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Conocimiento de la vida, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-917-7
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III. EXPERIMENTAR AL ESPIRITU SANTO

En Juan 14, después que el Señor Jesús nos dice que El es la vida (v. 6), no sólo nos muestra que El y Dios son uno, que El está en Dios y Dios está en El, y que el hecho de que El sea la vida significa que Dios es vida (vs. 7-11); no sólo nos muestra que también el Espíritu Santo y El son uno, que el Espíritu Santo que entra en nosotros y mora con nosotros es Cristo que vive en nosotros para ser nuestra vida (vs. 16-19), sino que también nos muestra que el hecho de que El, como Espíritu Santo, entre en nosotros y viva en nosotros significa que El y Dios como Espíritu entran en nosotros y permanecen con nosotros como nuestra vida (vs. 20-23). En términos sencillos, después de que el Señor dijo que El es la vida, nos muestra tres cosas: (1) Dios está en El como vida; (2) El es el Espíritu Santo como vida; y (3) el Dios Triuno entra en nosotros como vida. Por tanto, cuando experimentamos la vida, no sólo experimentamos a Dios, no solamente experimentamos a Cristo, sino que también experimentamos al Espíritu Santo. En realidad, el Espíritu Santo es Dios y Cristo como vida en nuestra experiencia, o sea, Dios en Cristo experimentado por nosotros.

Así como Cristo es la corporificación de Dios, así también el Espíritu Santo es la corporificación de Cristo. Dios como vida está en Cristo, y Cristo como vida es el Espíritu Santo. Experimentamos a Dios en Cristo, y experimentamos a Cristo como el Espíritu Santo. Por lo tanto, de la misma manera que la experiencia de vida es la experiencia de Dios y Cristo, la experiencia de vida también es la experiencia del Espíritu Santo.

Dios es vida, Cristo es Dios que viene como vida, y el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios en Cristo como vida o el Espíritu de vida (Ro. 8:2). Este Espíritu de vida, el Espíritu Santo, hace que experimentemos como vida todo el contenido de Dios en Cristo. Este Espíritu Santo de vida nos permite experimentar al Cristo que mora en nosotros, y este Espíritu Santo de vida nos permite experimentar el poder de resurrección de Dios en Cristo (Ro. 8:9-11). El Espíritu Santo de vida es el que nos conduce a hacer morir las obras malignas del cuerpo, y el Espíritu Santo de vida es el que ora en nosotros (Ro. 8:13, 26). Todas las experiencias de vida que tenemos, ya sean profundas o superficiales, son producidas por el Espíritu Santo; por lo tanto, todas son experiencias del Espíritu Santo de vida.

Romanos 8:9-11 no sólo nos muestra que el Espíritu Santo es el que nos capacita para experimentar al Cristo que mora en nosotros y el poder de resurrección de Dios, sino que también el Espíritu Santo que mora en nosotros es el que nos hace experimentar que la vida es Cristo, y también nos muestra que Dios quien mora en nosotros es el que nos hace experimentar la vida. Así que, experimentamos la vida de Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo. Por tanto, para experimentar esta vida, debemos experimentar al Espíritu Santo; y cuando experimentamos esta vida, experimentamos al Espíritu Santo.

Por lo tanto, la experiencia de vida es la experiencia del Dios Triuno, o sea, la experiencia de Dios en Cristo y de Cristo como el Espíritu Santo para ser nuestra vida. La experiencia de vida es el Espíritu Santo que obra en nosotros, llevándonos a experimentar a Cristo y a experimentar a Dios en Cristo. Cuando nosotros, en el Espíritu Santo, pasamos a través de Dios y Cristo y permitimos que Dios y Cristo pasen a través de nosotros, entonces tenemos una experiencia de vida. Solamente esta experiencia del Espíritu Santo, Cristo y Dios, es la experiencia de vida. Todo lo demás no puede considerarse la experiencia de vida. Podemos decir que es el celo, el vivir religioso o el mejoramiento personal, pero no podemos decir que es la experiencia de vida. Experimentar la vida es experimentar a Dios, experimentar a Cristo y experimentar al Espíritu Santo. Esto no proviene de nuestros propios esfuerzos ni tampoco es un intento para mejorarnos; más bien, proviene de Dios que se mueve en nosotros, de Cristo que vive a través de nosotros y del Espíritu Santo que nos unge. Que nosotros busquemos esto.


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