Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7182-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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A fin de coordinar bien, los ancianos deben ser humildes y no ser pasivos. Tal vez yo sea una persona muy humilde. Sin embargo, al mismo tiempo debo ser muy positivo. Cuando una persona es humilde, le es fácil ser pasiva; pero cuando es positiva, le resulta difícil ser humilde. Esto es algo común en la naturaleza humana. Pero en la coordinación, tenemos que aprender a ser humildes sin ser pasivos. Debemos intervenir en todos los asuntos, y desear participar en todo. Debemos tener una perspectiva con respecto a todo y sentirnos contentos de expresar nuestro sentir en todo. Sin embargo, debemos seguir siendo humildes. Esta clase de humildad con este positivismo es una lección difícil de aprender. No es fácil para los que son positivos ser humildes, ni es fácil para los que son humildes ser positivos. A fin de ser humildes y a la vez positivos, es necesario recibir la gracia y ser quebrantados.
Si usted es alguien que visita a otros, necesita ser equilibrado un poco por la administración. Si es alguien que administra, necesita ser equilibrado un poco por el ministerio de la Palabra. Si es alguien que ministra la Palabra, debe ser equilibrado un poco por la administración. Si es alguien que cuida de la dirección espiritual entre los hermanos y hermanas, debe ser equilibrado un poco por el evangelio. Si usted es muy fervoroso por la predicación del evangelio, necesita ser equilibrado un poco por la administración de la iglesia y la edificación de los santos. En la coordinación tenemos que aprender continuamente a ser equilibrados. No sea como Marta, quien acusó a María delante del Señor y se quejó de que tenía que hacerlo todo y que María no hacía nada, salvo sentarse a los pies del Señor y escuchar Su predicación. Ser equilibrados es un factor muy crucial en la coordinación. Tenemos que aprender a ser tan equilibrados que no importa qué hagan los hermanos y hermanas, mientras ellos no le causen una ofensa flagrante al Señor, estemos dispuestos a aceptar lo que hacen.
Por ejemplo, un hermano quizás sugiera que prediquemos el evangelio. Debemos hacer lo posible por aceptar su sugerencia. Si otro hermano sugiere hacer un estudio bíblico, debemos también hacer lo posible por aceptar dicha sugerencia. Usted tiene que aceptar las sugerencias a tal punto que los demás entiendan que si no se predica el evangelio no es porque se rechace la idea de predicar el evangelio, sino debido a la falta de tiempo, y que si no se efectúa un estudio bíblico no es porque no se quiera, sino debido a la imposibilidad de añadirlo al horario. Sin embargo, usted no debe aprovechar esto como una excusa para ser político. ¿Qué significa aprovechar esto como excusa para ser político? Supongamos que un hermano le sugiere hacer un estudio bíblico. Puesto que a usted no le gustan los estudios bíblicos, usted no tiene la intención de aceptar esta propuesta. Según su preferencia, usted en vez de ello oraría. Sin embargo, usted es político, y usa como pretexto que los lunes es la reunión para los hermanos responsables, los martes es la reunión de oración, los miércoles es la reunión para principiantes, los jueves está programada para la predicación del evangelio, y los viernes y sábados están destinados para tal y cual actividades y que, por tanto, no hay más tiempo disponible. Usted sabe en su corazón que le está mintiendo a su hermano. En su interior usted sabe que no es que estén muy ocupados, sino que usted no está dispuesto a aceptar la sugerencia; simplemente está usando eso como pretexto. Recuerde que la primera vez que usted use un pretexto, puede ser que los demás no se vayan a dar cuenta; pero tarde o temprano, otros sí se darán cuenta. No podemos engañar ni siquiera a nuestros hijos todo el tiempo; ¿cuánto menos engañaremos a un adulto? La primera vez que usted les miente a otros, es posible que ellos le crean; pero la próxima vez que les dice lo mismo, ellos sabrán que usted está siendo astuto, que está dando pretextos y que se comporta como un político. Por esta razón, los ancianos tienen que aprender a aceptar las cosas de corazón. Si ellos realmente no pueden aceptar algo, pueden quedarse callados. De lo contrario, deben decirle al hermano con franqueza: “Hermano, no estoy de acuerdo con tener un estudio bíblico”. No use excusas ni se comporte como un político, usando frases diplomáticas. Yo puedo decirles a los hermanos y hermanas con toda seriedad que en los pasados años he visto los resultados producidos por esta clase de sabiduría terrenal; y son más dañinos que los resultados de hablar con franqueza. Muchas veces es mejor hablar con franqueza. Si es sí, simplemente diga que sí; y si es no, simplemente diga que no. Si los demás no van a aceptar mis palabras, puedo abstenerme de hablar, pero nunca debo usar pretextos.
Si entre nosotros hay tal coordinación, la iglesia ciertamente estará en armonía. La discordia en la iglesia es causada completamente por los ancianos. Si los ancianos están en armonía, les será imposible a los hermanos y hermanas no estar en armonía. Los ancianos son la fuente de donde proviene la armonía en una iglesia. No me gusta ir a una iglesia donde hay discordia; ésa es la experiencia más dolorosa. Una iglesia donde hay discordia es un castigo para los hermanos y hermanas. ¡Qué sensación tan dulce, apacible y placentera tenemos cuando hay armonía en la iglesia!
La autoridad de los ancianos descansa en su armonía. Un hermano una vez les preguntó a los ancianos: “Ustedes me dicen que me someta a su autoridad. Pero si los ancianos no están en armonía, ¿a cuál autoridad esperan que me someta? ¿A cuál cabeza debo someterme?”. Ésta es una afirmación honesta. Si los ancianos no están en armonía, no habrá autoridad.
Una cosa es segura: donde hay armonía, allí está la autoridad, y donde está la autoridad, allí está la vida. El agua viva de vida fluye desde el trono. Los renuevos brotan desde el extremo superior de la vara. La vida de resurrección proviene de la autoridad, y la autoridad de los ancianos proviene de la armonía que hay entre ellos.
Si los ancianos están en armonía, y si ellos tienen la autoridad y la vida, todo lo que ellos hagan producirá resultados positivos. Si predican el evangelio, las personas serán salvas; si edifican a otros en su fe, ellos recibirán ayuda; si visitan a las personas, ellas serán avivadas. La iglesia será muy fructífera, y el fruto vendrá en racimos. Puedo decirles a los hermanos y hermanas que una iglesia estéril es ciertamente una señal de que entre los ancianos hay discordias. Cuando los ancianos están en armonía, estarán presentes la autoridad y la vida; estará allí el poder que engendra y fomenta el crecimiento, y habrá abundancia de fruto. Por consiguiente, los hermanos tienen que comprender que nuestras ganancias y pérdidas son algo insignificante. Lo que es realmente crucial es la armonía en la iglesia. Si el Señor no puede avanzar, si centenares y miles de almas no son salvas, y si muchos no son perfeccionados ni verdaderamente edificados unos con otros, la culpa recae sobre los ancianos. Cuando los ancianos logren tener una buena coordinación entre sí, de inmediato se producirá un espíritu de armonía. Ésta es la autoridad, y ésta es la vida. En tales circunstancias, en todo lo que ellos hagan, habrá abundancia de fruto porque la presencia de Dios estará allí. Que el Señor tenga misericordia de nosotros y nos conceda aprender esta lección tan seria, a fin de que la bendición del Señor pueda ser derramada entre nosotros.
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