Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-9033-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-9033-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
La necesidad que hay dentro del espíritu del hombre no puede ser satisfecha por las riquezas y la fama, ni por el entretenimiento y la diversión, ni por las religiones inventadas por el hombre. El hombre es un vaso creado por Dios con el propósito de contener a Dios mismo. Por ende, el hombre puede tener la verdadera satisfacción en su interior únicamente al recibir a su Creador como su vida y contenido. Usted puede clamar sinceramente desde lo profundo de su interior, diciendo: “Oh Dios, si eres real, oro que hagas que Te conozca y Te reciba. Te necesito. Aunque he gustado las cosas de este mundo, aún no estoy satisfecho en mi interior. Quiero ganarte como mi satisfacción”. Cuando usted clame de esta manera, experimentará un gozo indescriptible en su interior, y a veces estará tan gozoso que derramará lágrimas. Entonces usted percibe que el vacío en lo profundo de su interior se desvanecerá. Nada más puede satisfacer la necesidad que hay en nuestro espíritu, ni nada más puede saciar la sed en nuestro espíritu; sólo Dios puede hacerlo. Esto es semejante a un hombre que anda por áreas silvestres o por el desierto. Cuando tiene sed, usted no puede saciar su sed al darle monedas de oro o diamantes; sólo un vaso de agua puede satisfacer su necesidad. Nuestro Dios, nuestro Señor, es el vaso de agua que el hombre necesita para saciar su sed interior. Sólo Dios, quien es el agua viva, puede saciar la sed que hay en el espíritu del hombre (Jn. 4:10, 14; 7:37-38).
Si el hombre quiere verificar la existencia de Dios en el universo, puede hacerlo al sencillamente contactar la necesidad que tiene en su espíritu. En este universo, sólo este Dios puede verdaderamente satisfacer la necesidad interior del hombre. Cuando una persona clama a Dios, la necesidad que hay en su espíritu es satisfecha. Esto no es una percepción imaginaria, ni tampoco una creencia supersticiosa. Una persona podría invocar a Confucio una y otra vez, mas no tendrá sentimiento alguno en su interior. No obstante, en cualquier momento y en cualquier lugar, si un hombre clama con sinceridad desde las profundidades de su corazón, diciendo: “Oh, Señor Jesús, creo en Ti”, tendrá un sentir en su interior, y obtendrá la realidad. Esta realidad en su interior no sólo hará que esté gozoso y satisfecho, sino que también cambiará su comportamiento y su vida. Esta clase de cambio no surge a partir de la exhortación y las enseñanzas del hombre; más bien, es producido espontáneamente desde su interior.
No podemos contactar a Dios con nuestro cuerpo o mediante nuestra consideración mental, debido a que Dios es Espíritu. Si deseamos contactar a Dios, debemos utilizar nuestro espíritu (Jn. 4:24) porque el espíritu humano es el órgano con el cual el hombre contacta a Dios. Esto se podría comparar al receptor de radio, el cual es la parte que recibe las ondas radiales que están en el aire. Nuestro Dios es el Señor que creó todas las cosas en el universo. Un día Él se hizo carne a fin de ser un hombre, cuyo nombre era Jesús, y vivió en la tierra por treinta y tres años y medio. Luego, Él fue crucificado en la cruz, y al derramar Su sangre preciosa, Él efectuó la redención por nuestros pecados y llegó a ser nuestro Redentor. Además, Él resucitó de entre los muertos y fue hecho Espíritu vivificante. Este Espíritu vivificante es omnipresente. Aunque Él es invisible e intangible, podemos tocarle al invocar el nombre del Señor (Ro. 10:8-9). Cuando invocamos el nombre del Señor Jesús, recibimos al Señor Jesús porque el nombre del Señor es sencillamente el Señor mismo. Asimismo, después que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos, Él fue hecho el Espíritu vivificante, así que cuando invocamos el nombre del Señor, este Espíritu entra en nuestro espíritu para regenerarnos y salvarnos. Luego, el Señor Jesús llega a ser nuestra vida y todo para nosotros en nuestro espíritu, y de ese modo llega a ser la verdadera satisfacción en nuestro interior.
