenía los hijos de Israel en esclavitud y también procuraba matar a todos los hijos varones nacidos a las mujeres hebreas (Ex. 1:11, 13-14, 16). Dios, no obstante, oyó el clamor de Su pueblo y bajó para librarlos de las manos de los egipcios (Ex. 3:7-8). Por esto, El preparó a Moisés para que fuese un salvador para los hijos de Israel.
Después de que la madre de Moisés dio a luz a Moisés, le escondió por tres meses. Cuando ya no le podía esconder, le metió en un arquilla de papiro, y la puso en un carrizal a la orilla del Nilo, y la hija de Faraón lo tomó y lo crió como a su propio hijo. En el palacio real Moisés fue entrenado en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en sus palabras y hechos. Pero cuando tenía cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel: al ver uno de ellos siendo oprimido por un egipcio, él mató al egipcio, y lo escondió en la arena (Ex. 2:12). El pensaba, entonces, que sus hermanos comprenderían que Dios mediante su mano les daría salvación, pero ellos no lo comprendieron. Así que, él fue rechazado por ellos (Hch. 7:25-28). Después, él huyó y habitó en la tierra de Madían donde engendró dos hijos.
Después de cuarenta años, Dios se le apareció en el desierto del Monte de Sinaí en una llama de fuego en medio de una zarza y le nombró como líder y salvador para que librase a los hijos de Israel de la tiranía de Egipto y les sacara de la tierra de Egipto, la tierra de esclavitud, a la tierra de Canaán, una tierra que fluía con leche y miel. Moisés hizo maravillas y milagros en el Mar Rojo y en el desierto durante cuarenta años para sacar el pueblo de Dios. Por tanto, en Moisés vemos un retrato completo de la redención de Dios, incluyendo la Pascua, el éxodo de Egipto, y el paso del Mar Rojo.
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