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II. EN ISAAC SE VE EL HEREDAR DE LA GRACIA
Y EL REPOSAR Y EL DISFRUTAR

A. El Heredar la Gracia

En la relación de la vida de Isaac se implica la experiencia de la gracia. Isaac experimentaba el heredar de la gracia de Dios.

1. Nacido de Gracia

Después de que Dios trató con la fuerza natural y el esfuerzo propio de Abraham, Isaac nació. Esto significa que Isaac nació de gracia, la cual es significada por Sara (Gá. 4:24-28, 31).

2. Crecido en Gracia

Isaac creció en gracia (Gn. 21:8). Por su historia vemos que no laboraba para hacer mucho. El nació en gracia, y también creció en gracia.

3. Siendo el Heredero en Gracia

Isaac también llegó a ser el heredero en gracia (Gn. 21:9-12). Todo lo que su padre tuvo era suyo, porque Abraham dio todas sus riquezas a este heredero único. Fue por gracia y no por su esfuerzo, que él llegó a ser el heredero de las riquezas de su padre.

4. Heredando la Promesa Dada a Su Padre

Isaac heredó no solamente lo que tenía su padre, sino también la promesa que Dios le había dado a su padre, especialmente el aspecto concerniente a Cristo como la bendición a todas las naciones de la tierra (Gn. 26:3-5).

B. El Reposar y el Disfrutar

Toda la vida de Isaac fue una vida de reposo y disfrute sin mucho sufrimiento. El estaba siempre tranquilo y reposado. Isaac no era una persona que laborase; él era una persona de disfrute. Su padre y su siervo lo hicieron todo para conseguir una novia —Rebeca— para él (Gn. 24:61-67). En toda su vida nunca sufrió sed. Adondequiera que él iba, ya fuese a un lugar equivocado o correcto, siempre había un pozo. En la siembra, Isaac cosechó ciento por uno y se hizo muy poderoso (Gn. 26:12-14).

III. EN JACOB SE VE LA SELECCION DE DIOS,
LA TRANSFORMACION EN VIDA Y LA MADUREZ EN VIDA

A. La Selección de Dios

1. Antes de Su Nacimiento

Jacob fue escogido desde antes de su nacimiento, aun antes de la fundación del mundo. “Y los hijos luchaban dentro de ella;...y le respondió Jehová; Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas;...Y el mayor servirá al menor” (Gn 25:22-23). Antes de que los hijos nacieran, Dios ya había dicho que el mayor serviría al menor, porque Dios había escogido al menor, Jacob. Según Efesios 1:4, el escoger de Dios es mucho antes de la fundación del mundo.

2. No de Sus Propias Obras,
Sino de Dios quien Llama

Romanos 9:11, refiriéndose a Jacob y Esaú, dice: “(Pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama)”. En este versículo vemos que la selección de Dios no depende de nuestras obras, sino de Dios quien llama.

B. La Transformación en Vida

1. Siendo Tratado

Aunque Jacob fue derrotado en el vientre de su madre por su hermano y nació en segundo lugar, siguió luchando para asir la primogenitura. Después de que Jacob al fin asió la primogenitura y la bendición de su padre, Esaú lo aborreció y tramó para matarlo. Así que, fue forzado a dejar a sus padres y huir a su tío Labán.

Jacob, después de llegar a la casa de Labán, fue probado aun más que antes. Le consumían la sequía por el día y la helada por la noche. No podía dormir. Sirvió a Labán catorce años por sus dos hijas, y seis años por su ganado. Labán cambió su salario diez veces (Gn. 31:40-41).

Jacob se casó con Lea, Raquel y las dos siervas y engendró doce hijos y una hija. Todos ellos fueron usados por Dios para tratar con Jacob por todos lados para que él fuera transformado.

2. Siendo Encontrado por Dios
y Recibiendo la Promesa de Dios

Durante su fuga a la casa de Labán, Jacob una noche se acostó a dormir en el desierto, poniendo a su cabecera una piedra. Mientras él soñaba, vio una escalera apoyada en la tierra. Y el Señor estaba en lo alto de ella y dijo: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia...y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente” (Gn. 28:10-14). Además, Dios prometió que El le daría a él y a su simiente la tierra de Canaán y que en su simiente (Cristo) todas las familias de la tierra serían bendecidas, así como Dios había prometido a Abraham y a Isaac. Así que Jacob tomó la piedra que había puesto de cabecera y la alzó como pilar y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, la casa de Dios (Gn. 28:18-19).