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Ejercicio y la práctica de la manera ordenada por Dios, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0428-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 13 de 31 Sección 2 de 3

CONOCER A LOS NUEVOS CREYENTES

No debemos meramente hacer que el nuevo creyente se sienta a gusto o contento; eso no es nuestro objetivo. Debemos estar alerta mientras estamos hablando con él a fin de saber qué clase de persona es. La mejor manera de hacer esto es dejar tiempo para que él diga algo. No debemos ocupar todo el tiempo. Mientras estamos haciendo que se sienta a gusto, debemos darle tiempo para que diga algo. Por medio de su hablar podemos conocerlo, dándonos cuenta de sus sentimientos, pensamientos e intenciones. Debemos aprender a animarlo para que hable más. Entonces sabremos qué es lo que debemos decirle. Nos daremos cuenta de si éste es el momento oportuno para “encaminar” nuestro tiempo con él. Si es el momento oportuno, podemos introducir un tema relacionado con las cosas espirituales. Debemos aprender todas estas cosas. No es muy fácil, pero si nos preparamos bien, será fácil enfocar nuestra plática con esta persona en el tema apropiado.

HABLAR LA VERDAD OBJETIVA
ANTES DE LA EXPERIENCIA SUBJETIVA

Cuando usted habla con la gente acerca de las cosas espirituales, primero debe abordar el lado objetivo. No debe llegar al lado subjetivo muy pronto. Inmediatamente después del bautismo, puede ser que algunos hermanos hablen de la experiencia subjetiva, diciendo al nuevo creyente que tiene un espíritu humano. Sin embargo, es posible que sea demasiado pronto. Si usted tiene la carga de hablar de esto, debe poner un fundamento. Primero debe decirle: “Dios es Espíritu, y el Salvador de quien les he predicado es este mismo Dios. Hoy en día El es Dios, El es el Salvador y El es el Espíritu”. Usted debe establecer un fundamento, diciéndole algo objetivo. Esto le da una base al nuevo creyente para tener la experiencia. Después de la enseñanza objetiva, usted puede hablar de la experiencia subjetiva. Puede decir: “El es el Espíritu, y nosotros también tenemos un espíritu”. Debemos evitar hablar de la experiencia subjetiva si antes no les hemos presentado algo de la verdad objetiva.

Este es el caso no sólo con respecto a las reuniones de hogar, sino también con respecto a cualquier clase de reunión. En cualquier clase de hablar, uno primero debe presentar algo que sea un objeto que la gente pueda buscar, o tocar. De otra manera, si la persona es alguien que piensa mucho y usted le dice que él tiene un espíritu humano y que puede recibir al Señor Jesús en su espíritu humano, tal vez él le diga: “¿Quién es el Señor Jesús? ¿Por qué lo puedo recibir en mi espíritu?” La plática que usted le da acerca de la experiencia subjetiva puede hacer que surjan muchas preguntas. Usted tiene que poner un fundamento con la verdad objetiva.

HABLAR ACERCA DE DIOS

En principio, después de que alguien es bautizado, lo primero que le debemos decir es algo acerca de nuestro Dios y Salvador. Después de preparar la situación, es decir, el ambiente, debemos ejercitarnos para hablarle acerca de Dios, el Salvador, Jesucristo. Hay muchas maneras de presentar Dios a la gente. Tal vez hablemos con cierto hombre acerca de Dios de esta manera: “Muchas veces, sin importar quiénes seamos, todos los seres humanos tenemos cierta conciencia de que en este universo debe haber alguna soberanía”. Esto podría tocar el sentir interior de las personas. En nuestra plática acerca de Dios, tal vez también le digamos: “Si usted acude a Buda, se dará cuenta de que este Buda no puede resolver sus problemas interiores”. Al decir esto nos referimos al asunto de los ídolos. Podemos continuar diciendo: “Sólo hay Uno que puede satisfacernos, resolver nuestros problemas, desvanecer nuestras dudas y contestar las preguntas que tenemos por dentro. Este es el mismo Dios a quien adoramos, en quien creernos y de quien le hemos predicado”. Esta es una manera.

Otra manera de hablarle acerca de Dios que provenga del sentir interior, pero desde otro ángulo, es hablar de la conciencia. Podemos decir: “Todo el que hace algo que lastime a otros, aun si puede justificarse con ciertos razonamientos, siente, en lo más profundo de su ser, que no está bien y que está ofendiendo a alguien. ¿Quién es este alguien? ¿Por qué el hombre tiene una conciencia?” Esta es otra manera de llevarlo al punto acerca de Dios.

Por medio de estos ejemplos podemos darnos cuenta de que debemos aprender muchas cosas. Las reuniones de hogar dependen de lo que hablamos con los nuevos creyentes. Después de que la plática lo ha motivado al nuevo creyente a hablar varias cosas, tal vez nos demos cuenta de que él es una persona que presta atención a su conciencia. Por lo tanto, nosotros podemos hablar de Dios tomando como base el asunto de la conciencia. Con respecto a otra persona, tal vez nos demos cuenta de que es una persona muy ética. Entonces, podemos hablar de Dios basándonos en la condición ética de esta persona. En principio, lo primero que debemos hablar a los nuevos es algo acerca de Dios.

Siempre debemos limitarnos a una sola plática por visita, y en esta plática debemos tratar a fondo un solo asunto. No debemos hablar de varios temas a la vez. Tratar muchos temas no será de mucho provecho; hará daño.


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