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Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7796-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 24 Sección 5 de 5

EN EL NOMBRE

En Mateo 28:19 el Señor nos dijo que bautizáramos a las naciones en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. La preposición griega traducida “en” conlleva el sentido de “hacia adentro”. Por lo tanto, debemos bautizarlos introduciéndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. A fin de entender esto, debemos leer también Gálatas 3:27, que dice: “Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”. Al examinar estos dos versículos, podemos ver que ser bautizados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo equivale a ser bautizados en Cristo. El Padre está en el Hijo, y el Hijo por medio de la resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante. Por lo tanto, hoy en día si contactamos al Espíritu, contactamos al Hijo. Además, cuando tenemos al Hijo, tenemos también al Padre. Éste es el Dios Triuno.

EL DIOS TRIUNO PROCESADO

Antes de Mateo 28:19 el Dios Triuno nunca se había revelado de una manera tan clara. El nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu es un solo nombre de tres personas. Este único nombre es el Dios Triuno plenamente procesado. Después de Su resurrección, Él fue plenamente procesado a fin de impartirse a nosotros. El Espíritu que entra en nosotros es el Hijo con el Padre. Esto nos lo demuestra Romanos 8:9-10. En estos versículos vemos que el Espíritu de Dios es el Espíritu de Cristo, y que el Espíritu de Cristo es Cristo mismo. Luego, tenemos muchos versículos en el Nuevo Testamento que nos dicen que el Padre está en nosotros, que el Hijo está en nosotros y que el Espíritu está en nosotros. Todos sabemos que no son tres, sino uno solo. Esto se debe a que el Padre, el Hijo y el Espíritu son uno solo. Éste es el Dios Triuno procesado.

A fin de ser procesado, Dios primero se hizo carne. Luego, después de vivir en la tierra como hombre y mediante la muerte y la resurrección, Él llegó a ser el Espíritu vivificante. Éste es nuestro Cristo viviente hoy en día. Él está en los cielos, y también está en la tierra. Él es omnipresente; ciertamente lo tenemos en nuestro ser. En Él tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu. En Él tenemos también a nuestro Redentor, nuestro Creador y nuestro Salvador. En Él lo tenemos todo, pues Él lo es todo. Él es nuestro todo en todos; Él es nuestra vida, nuestra luz, nuestro poder, nuestra fuerza, nuestra santidad, nuestra justicia, nuestro amor, nuestra bondad y nuestra paz. Todos los atributos divinos y las virtudes humanas están en Él. ¡Aleluya! ¡Él lo es todo! Éste es el Dios Triuno procesado, quien es el Cristo todo-inclusivo. De manera que cuando bautizamos a las personas, las bautizamos en esta Persona. El bautismo no debe ser un rito ceremonial, sino la manera en que realmente introducimos a las personas en el Dios Triuno.

UNA UNIÓN MÍSTICA CON EL DIOS TRIUNO

Bautizar a las personas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo realmente tiene una connotación más profunda de lo que muchos han visto. Por muchos años yo había visto que este versículo nos habla de introducir a las personas en el Dios Triuno, pero no había encontrado confirmación en ningún otro pasaje. Por lo tanto, no me sentía tan seguro de afirmar esto. Entonces un día logré conseguir un juego de libros titulado Word Studies in the New Testament, de M. R. Vincent. En uno de estos libros, el señor Vincent tiene un comentario acerca de bautizar a las personas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, como se menciona en Mateo 28:19. Él dice lo siguiente: “La preposición en denota unión o comunión, como en Romanos 6:3 [...] Bautizar en el nombre de la santa Trinidad implica experimentar una unión espiritual y mística con ella [...] El nombre [...] expresa la totalidad del Ser Divino [...] Equivale a Su persona [...] Su nombre no tendría valor aparte de Su naturaleza. Cuando alguien es bautizado en el nombre de la Trinidad, profesa aceptar a Dios y a hacerlo suyo con respecto a todo lo que Él es y todo lo que Él hace por el hombre”.

Esto es maravilloso. Ahora podemos entender lo que significa ser bautizado en el nombre del Dios Triuno. Equivale a ser introducido en esta unión mística con Él y a hacer nuestro todo lo que Dios es. El propósito de esto es producir la iglesia.

Hemos podido ver un esbozo de Cristo en el Evangelio de Mateo. Él era el hijo de David y el hijo de Abraham, nacido de una virgen y llamado por los nombres de Jesús y Emanuel. Finalmente, Él pasó por todos los procesos a fin de llegar a ser el Espíritu vivificante. Ahora nosotros debemos ser bautizados en Él, en el Dios Triuno.

Una vez que somos bautizados en Él, podemos participar de todo lo que Él es, puesto que Él está en nosotros. A fin de hacer esto, debemos ejercitar nuestro espíritu. “Bienaventurados los pobres en espíritu” (5:3). Tenemos un espíritu dispuesto (26:41). Nuestra carne es débil, pero nuestro espíritu es fuerte. Por lo tanto, debemos ejercitar nuestro espíritu y llamarlo Señor como lo hizo David (22:43). Podemos llamarlo Señor en el espíritu. Cuando hacemos esto, Él llega a ser muy práctico para nosotros en nuestra vida diaria. Esto tiene por objetivo la edificación de la iglesia.


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