Información del libro

Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7893-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 13 Sección 3 de 4

NACIDOS SEGÚN EL ESPÍRITU

El versículo 29 dice: “Como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora”. Este versículo habla de nuestro nacimiento por el Espíritu. Cuando el Espíritu vino a nosotros, le recibimos a manera de nacimiento; esto es, Él entró en nosotros para regenerarnos.

EL FRUTO DEL ESPÍRITU
ES CRISTO EXPRESADO EN NOSOTROS
AL ANDAR NOSOTROS POR EL ESPÍRITU

Los versículos 22 y 23 del capítulo 5 dicen: “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley”. Todas estas cosas no son distintas clases de fruto. Más bien, el versículo 22 habla del “fruto” en singular. El fruto es uno solo, pero los aspectos de este fruto son muchos. El único fruto es Cristo expresado por nosotros mediante el Espíritu. Estos versículos mencionan nueve cosas, pero hay mucho más que nueve aspectos del único fruto. La humildad, la modestia, la ternura, la pureza, la piedad y la santidad no se mencionan aquí. Esto prueba que estas nueve cosas no son todo-inclusivas. Ellas simplemente son ejemplos de los aspectos del fruto del Espíritu, que es Cristo expresado en nosotros.

Los versículos del 16 al 18 dicen: “Andad por el Espíritu, y así jamás satisfaréis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”. El versículo 25 continúa, diciendo: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. Después que nacimos del Espíritu y después que el Espíritu ha entrado en nosotros, sencillamente necesitamos andar en Él. Andar incluye muchos asuntos. Todo lo que hacemos y hablamos, e incluso todo nuestro ser, debe estar en este Espíritu. Así como tenemos vida en este Espíritu, también debemos andar en Él.

El Espíritu nos ha regenerado, y ahora Él mora en nuestro espíritu. Por tanto, sencillamente necesitamos aprender una cosa, a saber, andar constantemente en Él y hacerlo todo en Él. Entonces, espontáneamente llevaremos fruto. Llevar fruto no es una obra que lleva a cabo una rama, sino la manifestación exterior de la obra que efectúa la vida interior contenida en la rama. Cuando andamos en el Espíritu, vivimos en el Espíritu y sembramos para el Espíritu, este Espíritu que mora en nuestro interior produce fruto. Este fruto es la manifestación exterior de la obra que efectúa el Espíritu interior en muchos aspectos como expresión de Cristo.

RESTAURAR A UN HERMANO
CON UN ESPÍRITU DE MANSEDUMBRE

El versículo 1 del capítulo 6 dice: “Hermanos, si alguien se encuentra enredado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”. Incluso cuando hacemos la buena obra de restaurar a un hermano caído, no debemos hacerlo en nuestro yo o en nuestra alma, sino en nuestro espíritu. Entonces seremos una persona espiritual. Todos los versículos mencionados anteriormente prueban que después que nacemos de nuevo en nuestro espíritu y el Espíritu Santo entra en nosotros, debemos andar, vivir y hacerlo todo en el espíritu.

SEMBRAR PARA EL ESPÍRITU

El versículo 8 dice: “El que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. No sólo debemos andar en el Espíritu, sino también sembrar para el Espíritu. Entonces tendremos algo del Espíritu para segar como cosecha.

LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
ESTÁ CON NUESTRO ESPÍRITU

El último versículo de Gálatas dice: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu, hermanos. Amén” (v. 18). Este versículo no dice que la gracia del Señor está con nuestra mente, corazón, alma o cuerpo, sino que la gracia del Señor está con nuestro espíritu. Esta gracia es Cristo mismo que se transmite a nosotros como Espíritu. Por lo tanto, el Espíritu es la gracia y esta gracia está en nuestro espíritu. Ahora sencillamente necesitamos poner nuestra mente en el espíritu (Ro. 8:6), regresar a nuestro espíritu para tocar y disfrutar la gracia, y ejercitar nuestro espíritu para contactar al Señor. Cuando hagamos esto, de inmediato comprenderemos que el Señor está en nosotros como gracia para satisfacer nuestra necesidad.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top