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Sacerdocio, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0324-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 18 Sección 3 de 3

NECESITAMOS DEDICAR TIEMPO PARA PRACTICAR

¡No tomemos esto como una enseñanza! Necesitamos poner estas instrucciones en práctica. Cuando madrugamos, debemos permanecer en el altar de las ofrendas por cierto tiempo, dándonos cuenta de que somos pecaminosos. No piense que usted es un santo, en cierto sentido sí lo es, pero por otro lado, es muy pecaminoso. Todos nosotros somos pecaminosos, y siempre lo seremos hasta que nuestros cuerpos sean transfigurados. Siempre y cuando estemos en esta vieja naturaleza somos aún pecaminosos.

En el altar confesamos muchas cosas en las cuales estamos mal, como por ejemplo, nuestra actitud, nuestros motivos e intenciones, nuestra manera de pensar y de tomar decisiones, la manera de amar o de odiar, etc. Todos estamos llenos de basura, así que debemos confesarnos ante el Señor. Pero nuestra confesión no debe ser en una forma general sino que debemos hacerlo en forma detallada. No digamos simplemente, “Señor, Tú sabes que soy pecaminoso”. A veces tenemos que enumerar nuestra pecaminosidad. Quizás esté errado en mi actitud para con mi esposa, en mis palabras o en mis motivos. Debemos confesar todas nuestras faltas una por una quedándonos en el altar por cierto tiempo. Después aplicamos la sangre redentora para que nos limpie. Si hacemos esto, tendremos un sentir profundo que este Cristo redentor es nuestro disfrute, lo disfrutaremos inmediatamente después de confesarnos y aplicar la sangre.

Después de hacer esto nos tornamos para comer de Cristo como el pan de la proposición. Allí nos alimentamos de Cristo, lo disfrutamos y lo saboreamos. No solamente lo comemos sino que lo asimilamos, y esto también toma tiempo. Cinco o diez minutos de avivamiento matutino no es suficiente. Según nuestra experiencia necesitamos por lo menos treinta minutos, pero si es posible, sería mejor tomar una hora. Lo mismo sucede cuando desayunamos. No podemos comer un buen desayuno en dos o tres minutos; aun si nos comemos una salchicha de almuerzo, necesitamos más de cinco minutos. No podemos disfrutar una buena comida en tan corto tiempo. Necesitamos más tiempo, cuanto más mejor. Debemos permanecer en la mesa del pan de la proposición para ser nutridos y satisfechos a fin de ser llenos del suministro de vida.

Entonces tendremos la luz que emana del suministro de vida. Las cosas de Dios serán para nosotros tan transparentes y claras como el cristal. Espontáneamente sabremos que decir en nuestras oraciones y cualquier cosa que digamos será algo de Cristo como el dulce y fragante incienso aceptable a Dios. En ese momento tendremos un profundo sentir, no solamente de satisfacción, sino de ser aceptados por Dios con la dulzura del Cristo resucitado.

Cuando la fragancia de este incienso aromático asciende, nosotros llegamos a ser uno con Dios. Yo no tengo palabras humanas para describirles este sentir, pero cuando usted lo experimente, descubrirá lo maravilloso que es. Usted sencillamente tendrá el sentir de no saber dónde está, no sabrá si está en los cielos o en la tierra. No hay palabras humanas que puedan explicar el maravilloso disfrute que existe cuando experimentamos el incienso dulce.

DESPABILAR EL CANDELERO

El candelero nos da la luz al quemar el aceite, pero existe un gran problema al hacerlo. El candelero necesita una mecha para quemar el aceite y producir la luz. Me temo que algunos jóvenes no sepan lo que es la mecha. La mecha es una tira de algodón torcido, por el cual sube el aceite a la lámpara o la cera derretida a una vela para ser quemada.

El candelero es una pieza de oro puro. La mesa del pan de la proposición es hecha de oro y madera, igual que el altar del incienso. El arca era de oro y de madera. Antes pensaba que el candelero era solamente de oro, pero recientemente el Señor me mostró que aun el candelero no era exclusivamente de oro. Si fuese así, no podría quemarse ni emitir luz. El candelero tiene que tener algo de la vida vegetal, algo suave, delgado y fino para que sea la mecha. Sin la mecha, ¿cómo podría el candelero dar luz? El oro necesita algo de la vida vegetal para dar luz. El oro, la mecha más el aceite producen la luz.

