Ley del avivamiento, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7399-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Después de estudiar las biografías de muchos hombres espirituales y los avivamientos que hemos experimentado en el pasado, tenemos que llegar a la conclusión de que un avivamiento es una ley de la vida espiritual.
Cada organismo tiene su propia ley. La biología es el estudio de las leyes de varios organismos, incluyendo el fenómeno y resultado de la operación de estas leyes. Nuestra vida espiritual también tiene muchas leyes. Por ejemplo, Romanos 8:2 habla de “la ley del Espíritu de vida”, y Hebreos 8:10 habla de las leyes que Dios escribirá en nuestro corazón. Hay otra ley de la vida espiritual relacionada con el avivamiento. Aunque he visto avivamientos y también los he experimentado, nunca consideré que un avivamiento sea una ley. Por esta razón, no había dado ningún mensaje acerca de la ley del avivamiento.
En el cristianismo la palabra avivamiento se usa a menudo en el contexto de un renacimiento espiritual. Este entendimiento se aplica cuando un cristiano cae en la frialdad, da un traspié y se vuelve al mundo o cae en pecado; pero si después se levanta nuevamente para amar y buscar al Señor, él ha experimentado un renacimiento, un avivamiento. Sin embargo, esto no es lo que la Biblia revela como un avivamiento en la experiencia normal de un cristiano. Es cierto que si una persona tropieza, se enfría o se descarría, necesita ser avivada. Sin embargo, aunque una persona no tropieza, ni se enfría ni se descarría, aun así necesita un avivamiento, ya que experimentar un avivamiento es una ley de la vida espiritual.
Los avivamientos en nuestra vida espiritual tienen la misma función que el metabolismo de un animal o de una planta. Tanto en la vida animal como en la vida vegetal existe una función metabólica. La capacidad que tiene un organismo de crecer y madurar depende de la ley del metabolismo. Si la función metabólica se detiene, el crecimiento de la vida también se detendrá. El crecimiento continuo de un árbol también depende de los ciclos de las estaciones de primavera, verano, otoño e invierno. Bajo condiciones normales, un árbol necesita los procesos metabólicos para crecer bien.
Este principio también se aplica a nuestra vida humana, la cual es la forma más elevada de la vida creada. Los médicos saben que cada célula del cuerpo humano se renueva completamente cada siete años. Esta renovación requiere que las funciones metabólicas de nuestro cuerpo operen diariamente, es decir, que éste absorba los nutrientes nuevos que nos abastecen y que deseche los nutrientes viejos. Los nutrientes viejos son desechados y reemplazados por los nuevos. En esto consiste el metabolismo. Nuestro cuerpo crece y se fortalece mediante este proceso, el cual es una ley de la vida humana.
Si comparamos lo que dice la Biblia acerca del avivamiento con las experiencias de los creyentes, podemos ver que la vida espiritual también incluye un proceso “metabólico”. Este proceso es un ciclo que se repite continuamente. En nuestra experiencia espiritual tenemos un comienzo, un curso y un final, después de lo cual experimentamos otro comienzo, con otro curso y otro final. Este ciclo se repite, y cada repetición nos lleva hacia adelante. El comienzo, el curso y el final de un ciclo constituyen un metabolismo espiritual. Esto también es una ley del avivamiento. Todo nuevo comienzo es un nuevo avivamiento y es seguido por su curso. Cuando dicho curso llega a su plenitud, las experiencias que tenemos en esta etapa llegan a su final. Entonces a continuación tiene lugar otro comienzo, junto con otro curso y otro final. Éste es el ciclo del avivamiento.
Si conocemos la ley, o secreto, para realizar una acción, tendremos la certeza de que lo haremos bien. Los avivamientos no son una excepción. Si entendemos la ley del avivamiento y penetramos el secreto de los avivamientos, nos será fácil experimentar un avivamiento. Por ejemplo, el pueblo de una aldea al norte de China contrajo ceguera nocturna. Después, se descubrió que si ellos ingerían el hígado de cierta clase de pez, conocido localmente como pez plano, recobrarían la visión. A partir de ese tiempo, los que recibían el diagnóstico de esta enfermedad, se curaban al comer el hígado del pez plano. Los estudios han mostrado que la ceguera nocturna se debe a una deficiencia de vitamina A en el cuerpo y que el hígado del pez plano es rico en vitamina A; por lo tanto, fue posible hallar la cura de esta enfermedad. Éste es un ejemplo de una ley. Tan pronto como esta ley fue descubierta, fue muy fácil curar la dolencia. Los que padecían esta dolencia no debían estar preocupados ni temerosos. Siempre y cuando ellos aplicaran la ley, serían sanados. Tan pronto se descubre una ley, la ayuda se facilita.
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