Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesiapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1188-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Examinemos lo que es la ofrenda de paz. Anteriormente estudiamos esta ofrenda, pero en esta ocasión vamos a hacerlo aplicándola a las reuniones.
Necesitamos ver los tres tipos principales presentados en el Antiguo Testamento: el tabernáculo, las ofrendas y los sacerdotes. Estos tres abarcan la mayor parte de los tipos del Antiguo Testamento. El Exodo revela principalmente el tabernáculo con todos sus utensilios y su mobiliario, aunque también describe las vestiduras y la dieta de los sacerdotes. El Levítico, el libro siguiente, describe las ofrendas y las actividades o servicios de los sacerdotes.
Profundizar en los detalles de la tipología sería como internarnos en una selva grande. Es profunda, vasta y misteriosa. Cuanto más nos adentramos, más fácilmente podemos perdernos y enfrentarnos a muchos enigmas. Una vez que nos metemos en la selva, fácilmente podemos perdernos. Por tanto, al abordar la tipología, debemos mantenernos a cierta distancia para ver un panorama amplio, de tal modo que no nos sea difícil entenderla.
Cada uno de estos tipos presenta aspectos diferentes de Cristo. ¡Cristo es muy rico y tiene muchos aspectos! ¡El es muy extenso! Por eso necesitamos estos tres tipos diferentes para presentarlo.
El tabernáculo nos muestra cómo Cristo vino de Dios, lo cual vemos en el primer capítulo de Juan. Vemos en Juan 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Más adelante, en el versículo 14, dice: “Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros”. Esto indica que Cristo es el tabernáculo. Para ello, El debía proceder de Dios. De hecho, El vino como Dios. ¡Esto es un misterio! ¿Es Dios el tabernáculo o es el que habita en él? ¡El es ambos! Dios en Cristo como carne es el tabernáculo, y como Espíritu es el morador. Dios fijó tabernáculo para morar allí.
Cristo como tabernáculo es el Dios que viene a nosotros. Cuando Cristo vino, Dios vino. Si no hubiera venido, Dios no podría tener contacto con el hombre. Dios era Dios y estaba muy lejos del hombre, y éste, a su vez, estaba muy lejos de Dios. Luego Dios mismo se hizo un tabernáculo; es decir, El vino como tabernáculo. El vino y fijó tabernáculo entre los hombres, un tabernáculo tangible para que el hombre se relacionara con El. ¿Deseamos nosotros relacionarnos con Dios? Vayamos al tabernáculo, pues éste es tangible y accesible. Inclusive, podemos entrar en él, recorrerlo y disfrutar de lo que hay él. Podemos alimentarnos de los panes de la proposición que están sobre la mesa, ser iluminados por el candelero, disfrutar de la comunión que se halla en el arca, y del altar del incienso para hablar con Dios.
En el tabernáculo, el cual es Cristo mismo, tenemos a Dios, podemos tocarle, relacionarnos con El y aun entrar en El. Podemos desplazarnos en Dios, vivir en El y permanecer en El. Podemos disfrutar lo que allí hay de Dios, lo cual se expresa principalmente en tres muebles: la mesa de los panes de la proposición, los cuales nos suministran vida, el candelero que nos trae la iluminación de la vida, y el arca, que nos conduce a la comunión de la vida. Si disfrutamos estas tres cosas, el altar del incienso llegará a ser el centro de nuestra experiencia, ya que es el centro de la experiencia y del disfrute que se tiene de todo lo que hay en Dios. Esta es la razón por la cual el altar del incienso no se incluyó en la lista de los muebles del tabernáculo; y está aislado. Si hacemos un diagrama de la mesa de los panes de la proposición, del candelero y del arca, veremos que forman un triángulo, en cuyo centro se halla el altar del incienso. ¡Esto tiene mucho significado! Es el resultado del deleite que hallamos estando dentro de este triángulo. También motiva al pueblo a tocar a Dios, a entrar en El, a caminar por obra de El y a disfrutarlo a El. De este disfrute brotará una vida de oración. Ese es el altar del incienso. La vida de oración siempre proviene del deleite y la experiencia que tenemos de Dios al comer los panes que están sobre la mesa, al recibir la luz del candelero y al permanecer ante Dios en comunión. De este modo, llegamos a ser compañeros de Cristo en Su ministerio de intercesión. Ese es el altar del incienso.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.