Cuando era joven, usábamos lámparas de aceite o velas, pero siempre teníamos problemas con las mechas. Cuando la mecha se quema, se convierte en carbón. Esta punta carbonizada de la mecha es ceniza que debe ser cortada. Entonces en Exodo 25 están los platillos con el despabilador. Los sacerdotes cortaban la ceniza con el despabilador y la colocaban en los platillos.

Algunas veces tenemos un disfrute de Cristo como nuestro suministro de vida, y este disfrute realmente nos lleva a la luz. Pero aun así no produce luz porque la mecha esta muy quemada, muy vieja y carbonizada. Arreglar el candelero significa despabilar o cortar la punta quemada de la mecha.

El candelero es hecho completamente de oro. El oro significa la naturaleza divina, y la mecha significa la vida humana refinada. No es solamente la naturaleza humana sino también la vida humana refinada. Cuando esta naturaleza humana refinada coopera con la naturaleza divina y el aceite, entonces hay luz. Pero a veces la naturaleza humana se envejece y se quema y no funciona muy bien por que necesita ser despabilada y cortada.

Para tener contacto con el Señor, primeramente debemos quedarnos en el altar, confesar nuestros fracasos y aplicar la sangre. Esto es bueno porque hará que disfrutemos a Cristo y nos conducirá a la mesa para alimentarnos de El y recibir nutrición. Entonces el suministro de vida nos conducirá a la luz. Pero muchas veces cuando estamos bajo la iluminación, nos damos cuenta que algo esta muy viejo, lo cual no necesita ser limpiado o lavado, sino lo que necesita es ser cortado y despabilado. Ayer tal vez era una buena mecha pero esta mañana ya esta muy quemada.

Hace tres años, algunos hermanos y hermanas eran mechas frescas, pero ahora se han convertido en mechas quemadas como el carbón. Hace cinco semanas algunas de las hermanas estaban muy frescas, eran como mechas nuevas pero ahora están calcinadas. Ya no son mechas apropiadas, necesitan ser cortadas y despabiladas. Ellas no necesitan la sangre; lo que necesitan es deshacerse de las cenizas para ser mechas frescas que darán una luz fresca. Aun quizás ayer yo estaba muy fresco, era una mecha apropiada para quemar el aceite y dar luz, pero esta mañana estoy quemado, me he convertido en una mecha calcinada muy vieja para poder dar una luz adecuada.

PREPARAR EL CANDELERO

Despabilar la mecha significa arreglar el candelero y ponerle aceite significa disponerla. En la mañana, después que el candelero ha estado ardiendo toda la noche, los sacerdotes tenían que arreglarlo. Esto quiere decir que ellos tenían que cortar la ceniza y deshacerse de ella, o sea de la parte quemada de la mecha. Después, en la tarde, tenían que disponer el candelero al llenarlo con aceite por que sino tenia lo suficiente se apagaba.

A veces la mecha es fresca pero el aceite es poco. Así que no solamente necesitamos arreglarlo, sino también disponer el candelero. No solamente necesitamos el despabilar, sino también el suministro de aceite. El aceite representa el Espíritu, lo cual quiere decir que necesitamos más y más del Espíritu para poder arder.

Si traemos todas estas cosas al Señor, creo que el Espíritu que nos instruye nos mostrará todos nuestros problemas. No podemos hacer un trabajo a la ligera, ya que no hay atajos. Sin ninguna duda, el Señor está disponible, pero nosotros no podemos ser muy rápidos. Debemos permanecer en el altar de las ofrendas y después hacer una curva hacia la mesa del pan de la proposición y disfrutar al Señor como nuestro alimento por cierto tiempo. Después debemos hacer otra curva hacia el candelero. A veces tenemos que arreglar la lámpara y cortar lo quemado de la mecha. Otras veces tenemos que ponerle aceite para que dé buena luz. Entonces sabremos qué decirle al Señor, y qué es aceptable a Dios.

Debemos confesar nuestras faltas, pecados y fracasos y aplicar la sangre. La parte vieja y quemada de la mecha debe ser cortada. Nosotros debemos ser una mecha limpia y cuidar que no haya carencia de aceite. Entonces tendremos el candelero con la mecha apropiada y el aceite adecuado; esto dará la luz y bajo esta luz nosotros sabremos orar. De esta manera entraremos en la presencia de Dios.


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