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Salvación en vida presentada en Romanos, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4811-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 10 Sección 2 de 3

REINAMOS EN VIDA A FIN DE SUBYUGAR
TODA INSUBORDINACIÓN

En el Antiguo Testamento vemos la expiación, mas no la redención. El Día de la Expiación se celebraba en el décimo día del séptimo mes cada año (Lv. 23:27). El sacrificio que se ofrecía era llamado la ofrenda por el pecado. Además, estaba la ofrenda por la transgresión, el holocausto, la ofrenda de harina y la ofrenda de paz. La ofrenda de harina no contenía sangre ni carne. Ésta contenía harina, aceite y olíbano. Sin embargo, las otras cuatro ofrendas sí contenían sangre y carne. La ofrenda por el pecado se aplica a la naturaleza pecaminosa del hombre, la cual está profundamente arraigada en su ser. La ofrenda por la transgresión toma medidas con respecto a nuestros actos pecaminosos, los cuales son externos. Cuando el Señor Jesús murió en la cruz, Su muerte fue una ofrenda por el pecado; pues ésta se encargó de nuestro pecado. Juan 1:29 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. El pecado aquí se refiere a la suma total del pecado, incluyendo el pecado interior y los pecados exteriores, esto es, la naturaleza del pecado y los actos pecaminosos. En la teología china, existen los términos pecado original y pecado personal. El pecado original se refiere al pecado que Adán cometió. El pecado personal se refiere a los pecados que uno comete personalmente.

La primera parte de la salvación que Dios efectúa está relacionado con lo negativo. La muerte del Señor resolvió por nosotros el problema que teníamos con el pecado. Él nos volvió a redimir, nos volvió a comprar, en nuestra condición de pecadores. Esto es lo que la muerte del Señor ha logrado por nosotros. Además de esto, el Señor resucitó y ha venido a vivir en nosotros para ser nuestra vida. La salvación se compone de la redención negativa más la acción salvadora positiva. Su muerte redentora resuelve todos los problemas negativos y objetivos fuera de nosotros. Pero los problemas en nuestra naturaleza interior sólo pueden ser resueltos por el Señor que viene a nosotros como vida en resurrección. Su vida resuelve los cinco problemas básicos que tenemos. Por lo tanto, hoy podemos reinar en esta vida.

Cuando reinamos en vida vencemos principalmente sobre dos fuentes. Una fuente es el pecado y la otra es la muerte. Además de estas fuentes, tenemos todas las cosas negativas relacionadas con el pecado y la muerte. Ninguna de ellas están sujetas a Dios ni a nosotros. Romanos 8 declara que la mente puesta en la carne es enemistad contra Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede (v. 7). Aunque la mente estuviera dispuesta a someterse, no podría lograrlo. Esto es la rebelión. El pecado y la muerte constituyen la rebelión en nosotros. Así, todas las cosas que pertenecen al pecado y a la muerte forman parte de la rebelión en nosotros. Ésta es la situación del hombre antes de ser salvo. Pero ahora que somos salvos, podemos reinar en esta vida y todo esto se subordina a nosotros. El pecado, la muerte y todo lo negativo que pertenece al pecado y a la muerte, no tienen ningún efecto en nosotros. Nosotros hemos subyugado todo. Toda clase de insubordinación está sujetado a nosotros. Esto es el significado de reinar en vida para subyugar toda insubordinación.

DIOS JUSTIFICA A LOS CREYENTES
PARA QUE TENGAN VIDA

Romanos 5:18 concluye con la frase resultó la justificación de vida. Esto indica que el resultado de la justificación es la vida. Cristo murió por nosotros y nos redimió. Cuando creemos en Cristo, Cristo satisface todas las demandas que Dios nos hace. Él se dio a Sí mismo como nuestra justicia. Es mediante esta justicia que podemos presentarnos ante Dios, y Dios puede justificarnos. Además, Dios nos dio un regalo. Este regalo es la vida eterna. Hechos 11:18 dice que nuestro arrepentimiento es para vida. Así que, tanto el arrepentimiento como la justificación son para que poseamos la vida de Dios.

La justificación toma medidas con respecto
al pecado por los creyentes, la vida toma medidas
con respecto a la muerte por los creyentes
y la vida que reciben viene a ser la ley
del Espíritu de vida que libra a los creyentes
de la ley del pecado y de la muerte

El pecado de los creyentes se resuelve mediante la justificación (Ro. 5:16). No obstante, la “muerte” aún permanece en los creyentes. Si bien se le llama muerte, de hecho ésta opera muy activamente en el hombre. Tal problema no puede resolverse con la justificación. Se requiere de la vida para resolver el problema de la muerte. La muerte en el hombre causa que él se debilite hasta el grado que está en una condición de muerte, sin fuerza alguna en cuanto a las cosas de Dios. De esta manera, la muerte reina. Sin embargo, la vida ha tomado medidas con respecto a la muerte por los creyentes (v. 17). La vida que los creyentes reciben ha venido a ser la ley del Espíritu de vida. Esta ley libra a los creyentes de la ley del pecado y de la muerte (8:2). Lo que puedo señalar aquí es muy limitado. Ustedes deben meterse de lleno en este asunto hasta obtener un entendimiento profundo del mismo, y deben dedicar tiempo a nuestras publicaciones y las notas de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. De esta manera recibirán muchas riquezas.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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