Un cristiano es uno que tiene a Cristo en él como vida. Cuando una persona cree en Cristo y Cristo entra en el espíritu de esta persona para ser su vida y su Salvador, ella llega a ser un cristiano. El sufijo -iano no se refiere a un “discípulo”, sino a un “hombre”. Por ende, un “cristiano” es un “Cristo-hombre”. Un “Cristo-hombre” se refiere a una persona que tiene a Cristo en ella como su vida y su todo. Esto no es un sustantivo vacío o una doctrina, sino una experiencia verdadera. Este Cristo que vive en nosotros, los Cristo-hombres, es el Espíritu vivificante. Él es el Señor como persona que vive en nuestro espíritu como nuestra vida, a fin de hacernos Cristo-hombres.
Por ende, un Cristo-hombre no es tan sencillo porque dentro del Cristo-hombre se encuentra Cristo y también se encuentra el yo natural. Hay dos personas que viven juntas dentro de cada Cristo-hombre: una es el yo natural y la otra es Cristo. A diferencia de un varón y una hembra que se casan para llegar a ser una pareja que viven juntos exteriormente, estas dos personas viven juntas dentro de nosotros. Todos podemos testificar que dentro de nosotros realmente hay dos personas que viven juntas. En nuestro vivir diario casi todos los días tenemos esta historia: cuando queremos hacer algo, muchas veces esta persona que está en nosotros, el Señor Jesús, no está de acuerdo. Por ende, estas dos personas dentro de nosotros están en conflicto. Esta clase de conflicto no estaba presente antes de que llegásemos a ser Cristo-hombres. Por ejemplo, antes que las hermanas creyeran en el Señor, cuando veían un anuncio de una gran venta en el periódico, de inmediato salían a comprar algunos artículos sin tener conflicto alguno. Sin embargo, después que usted ha sido salva y ha llegado a ser un Cristo-hombre, cuando ve un anuncio de una gran venta y desea salir y comprar un vestido que está a la venta, hay Alguien en su interior que dice: “No”. Mientras usted va de camino, Él sigue diciendo: “No”. Cuando usted entra por la entrada principal de la tienda por departamentos, Él todavía dice: “No”; pero usted aún no presta atención a Su desacuerdo, y así cuando usted está por comprar el vestido, Él todavía dice: “No”, y sigue diciendo: “No” hasta el final. Este “no” la incomoda a usted hasta que ya no lo puede aguantar, y dice: “Si Tú dices: ‘no’, entonces que sea ‘no’. Ya no compraré más”. Cuando usted dice esto, de inmediato Él se tranquiliza y usted también se siente cómoda. Mientras usted está en su auto de camino a casa, podrá regocijarse y decir: “¡Amén, aleluya! Señor Jesús, eres tan precioso. De verdad te amo”.
Sin embargo, a veces, puesto que a usted le gusta tanto ese vestido y tiene un carácter fuerte, aunque hay Alguien en usted que dice: “No”, usted aún negocia con Él, diciendo: “Señor, por favor permítemelo en esta ocasión. No lo volveré a hacer”. Luego, el Señor se vuelve callado y permanece en silencio, y usted piensa que ahora puede comprar el vestido. No obstante, después de comprarlo, usted no puede orar y no tiene gozo; más bien, usted se siente muy mal. Originalmente, el vestido era muy hermoso, pero ahora usted ni tan si quiera se atreve a mirarlo, pues cuando lo ve, se siente mal en su interior. Usted se siente mal cuando lo pone a un lado y se siente peor cuando se lo pone. Luego, un día se lo da a alguien que está necesitado y de inmediato usted se vuelve gozosa en su interior. ¿Qué es esta historia? Ésta es la historia de dos personas que viven juntas. Todas estas experiencias nos dicen que el Cristo que está en nosotros es una persona viviente.
Ahora mismo, mientras estoy aquí compartiéndoles un mensaje, todo mi ser está muy liberado porque mi hombre exterior no está en conflicto con el Señor en mi interior. Las dos personas son una sola entidad, así que mis palabras tienen mucha luz y mucha unción. Por el contrario, si mi ser exterior tiene un problema con el Señor que está en mi interior, y si no me preocupo por Él ni le amo, mas les digo a ustedes que Él es precioso y que deberíamos amarle y obedecerle, entonces esto llega a ser una actuación. Un tono falso no puede engañar a la gente. Si verdaderamente vivimos a Cristo como dos personas que viven juntas en unidad, tendremos la unción. Cuando oramos, podemos tocar el cielo y también podemos tocar el espíritu de otros, con lo cual les ministramos vida y el suministro de vida.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.